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Muerte


Enviado por   •  26 de Octubre de 2012  •  Ensayos  •  1.321 Palabras (6 Páginas)  •  294 Visitas

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egocijo supremo de la grotesca propaganda mediática posmoderna, el pedófilo no es más que una víctima de su desesperante necesidad de victimizar a su victimario. Esto estoy dispuesto a sostener, aún luego de las más diez mil horas de transmisión televisiva y cien mil páginas de prensa escrita empecinada en la descripción minuciosa del hasta más ínfimo detalle de la enfermiza monstruosidad del criminal sexual y de sus avergonzantes fechorías, con toda prescindencia de un análisis físico-psicológico apropiado; digamos, con el mismo rigor argumentativo con el que la ya mencionada maquinaria mediática presenta a los individuos en cuestión, pero con el fin tajantemente opuesto de quebrar el paradigma del violador contemporáneo. O por lo menos, de presentar alternativas a ese paradigma que a muy pocos o a nadie van a importarle a fin de cuentas. Absténgase aquel que tergiverse la dirección de este ensayo desentrañando una interpretación que busque alentar la perpetración de estos crímenes, de utilizar esa interpretación abiertamente como justificativo de su potencialmente dudosa conducta.

Sucede que el Mundo es Caos, así como es Caos todo lo que ocurre por fuera de sus bordes y es Caos todo aquello que en él esté contenido. Las sociedades humanas no escapan a esta realidad, sino que la complementan deliciosamente; al punto de habernos proveído a quienes las integramos las herramientas conceptuales para formular este tipo de hipótesis. Ni siquiera en la mente humana (o mejor, menos aún en la mente humana) puede el hombre encontrar un orden subyacente. Tenemos entonces, por un lado, caos o desorden total, tanto en nuestro interior como en la infinidad de estímulos externos que nos acosan continuamente: potencial ausencia de rasgos bien definidos que permitan el hallazgo de una causalidad acertada que dé cuenta del motivo por el cual pasan las cosas (dado que el Mundo es Caos porque todas las cosas poseen una determinada Causa), y por otro lado, el puñado de individuos que hoy nos conciernen, a saber, los que se deleitan con el sometimiento sexual involuntario de un impúber indefenso. Presentándolo así, y luego de reflexionar mínimamente sobre estos temas, sólo obstinados e ignorantes exigirían una más específica enumeración de razones para defender mi tesis. Las daré, simplemente por el hecho de que la gran mayoría de la gente es, de hecho, obstinada e ignorante; y porque cada vez son menos quienes vislumbran, o cada vez se requiere de un esfuerzo mayor para que el ser humano promedio pueda vislumbrar por un instante lo vacuo y efímero de su existencia (si bien una vez que se ha alcanzado ese plano, todos somos víctimas, o no somos Nada: esto es a gusto del consumidor).

Se infirió al principio que el pedófilo también puede ser una víctima; y en efecto, lo es. El pedófilo es víctima, tanto de ese Caos de intrometidas invasiones de eternos estímulos externos, como del horrendo Caos emocional desatado por un enigmático pasado personal, cargado de un contenido tal que torcería cualquier intelecto sano. El pedófilo es víctima del Caos de cada esfera o sector social, del Caos interno de cada individuo “normal” que conforma esas esferas, y que canaliza su caótico odio de inexplicable origen contra quienes cometen los actos que ellos mismos juzgan (o les han enseñado a juzgar) como malvados. El pedófilo es víctima de todos los que se tragan periódicos y noticieros, y demás medios que no hacen otra cosa que alimentar, cotidianizar y multiplicar aquellos mismos hábitos perversos que sus consumidores aborrecen. El pedófilo es víctima de todas las amas de casa y de todos los padres de familia del mundo. El pedófilo es víctima de la limitada y limitante moral occidental, impuesta por la escuela, por el juez, por la iglesia, por el hogar.

El pedófilo promedio es padre de familia, o bien maestro de escuela, o (¿cuándo no?) algún destacado miembro eclesiástico, entonces aquí tenemos un problema.

Difícilmente alguien pondría en duda que el que viola a un infante no lo hace sin saber que su

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