No es posible disolver la identidad personal

COLEGIO ALEMÁN-PUERTO VARAS[pic 1][pic 2]

DEUTSCHE SCHULE

DEPARTAMENTO DE LENGUAJE Y FILOSOFÍA

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Nombre: Antonia González Aguayo

Fecha: 02/06/07

Curso: IIIºB

No es posible disolver la identidad personal

Numerosos autores postmodernos han planteado que la identidad personal se puede disolver, debido a factores como la multiplicidad de relaciones interpersonales, la variedad de experiencias vividas o los cambios sociales. Pero, ¿es posible una trasformación de la identidad personal? ¿Acaso los individuos pueden alterar su identidad, a tal grado de volverse irreconocibles? ¿Existen elementos que impiden tal cambio? Este trabajo se centrará en esos elementos y en como mantienen la esencia de la identidad personal de un individuo a través de los años.

La identidad se define como el conjunto de características de una persona o comunidad, capaz de diferenciarlos de los demás. “La identidad personal es el resultado de un proceso de individuación, es decir, de diferenciación del individuo del resto de las personas.” (1) “La identidad social puede ser definida, efectivamente, como el resultado de un proceso de distinción entre un “nosotros” frente a un “ellos”, fundada sobre diferencias culturales.” (2) Erikson afirma que el desarrollo de la identidad personal se desenvuelve en una serie de etapas a lo largo de toda la vida, a diferencia de Freud, quien postula que se detiene hacia los 20 años.

Se dice que existen cuatro elementos que anclan la identidad personal de los individuos. El primero de éstos es el cuerpo, donde está el origen de la identidad personal. La apariencia física, la evolución a lo largo de la vida y la localización espacio-temporal son los elementos que sirven como criterios para la asignación de una identidad. El cuerpo tiene una función muy importante en el establecimiento de la identidad ante los otros pues, ¿de que otra forma las personas podrían reconocerse unas a otras? El cuerpo, como la identidad, se enfrenta a cambios, pero sigue siendo el mismo, permaneciendo frente a la variabilidad. Tiene una función muy importante a la hora de mostrar la identidad ante los otros, ya que, al juzgarse por la apariencia, los individuos utilizan el cuerpo para convencer a los demás de lo que son. No parecer uno mismo, ya sea por un cambio de aspecto o comportamiento, pareciera ser una especie de traición. En la actualidad hay innumerables soportes que permiten a la identidad quedar fijada. Al observar fotografías antiguas se verá a la misma persona, pero en otro espacio-tiempo, más joven y con menos experiencias vividas. Las últimas son causa fundamental de las modificaciones de la identidad.

El segundo elemento es el nombre propio, por el que se nos reconoce y por el que nos reconocemos. Nos enlaza a elementos de nuestra propia historia. “Nuestros apellidos nos enlazan a nuestras raíces familiares, son las marcas del linaje, por ello difícilmente renunciables. Nuestros nombres nos ligan a nuestros padres, a los motivos elegidos para la elección de ese nombre y no de otro. De este modo, el nombre propio nos liga a un espacio y a un tiempo, así como a unas determinadas relaciones en cuanto constitutivas de la identidad personal.” (3) El nombre y el apellido son los elementos más utilizados para distinguir a una persona y se utilizan en todos los documentos, formularios y registros, utilizándose a nivel administrativo o legal para registrar la existencia de los individuos oficialmente. En la actualidad escapar del nombre es una tarea casi imposible, debido al control de la identidad, menos eficiente en tiempos pasados. El nombre se convierte en la marca que sujeta al cuerpo y hace responsable de las acciones.

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