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Monografia de NIEBLA


Enviado por   •  15 de Octubre de 2018  •  Monografías  •  3.011 Palabras (13 Páginas)  •  383 Visitas

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Instituto Primo Capraro

Literatura

Eugenia Iraola

4to año “B”

2017

Sentimiento trágico:

Niebla de Miguel de Unamuno

Cuevas Jimena

Nasif Romina


Índice

Contenido

Niebla        3

La filosofía de Miguel de Unamuno        3

Niebla como metáfora del sentimiento trágico        8

Conclusión        11

Bibliografía        12


 Esta monografía se basa en el sentimiento trágico de la obra de Miguel de Unamuno, Niebla, publicada en el año 1914. En relación con este sentimiento, se aborda también la filosofía del autor y el concepto de niebla como metáfora del sentimiento trágico.

El sentimiento trágico descrito como “Niebla” en la vida del personaje principal es el que lo ayuda a cuestionarse los aspectos de la vida y llegar a alcanzar una conciencia y tomar decisiones propias.

Niebla

Niebla cuenta la historia de un personaje llamado Augusto Pérez quien, buscando sentido a su vida, se encuentra perdido en “la Niebla” de su existencia. Todo lo que le pasa en su vida le da razones para reflexionar e intentar resolver su conflicto entre sentimiento y razón. A lo largo de la historia, Augusto se enamora de dos mujeres; Eugenia, una pianista muy oportunista y Rosario, una empleada demasiado inocente, sin llegar a una verdadera relación con ninguna de las dos.

Se cruza también con otros personajes como Mauricio, un cínico, o Fermín, un anarquista, y con su amigo Víctor con el que tiene largas discusiones filosóficas sobre temas como la sociedad, la familia, el matrimonio, la literatura, la pasión, la realidad y la inmortalidad. Sin embargo, Augusto no sacia su ansia de amor y de eternidad, hasta que, a punto de suicidarse, decide enfrentarse al creador de su existencia ficticia; Unamuno, narrador personaje de su propia historia.

Si bien el último encuentro con el creador de su vida le permitirá descubrir la dimensión verdadera de su ser y un camino para alcanzar una dimensión eterna, esto no impedirá que al final se muera el protagonista.

La filosofía de Miguel de Unamuno

La filosofía de Miguel de Unamuno se formó bajo el Racionalismo y el Positivismo. El centro de su filosofía era la inmortalidad que, a través de la fe, proponía la existencia de un Dios inmortalizador. Unamuno desarrolla a través de su filosofía la búsqueda del ser, y el sentimiento trágico como medio de concientización:

 “[…] Todo esto que me pasa y que les pasa a los que me rodean, ¿es realidad o es ficción? ¿No es acaso todo esto un sueño de Dios o de quien sea, que se desvanecerá en cuanto Él despierte, y por eso le rezamos y elevamos a Él cánticos e himnos, para adormecerle, para acuñar su sueño? ¿No es acaso la liturgia de todas las religiones un modo de brezar el sueño de Dios y que no despierte y deje de soñarnos? […]”[1]

Se puede observar en la obra, mediante los pensamientos reiterados de Augusto, característicos de su sentimiento trágico, la incertidumbre acerca de la existencia de un ser superior, creador de la humanidad.

Según el autor de Niebla, lo trágico de la vida es lo que nos hace filosofar. Los momentos de desdicha son los que dan origen a este sentimiento trágico.

Un ejemplo sería cuando Augusto y Eugenia discuten por el pago de la hipoteca (lo que para Augusto ese es un momento lastimoso). Luego Augusto entra a su casa y ese sentimiento es el que lo impulsa a filosofar:

“[…] y ¡qué ojos, Orfeo, qué ojos! ¡Cómo le fulguraban cuando me dijo: “¡Quiere usted comprarme!, ¡quiere usted comprar no mi amor, que ese no se compra, sino mi cuerpo! ¡Quédese con mi casa!” ¡Comprar yo su cuerpo... su cuerpo...! ¡Si me sobra el mío, Orfeo, me sobra el mío! Lo que yo necesito es alma, alma, alma. Y una alma de fuego, como la que irradia de los ojos de ella, de Eugenia. ¡Su cuerpo... su cuerpo... sí, su cuerpo es magnífico, espléndido, divino; pero es que su cuerpo es alma, alma pura, todo él vida, todo él significación, todo él idea! A mí me sobra el cuerpo, Orfeo, me sobra el cuerpo porque me falta alma. O ¿no es más bien que me falta alma porque me sobra cuerpo? Yo me toco el cuerpo, Orfeo, me lo palpo, me lo veo, pero ¿el alma?, ¿dónde está mi alma?, ¿es que la tengo? […]El alma es un manantial que sólo se revela en lágrimas. Hasta que se llora de veras no se sabe si se tiene o no alma. Y ahora vamos a dormir, Orfeo, si es que nos dejan.”[2]

O cuando habla con Orfeo, su perro, frente a la muerte de su madre y el encuentro de Eugenia:

“Y ahora me brillan en el cielo de mi soledad los dos ojos de Eugenia. Me brillan con el resplandor de las lágrimas de mi madre. Y me hacen creer que existo, ¡dulce ilusión! […]Este amor, Orfeo, es como lluvia bienhechora en que se deshace y concreta la Niebla de la existencia. Gracias al amor siento al alma de bulto, la toco. Empieza a dolerme en su cogollo mismo el alma, gracias al amor, Orfeo. Y el alma misma, ¿qué es sino amor, sino dolor encarnado?”[3]

El autor, Unamuno, refleja en Niebla la realidad del hombre y sus problemas. La inmortalidad o mortalidad de alma (en Augusto, el personaje principal) reproduce la humanidad como Don Miguel la percibe.

“La novela del fracaso y hastió de lo cotidiano. Augusto Pérez, típico “héroe” unamuniano, encarna ideas de Unamuno, con sus paradojas y contradicciones. Acaso para aludir irónicamente a esa condición mediatizada, el personaje se rebela contra el autor que le quiere hacer desaparecer.” [4]

El fundamento de todo su pensamiento fue el hombre. Él estaba en contra del hombre tal como había sido pensado por los filósofos. Ellos hacían filosofía en vez de vivirla. El hombre tal como era descrito por los filósofos, Unamuno lo consideraba un ser “no pensante”. Es por eso que Unamuno entendía al hombre como un ser de carne y hueso, como una realidad existente, y explicaba su filosofía a través del personaje.

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