NATURALEZA Y ÉTICA EN ARISTÓTELES
Enviado por lylyan20 • 18 de Noviembre de 2014 • Tesis • 5.270 Palabras (22 Páginas) • 269 Visitas
NATURALEZA Y ÉTICA EN ARISTÓTELES
I. LA CONCEPCIÓN DE LA NATURALEZA EN ARISTÓTELES
I. 1. Noción de naturaleza (“physis”)
Esta noción es importante en todos los filósofos griegos pero Aristóteles fue el que con más detalle la estudió; toda su filosofía gira alrededor de este concepto, del mismo modo que la platónica lo hace alrededor del tema de las Ideas. Define la naturaleza como "la esencia de los seres que poseen en sí mismos y en cuanto tales el principio de su movimiento" y también como "el principio y causa del movimiento y de reposo en la cosa en que ella se halla, inmediatamente, por sí misma y no por accidente". Con estas afirmaciones quiere indicar, al menos, lo siguiente:
• la naturaleza se identifica con el ser propio de las cosas, con su esencia;
• pero de las cosas capaces de cambiar a partir de sí mismas;
• la naturaleza no sólo determina el tipo posible de movimientos de un objeto sino también el tipo de reposo que le conviene.
Aristóteles distingue tres tipos de causas o principios en la existencia, movimiento y posesión de uno u otro rasgo, propiedad o característica de los seres:
• por azar: los seres deformes o "monstruos de la naturaleza", la piedra que cae y que accidentalmente rompe una rama...;
• por arte o técnica, como ocurre con cualquiera de nuestras máquinas y las cosas que ellas hacen;
• por naturaleza, como los cuatro elementos, las plantas, los animales -el hombre incluido- y sus partes.
I. 2. Lo natural frente a lo artificial
El movimiento natural es aquel que le corresponde a una sustancia en virtud de sus propiedades naturales. El movimiento o cambio natural consiste en la modificación que sufre una entidad como consecuencia de su “afán” por la consecución de la forma a la que tiende, del fin al que aspira. El movimiento natural puede ser en función de la cualidad (el cambio que sufre una hoja en otoño), de la cantidad (el crecimiento de un árbol), pero también local. Este último punto es importante pues la física aristotélica hará difícil la introducción del principio de inercia al establecer que el estado natural de las cosas sublunares es el del reposo en el suelo en el caso de las cosas pesadas, y el estar arriba en el caso de la ligeras como el humo, siendo cualquier otro movimiento local algo que les ocurre a partir de un principio externo al propio objeto. El tema del movimiento natural es también fundamental en la ética aristotélica puesto que para este filósofo la conducta buena y la virtud no es otra cosa que aquella conducta y disposición del alma que le permite al sujeto realizar bien su función o finalidad propia, y la conducta y disposición del alma malas aparecen en el hombre cuando éste intenta violentar su naturaleza: la conducta buena es la conducta natural y la mala la antinatural.
Por su parte, movimiento artificial es aquel movimiento o cambio que le corresponde a un objeto artificial en virtud de sus propiedades artificiales, o el que corresponde a un objeto natural sin que sea consecuencia de su propia naturaleza, bien porque dicho cambio descansa en un agente externo bien porque el sujeto lo hace a partir de un aprendizaje. Hay que tener en cuenta que todo objeto artificial está hecho en último término con partes naturales por lo que todo objeto artificial tendrá dos tipos distintos de movimientos: aquellos que le corresponden por su dimensión natural (como el peso) y aquellos que le corresponden por su dimensión artificial (como el poder desplazarse a gran velocidad si se trata de un coche). Finalmente, no hay que creer que todo movimiento o cambio producto de la técnica deba ser necesariamente antinatural: en algunos casos será contrario a la naturaleza o violento como cuando alguien utiliza medios violentos para acabar con la vida de un ser vivo, y en otros casos será conforme a la naturaleza, como cuando un médico utiliza su saber para curar la fractura del brazo de una persona. El movimiento violento de un ente ocurre cuando dicho cambio es contrario a lo que establece su naturaleza.
I. 3. Principios del movimiento: acto y potencia
Aristóteles establece dos formas de ser atendiendo al tiempo: si nos fijamos en las características, propiedades o determinaciones que una cosa u objeto tiene en el presente, estamos pensando en el ser en acto; ésta es la más importante forma de ser, y, a veces, la define como la realidad del ser. Por el contrario, si nos fijamos en el futuro, en aquello que aún no es pero a lo que apunta un ser en virtud de lo que ya es, estamos pensando en el ser en potencia. El ser en potencia no es una pura nada, un futuro meramente imaginado, es una forma de ser inscrita en el sujeto o cosa del cual decimos que está en potencia precisamente en función de lo que es en acto; así, una semilla en acto es semilla y en potencia árbol, un niño en acto es niño y en potencia hombre; y la semilla en potencia es árbol y no hombre porque en acto es semilla y no niño. Aristóteles defenderá la primacía del acto respecto de la potencia pues algo es potencia (p. ej. un hombre) porque es acto en relación a algún conjunto de propiedades (p. ej. un niño) y la potencia es potencia respecto de un futuro acto. La potencia se divide en activa y pasiva: la potencia activa es la capacidad o poder o facultad para ejercer una transformación sobre algo, o de producir algo. La tradición aristotélica también utiliza esta noción en psicología, por ejemplo definiendo las facultades como las potencias activas del alma; la potencia pasiva es la capacidad o aptitud para llegar a ser otra cosa, para adquirir una determinación o forma. En este segundo sentido la potencia se contrapone al acto y así, dice Aristóteles, la semilla en potencia es árbol y en acto semilla, el niño en potencia es hombre y en acto niño.
I. 4. Tipos de movimiento. La substancia
Aristóteles distingue diversos tipos de cambio o movimiento:
• cambio sustancial: cuando desaparece una sustancia y da lugar a otra (como cuando quemamos un papel y lo convertimos en cenizas);
• cambio accidental: cuando una sustancia se modifica en alguno de sus atributos o características pero permanece siendo la misma; a su vez se divide en:
o según la cualidad: como cuando pasamos de jóvenes a adultos, o cuando una hoja cambia de color en otoño;
o según la cantidad: la tiza que se desgasta con el uso, el niño que crece;
o y el lugar: como cuando nos trasladamos en Metro de un lugar a otro.
Según la ontología aristotélica todas las cosas que podemos percibir, todas las cosas sensibles (tanto las naturales como las artificiales) están compuestas con la estructura acto y potencia y, dado que el movimiento es el paso de la potencia al acto, todas las cosas sensibles tienen el movimiento como uno de sus rasgos más característicos y definitorios.
La substancia es lo que permanece en el cambio accidental, el ser el mismo individuo, aunque modifique su aspecto a lo largo del tiempo; y también elser independiente, lo que tiene su ser no en otro sino en sí y es sujeto de propiedades o atributos. Debemos separar el nivel de los atributos (ser blanco o inteligente, por ejemplo, que son seres puesto que tienen realidad, pero que no pueden darse por sí mismos sino que siempre descansan en otra cosa de la cual decimos que son sus propiedades) y el nivel de la substancia (el que tiene una existencia propia e independiente, como el ser Sócrates o ser una piedra). La tradición aristotélico-tomista distingue también entre substancias primeras y substancias segundas. Las sustancias primeras son los sujetos individuales, sujetos compuestos de materia y forma. Sócrates, esta mesa, aquella planta, mi perro, Dios..., son sustancias porque son entidades individuales, entidades dotadas de existencia independiente; y son sustancias primeras porque en ellas descansan las otras determinaciones genéricas que les pueden sobrevenir (como ser hombres, perros, plantas...). Las substancias segundas son, por su parte, los géneros y las especies.
I. 5. Las causas del movimiento. La teoría hilemórfica
Para Aristóteles causa es todo principio del ser, aquello de lo que de algún modo depende la existencia de un ente; todo factor al que nos tenemos que referir para explicar un proceso cualquiera. Para entender cualquier ente debemos fijarnos en cuatro aspectos fundamentales (cuatro causas):
1. la causa material o aquello de lo que esta hecho algo;
2. la causa formal o aquello que un objeto es;
3. la causa eficiente o aquello que ha producido ese algo;
4. y la causa final o aquello para lo que existe ese algo, a lo cual tiende o puede llegar a ser.
Aristóteles pone el ejemplo de una escultura: si se trata de una escultura del dios Zeus hecha de bronce por un escultor con la finalidad de embellecer la ciudad, la causa material es el bronce, la causa formal el ser el dios Zeus, la causa eficiente el escultor, y la causa final el motivo de su existencia: embellecer la ciudad.
Todos los seres sensibles o perceptibles (los naturales y los artificiales) se componen de materia y forma (teoría hilemórfica). La materia es la realidad de la que está hecha una cosa, y, junto con la forma, es un elemento constitutivo de las sustancias individuales; desde el punto de vista dinámico es aquello susceptible de alguna determinación o forma, por tanto una realidad potencial. La forma es el conjunto de rasgos característicos de un objeto: en un primer nivel se identifica con la figura de un objeto físico; en otro sentido designa la estructura de algo frente a los elementos o materia que componen ese algo; y, ya en un sentido típicamente
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