Nueva perspectiva filosófica en América Latina
morasanz2006Tesis28 de Febrero de 2013
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Nueva perspectiva filosófica en América Latina:
el grupo Modernidad/colonialidad
Damián Pachón Soto
"El problema principal de la filosofía moderna occidental reside, pues, en la forma selectiva de su escepticismo radical: en el hecho de que nunca interrogó seria, ni sistemáticamente, a la colonialidad”. (Maldonado-Torres, 2007, 157)
El objetivo del presente ensayo [1] es presentar un nuevo movimiento filosófico surgido en América Latina. Se trata del Grupo Modernidad/colonialidad (en adelante MC). Para llevar a cabo el objetivo dividiré el ensayo en tres partes. En la primera, presentaré el grupo, sus integrantes, sus principales características y su ubicación en el panorama filosófico del siglo XX. En la segunda, se expondrán las bases conceptuales del grupo, los principales aportes teóricos, así como su pensamiento crítico. En esta parte se tratarán conceptos como sistema-mundo, mito de la modernidad, colonialidad del poder, colonialidad del saber, violencia epistémica, el punto cero, colonialidad del ser, etc. Por último, me centraré en la utopía emancipatoria del colectivo.
El Grupo Modernidad/colonialidad
En una ponencia presentada en el Tercer Congreso Internacional de Latinoamericanistas en Europa, Ámsterdam, julio de 2002, Arturo Escobar, antropólogo colombiano, profesor de la Universidad de Carolina del Norte, presentó la disertación “Mundos y conocimientos de otro modo”, en la cual hacía un presentación general del Grupo MC [2]. El título de la conferencia es importante porque, a mi juicio, contiene dos aspectos nucleares del trabajo del grupo: “Mundos y conocimientos de otro modo” se refiere, precisamente, a una utopía donde se busca un mundo mejor y a un proyecto epistemológico nuevo. En ambos casos se trata de alternativas a la modernidad eurocéntrica, tanto en su proyecto de civilización, como en sus propuestas epistemológicas.
El grupo está formado por varios intelectuales de América Latina. Unos residen en sus respectivos países, otros en Estados Unidos. Es un grupo heterogéneo, transdisciplinar, cuyos integrantes comparten un acervo conceptual común, realizan investigaciones, publicaciones conjuntas, eventos y se reúnen frecuentemente para discutir sus aportes. En el grupo MC hay también intelectuales militantes o comprometidos con movimientos políticos, sociales, ONGs, etc. De tal manera que no se trata del filósofo clásico que se enclaustra en su biblioteca y desde allí, con sus libros, conceptúa sobre lo divino y lo humano. Esto no quiere decir que el trabajo individual del filósofo no tenga ningún valor, de hecho lo tiene. Además, los grandes sistemas filosóficos del pasado se construyeron individualmente. Sin embargo, en el caso del grupo MC se lleva a la praxis eso que en estos tiempos se ha llamado transdisciplinariedad, es decir, la confluencia de las disciplinas para el estudio de un objeto particular. Ya no se trabaja monolíticamente en compartimientos, sino abordando el objeto de estudio desde distintos ángulos y miradas. Ya no es la exclusión, sino la inclusión de distintos saberes en la investigación. Por eso en el grupo encontramos filósofos, sociólogos, antropólogos, semiólogos, etc.
Hay que decir que en el grupo se discuten los aportes individuales de sus miembros y se debaten esos nuevos conceptos. Dado el caso, son acogidos por el grupo. De ahí que encontremos conceptos que se van popularizando entre sus integrantes. De acuerdo con esto, podemos encontrar figuras centrales en el colectivo y otras menores o que han participado menos o, tal vez, han aportado en menor grado teóricamente. Sin duda, las figuras centrales del colectivo son el filósofo argentino Enrique Dussel, el sociólogo peruano Aníbal Quijano y el semiólogo y teórico cultural argentino-estadounidense Walter D. Mignolo, quienes han aportado los conceptos que se han convertido en el punto de partida para los demás miembros. Existe un segundo nivel de integrantes, que, igualmente, han realizado aportes relevantes, pero su trabajo ya acoge los aportes del anterior trío. Entre ellos se encuentran: el filósofo colombiano Santiago Castro-Gómez, el antropólogo colombiano Arturo Escobar, el sociólogo venezolano Edgardo Lander, el antropólogo venezolano Fernando Coronil, el filósofo puertorriqueño Nelson Maldonado Torres, el sociólogo puertorriqueño Ramón Grosfoguel, la lingüista norteamericana Catherine Walsh, quien trabaja desde la perspectiva de los estudios culturales en Ecuador, etc. Otros intelectuales cercanos al grupo, o que constituyen generaciones nuevas son: Oscar Guardiola Rivera, filósofo colombiano, Zulma Palermo, Freya Schiwy, Juliana Flórez, Mónica Espinosa, etc. Es justo resaltar aquí el diálogo, los aportes, también las actividades académicas conjuntas que con los principales miembros del grupo ha realizado el sociólogo norteamericano Immanuel Wallerstein.
¿Por qué el paradigma modernidad/colonialidad? La respuesta es sencilla, si bien la riqueza conceptual que nace de ese paradigma es compleja y útil analíticamente: “la colonialidad es constitutiva de la modernidad, y no derivativa” (Mignolo, 2005, 61). Este es un postulado base del grupo. Sirve para desmitificar la lectura simplista, eurocéntrica, donde el colonialismo aparece derivado de la lógica moderna y, a lo sumo, aportando sólo recursos y mano de obra para la constitución del capitalismo global. En realidad es un proceso horizontal: sin colonialidad no hay modernidad ni viceversa, modernidad y colonialidad son dos caras de la misma moneda. Una es impensable sin la otra. Digamos, por ahora, que gracias a la colonialidad, Europa pudo producir las ciencias humanas como modelo único (aunque no en una relación causal, sino de interdependencia), válido, universal y objetivo de producir conocimientos, a la vez que desechó todas las epistemologías de la periferia. En la base del grupo, hay pues, una lectura de-constructiva de la visión tradicional de la modernidad, una atención especial al colonialismo, a la subalternización cultural y epistémica de las culturas no-europeas, una crítica al eurocentrismo, tal como lo ha puesto en presente Arturo Escobar en la conferencia citada.
Es necesario, también, indicar la razón del término “colonialidad” que aparece en el paradigma y diferenciarlo del término “colonialismo”. Según Aníbal Quijano (2007, 93) son dos conceptos relacionados pero distintos. El colonialismo está referido a un patrón de dominación y explotación donde “el control de la autoridad política, de los recursos de producción y del trabajo de una población determinada lo detenta otra de diferente identidad, y cuyas sedes centrales están, además, en otra jurisdicción territorial. Pero no siempre, ni necesariamente, implica relaciones racistas de poder. El Colonialismo es, obviamente, más antiguo, en tanto que la colonialidad ha probado ser, en los últimos 500 años, más profunda y duradera que el colonialismo. Pero sin duda fue engendrada dentro de éste, y, más aún, sin él no habría podido ser impuesta en la intersubjetividad de modo tan enraizado y prolongado”. Por su parte, Nelson Maldonado Torres, tal vez de forma más clara, aunque siguiendo a Quijano, los ha diferenciado así: “Colonialismo denota una relación política y económica, en la cual la soberanía de un pueblo reside en el poder de otro pueblo o nación, lo que constituye a tal nación en un imperio. Distinto a esta idea, la colonialidad se refiere a un patrón de poder que emergió como resultado del colonialismo moderno, pero que en vez de estar limitado a una relación formal de poder entre dos pueblos o naciones, más bien se refiere a la forma como el trabajo, el conocimiento, la autoridad y las relaciones intersubjetivas se articulan entre sí a través del mercado capitalista mundial y de la idea de raza. Así, pues, aunque el colonialismo precede a la colonialidad, la colonialidad sobrevive al colonialismo. La misma se mantiene viva en manuales de aprendizaje, en el criterio para el buen trabajo académico, en la cultura, el sentido común, en la auto-imagen de los pueblos, en las aspiraciones de los sujetos, y en tantos otros aspectos de nuestra experiencia moderna. En un sentido, respiramos la colonialidad en la modernidad cotidianamente” (2007, 131. Resaltados fuera del texto). Con esto se quiere mostrar que el colonialismo es mucho más que una imposición política, militar, jurídica o administrativa. Éste, en forma de colonialidad, llega a capas más profundas y pervive aún a pesar de la descolonización o emancipación de las colonias españolas en el siglo XIX o las de Asia y África en el siglo XX. El grupo MC quiere mostrar que a pesar del fin de los colonialismos modernos (como los de América, Asia o África), la colonialidad pervive. Aquí es preciso recordar que con la emancipación jurídico-política de África o Asia, proceso que culmina en los años 60, se empezó a hablar de la época poscolonial, de ahí ese número impresionante de estudios que surgieron, lo cual parecía indicar que el colonialismo se había acabado, pues se estaba “más allá” del mismo. Sin embargo, si bien ese colonialismo tradicional, “exterior”, terminó, las estructuras subjetivas, imaginarios, colonización epistemológica, etc., pervivieron. Por eso los autores citados han dicho que la colonialidad le sobrevivió al colonialismo. Sólo que la colonialidad que sobrevivió se rediseña, se readapta, en el capitalismo posmoderno, posfordista, pero no desaparece. A esa nueva colonialidad es lo que algunos autores del grupo llaman poscolonialidad, en últimas, una colonialidad posmoderna que se ha adaptado en la nueva versión del capitalismo
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