ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Origen y destino del hombre


Enviado por   •  14 de Agosto de 2019  •  Apuntes  •  1.361 Palabras (6 Páginas)  •  140 Visitas

Página 1 de 6

Unidad 1: Origen y destino del hombre

  1. El origen

Hace pocos años atrás copó los medios de comunicación la noticia de que la asociación de derechos humanos Abuelas de Plaza de Mayo acababa de encontrar al nieto que su presidenta, Estela de Carlotto, buscó durante 36 años. Todo comenzó cuando Guido Montoya Carlotto, ahora el nieto recuperado 114, fue a realizarse un análisis de AND para conocer su verdadera identidad. En este suceso de tanto impacto en nuestra sociedad podemos apreciar la presencia de uno de los temas antropológicos que más ha preocupado al hombre a lo largo de la historia: la pregunta por su propio origen. Guido buscaba saber quiénes eran sus padres biológicos, es decir, sus progenitores inmediatos, y también sus abuelos biológicos. Pero esta inquietud podría llevarse más allá y plantear la pregunta por el origen de nuestra especie. ¿De dónde venimos los seres humano? Y aún más allá. ¿Cómo se formó el Universo? Es la inquietud que Heidegger ha expresado en su famosa pregunta ¿por qué es el ser y no más bien la nada?

A este cuestionamiento se han dado distintas respuestas a largo de la historia. Algunos plantean que en el origen del hombre y de todo lo demás está el azar y la casualidad. A partir de una gran masa de materia informa que fue mutando azarosamente se fueron produciendo las distintas mutaciones genéticas que conforman los distintos seres.

“Decimos que estas alteraciones son accidentales, que tienen lugar al azar. Y ya que constituyen la única fuente posible de modificaciones del texto genético, único depositario, a su vez, de las estructuras hereditarias del organismo, se deduce necesariamente que sólo el azar está en el origen de toda novedad, de toda creación en la biósfera” (Monod, El azar y la necesidad).

Es decir, que el origen del mundo no surge de ningún plan ni de ningún propósito, sino que es totalmente fortuito.

Por el contrario, otros pensadores han planteado que en el mundo puede apreciarse claramente un diseño. O sea, que la naturaleza de parece más a una obra de arte, a algo pensado, que a un terreno baldío. Y así como no hay diseño sin diseñador ni obra de arte sin artista tampoco puede sostenerse que el orden que se encuentra en el mundo no surja de un ordenador.

“Del mismo modo que una semilla se encuentra, de modo invisible, todo lo que se manifestará luego en el árbol, así hay que concebir el mundo cuando Dios lo creó todo a la vez, en el sentido de que en él se encontraba todo lo que apareció al surgir la luz: no sólo el cielo y la tierra, con el sol, la luna y las estrellas, (…) sino también la tierra y los abismos (…). Y asimismo todo lo que produjeron más tarde el agua y la tierra, lo llevaban en potencia y de un modo causal antes de que apareciese, según las etapas del tiempo, todo lo que conocemos de estas obras en cuyo seno obra Dios sin cesar” (San Agustín, Patrología Latina XXXIV).

Esta idea de que Dios, desde el comienzo pensó y luego creó el mundo fue incorporada en el cristianismo dándole al hombre un origen divino, tal como expresa el Salmo:

“Mi alma conocías cabalmente y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que existiera uno solo de ellos” (Salmo 139).

  1. El destino

¿Por qué te parece que el nieto de Carlotto quería conocer su verdadera identidad? Probablemente, además de conocer su origen, quería quién era él verdaderamente. Por eso se cambió el nombre cuando supo quién era. Saber de dónde venimos nos ayuda a saber quiénes somos. Pero para saber completamente quiénes somos, no basta saber nuestro origen, de dónde venimos. También tenemos preguntarnos por nuestro destino, es decir, hacia dónde vamos, cuál es el sentido de la vida del hombre, cuál es el sentido de nuestra vida.

Con respecto a esto, también se han dado diversas respuestas. Algunos han planteado, en conformidad con la idea de que nuestro origen es el azar, la idea de la vida del hombre no tiene ninguna finalidad. Es un sin razón que no está regido por nada ni por nadie. Y que, por lo tanto, lo único que nos espera después de una vida más o menos corta, es la muerte. Entonces, como decía Sartre (La nausea): “Todo existente nace sin razón, se prolonga por debilidad y muere por casualidad”.

Otros sostienen que el fin del hombre es la vida misma en la que el ser humano se va perfeccionando cada vez más y va dejando detrás de sí los aportes de su vida que sirven para el progreso de la humanidad: “Tal es la bella empresa que he emprendido y cuyo resultado será mostrar por el razonamiento y por los hechos que no hay marcado ningún término al perfeccionamiento de las facultades humanas; que la perfectibilidad del hombre es realmente indefinida; que los progresos de esta perfectibilidad, independientes de todos poder que quisiera detenerlos, no tiene ningún otro término que la duración del globo en que nos ha lanzado la Naturaleza. Sin duda que estos progresos podrán seguir una marcha más o menos rápida, pero jamás será retrógrada...” (Condorcet, Bosquejo de un cuadro histórico de los progresos del espíritu humano). Y otros, que estamos hechos para un fin, pero que trasciende la vida terrenal. Este fin es el creador mismo quien nos hizo para Él.  “Grande eres, Señor, y laudable sobremanera (…) porque nos has hecho para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti” (San Agustín, Confesiones).

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (8.3 Kb)   pdf (121.3 Kb)   docx (370 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com