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POR QUE CREE QUE LA GIOCONDA O MONA LISA ES UNA PINTURA IMPORTANTE EN EL RENACIMIENTO


Enviado por   •  28 de Octubre de 2014  •  1.977 Palabras (8 Páginas)  •  285 Visitas

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POR QUE CREE QUE LA GIOCONDA O MONA LISA ES UNA PINTURA IMPORTANTE EN EL RENACIMIENTO.

La Gioconda (La Joconde en francés), también conocida como La Mona Lisa, es una obra pictórica del italiano Leonardo da Vinci. Adquirida por el rey Francisco I de Francia a principios del siglo XVI, desde entonces es propiedad del Estado Francés, y actualmente se exhibe en el Museo del Louvre de París. Su nombre, La Gioconda (la alegre, en castellano), deriva de la tesis más aceptada acerca de la identidad de la modelo: la esposa de Francesco Bartolomeo de Giocondo, que realmente se llamaba Lisa Gherardini, de donde viene su otro nombre: Mona (señora, del italiano antiguo) Lisa.

Es un óleo sobre tabla de álamo de 77 x 53 cm, pintado entre 1503 y 1519,[1] y retocado varias veces por el autor. Se considera el ejemplo más logrado de sfumato, técnica muy característica de Leonardo, si bien actualmente su colorido original es menos perceptible por el oscurecimiento de los barnices. El cuadro está protegido por múltiples sistemas de seguridad y ambientado a temperatura estable para su preservación óptima. Es revisado constantemente para verificar y prevenir su deterioro. Por medio de estudios históricos se ha determinado que la modelo podría ser una vecina de Leonardo, que podrían conocerse sus descendientes y que la modelo podría haber estado embarazada. Pese a todas las suposiciones, las respuestas en firme a los varios interrogantes en torno a la obra de arte resultan francamente insuficientes, lo cual genera más curiosidad entre los admiradores del cuadro.

La fama de esta pintura no se basa únicamente en la técnica empleada o en su belleza, sino también en los misterios que la rodean. Además, el robo que sufrió en 1911, las reproducciones realizadas, las múltiples obras de arte que se han inspirado en el cuadro y las parodias existentes contribuyen a convertir a La Gioconda en el cuadro más famoso del mundo, visitado por millones de personas anualmente.

PARRAFOS DEL RENACIMIENTO

La Divina comedia destaca por la energía expresiva, el desgarro emocional y la originalidad de sus imágenes. El tema central es el destino trascendente y la reflexión acerca del alma humana, todo ello enmarcado en una concepción del mundo que reúne componentes cristianos y otros provenientes de la cultura clásica de la antigüedad grecolatina.

Un ejemplo de la concepción amorosa de Dante, precursora del pleno Renacimiento en su caracterización de la dama como mujer angélica, es el soneto «Tanto gentile e tanto onesta pare» ('Tan gentil y tan honesta parece') que pertenece a su obra Vita nuova ('Vida nueva'), compuesta hacia 1293:

Tanto gentile e tanto onesta pare

la donna mia quand'ella altrui saluta,

ch'ogne lingua deven tremando muta,

e li occhi no l'ardiscon di guardare.

Ella si va, sentendosi laudare,

benignamente d'umiltà vestuta;

e par che sia una cosa venuta

da cielo in terra a miracol mostrare.

Mostrasi sì piacente a chi la mira,

che da per li occhi una dolcezza al core,

che'ntender non la può chi non la prova;

e par que de la sua labbia si mova

un spirito soave, pien d'amore,

che va dicendo a l'anima: sospira. Tan gentil, tan honesta en su pasar

es mi dama cuando a otros saluda,

que toda lengua tiembla y queda muda,

y los ojos no se atreven a mirar.

Ella se va, oyéndose alabar,

benignamente de humildad vestida,

y parece que sea cosa venida

para un milagro del cielo mostrar.

Se muestra tan grata a quien la admira,

dan al pecho sus ojos tal dulzor,

que no puede entender quien no lo prueba;

parece de sus labios que se mueva

un soplo suave, tan lleno de amor,

que al alma va diciéndole: suspira

He aquí un soneto característico de la lírica de Petrarca:

Onde tolse Amor l’oro, et di qual vena,

per far due trecce bionde? e ’n quali spine

colse le rose, e ’n qual piaggia le brine

tenere et fresche, et die’ lor polso et lena?

Onde le perle, in ch’ei frange et affrena

dolci parole, honeste et pellegrine?

onde tante bellezze, et sí divine,

di quella fronte, piú che ’l ciel serena?

Da quali angeli mosse, et di qual spera,

quel celeste cantar che mi disface

sí che m’avanza omai da disfar poco?

Di qual sol nacque l’alma luce altera

di que’ belli occhi ond’io ò guerra et pace,

che mi cuocono il cor in ghiaccio e ’n fuoco?

¿Dónde cogió el Amor, o de qué vena,

el oro fino de tu trenza hermosa?

¿En qué espinas halló la tierna rosa

del rostro, o en qué prados la azucena?

¿Dónde las blancas perlas con que enfrena

la voz suave, honesta y amorosa?

¿Dónde la frente bella y espaciosa,

más que el primer albor pura y serena?

¿De cuál esfera en la celeste cumbre

eligió el dulce canto, que destila

al pecho ansioso regalada calma?

Y ¿de qué sol tomó la ardiente lumbre

de aquellos ojos, que la paz tranquila

para siempre arrojaron de mi alma?

PROBLEMA DE LA FILOSOFIA DE PLATON

Puesto que la verdad es atemporal (lo que es verdadero lo es siempre, como sucede en los teoremas geométricos), se plantea cómo obtener ese conocimiento universalmente válido de objetos en constante cambio. De ahí el famoso dualismo platónico entre un mundo de ideas inteligibles, eternas e inmutables, y un mundo de cosas perceptibles, temporales y en perpetua transformación. En sentido estricto sólo cabe ciencia de lo inteligible, pero entonces la astronomía y la física estarían condenadas de antemano (de hecho esta última si quedará excluida por Platón del ámbito de la ciencia). La única manera de fundar una ciencia de lo visible es encontrar, tras este ámbito de lo visible, alguna huella de lo inteligible; o dicho en otros términos, rastrear elementos racionales en un contexto meramente sensible. Esto a su vez exige especificar aquello que caracteriza a lo racional entre lo sensible. En definitiva, se trata de saber qué quiere decir comprender aplicado al conjunto de cosas que afectan a nuestros sentidos, y no simplemente observar acumulando datos empíricos. Einstein decía, asumiendo una posición profundamente platónica, que la comprensibilidad implica la creación de un cierto orden en las impresiones sensoriales. Y, en efecto, conocimiento racional y orden son términos que nunca caminan uno muy lejos del otro. Es posible hacer ciencia del mundo sensible (celeste) única y exclusivamente porque está ordenado, o mejor, según Platón, porque ha sido ordenado por la acción de un Demiurgo (en la filosofía griega la materia puede ser ordenada por un ser superior pero no creada, como sucede en el pensamiento judío).

¿Qué entiende este filósofo por ordenación? Estar ordenado significa ser partícipe de algunos signos distintivos del mundo de las Ideas. Las formas inteligibles o Ideas están jerarquizadas, de modo que no todas son de igual rango. En el grado más elevado hallamos las Ideas de Bien y de Belleza. Ambas presiden el ámbito de lo inteligible, otorgándole ciertas características: orden, armonía, simplicidad, proporción, simetría. A su vez esta belleza del mundo inteligible se contagia al mundo sensible, permitiéndonos descubrir en él vestigios (=rastros) de racionalidad. El mundo sensible ha sido dispuesto por el Demiurgo a imitación del inteligible; por ello es armonioso, regular, simétrico, bello. La cuestión que a continuación se suscita es la del lenguaje apto para expresar esta belleza, que no es sensible sino racional (es posible apreciarla, por ejemplo, en un teorema matemático, más que en los colores de un paisaje de otoño). La respuesta de Platón no nos sorprende veinticuatro siglos después: el lenguaje es el de las matemáticas. Dado que únicamente hay verdadero conocimiento de lo que no cambia, sólo es posible captar racionalmente lo que permanece invariante en todo cambio, la ley. Pero lo que la ley expresa son determinadas relaciones invariantes. Son precisamente esas relaciones invariantes, presentes en la Naturaleza, lo que el científico ha de aprender y conocer.

Todo ello no podía por menos de ejercer una influencia decisiva en la astronomía. Esta ciencia se ocupa del movimiento de los astros. Ahora bien, habrá que decidir si nos referimos a los complicados e irregulares movimientos que vemos, o a los simples y ordenados que no vemos. Pitágoras ha puesto de manifiesto la posibilidad de descomponer la compleja trayectoria helicoidal (=en forma de hélice) del Sol en dos movimientos circulares simples, el diurno y el anual. Y la cuestión es si el movimiento real del Sol es el helicoidal que la observación pone de manifiesto, o los circulares que hemos deducido racionalmente. La respuesta de Platón es clara: "Los verdaderos movimientos son perceptibles para la razón y el pensamiento, pero no para la vista" (Platón, 1969: VII, 529 d). Si los movimientos de los astros son susceptibles de ser conocidos racionalmente y la astronomía como ciencia es posible, entonces quiere decirse que sus movimientos son ordenados, aunque la observación directamente no lo ponga de manifiesto. Luego, bajo los movimientos irregulares aparentes ha de ser posible encontrar los verdaderos movimientos regulares. En el Cielo ni hay ni puede haber astros errantes, que recorran cada vez un camino distinto. El Sol, la Luna y los planetas, aunque en apariencia describan trayectorias sin figura precisa, en realidad se hallan sometidos a la necesidad de una ley inalterable, como inalterables son las propiedades de las figuras geométricas.

La astronomía está estrechamente emparentada con la geometría. Su objeto es el estudio de los sólidos en movimiento. El problema que se plantea es cuál sea la figura más adecuada a dichos sólidos y al movimiento que realizan. La respuesta no puede ser otra que la figura más simétrica, es decir, la más capaz de no verse alterada cuando es sometida a ciertas transformaciones como, por ejemplo, el giro. Y esa figura es desde luego la esfera (en tres dimensiones) y el círculo (en dos). En definitiva, la figura perfecta es la esfera y el movimiento perfecto es el circular. Estos criterios de tipo matemático-estético van a traer consigo la adopción de compromisos muy precisos, que influirán decisivamente en el desarrollo de la astronomía desde el siglo IV a. C. hasta el siglo XVII.

LAS IDEAS SEGÚN ARISTOTELES Y PLATON.

ARISTOTELES

La idea para Aristóteles es producto del conocer. Para éste, la capacidad de sensación - percepción, imaginación y memoria, son propias de los animales, mientras que las de los seres humanos son todas. Los seres humanos tienen la capacidad de intelección, juicio y raciocinio, estas capacidades, compensadas con las otras, forman al hombre y lo preparan moralmente, a través de esos conceptos, surgirá la idea. Otros sentidos del conocer para Aristóteles son; El Arte o la Técnica, aquella ciencia del saber hacer para alcanzar los fines deseados de forma de universal y por ello se puede enseñar. La Sophía para Aristóteles es el conocimiento supremo, que dice lo que las cosas son y porqué son (su causa, que lo intenta explicar en el movimiento). Lo que intenta Aristóteles es conocer las cosas tal y como son, entendidas sus causas y sus principios.

PLATON

La idea es como una especie de perfección absoluta que los objetos del mundo sensible participan, para entender bien la teoría de las ideas se debe de hacer con terminos de entidades matemáticas, los circulos que vemos en el mundo sensible es decir los que tu haces sobre tu hoja o los que ves en las mesas son entes materiales que se parecen al circulo ideal, que se encuentra en el mundo de las ideas como un objeto inmutable que se puede alcanzar con la razón, asi los hombres son hombres es decir cuanta mas cualidad tengas de hombre te parecerás más a la idea de hombre, y todas las acciones que vemos de justicia tienen algo en común y ese parecido es que se parece a la idea absoluta de justicia es decir la justicia en sí todas las cosas del mundo sensible se parecen a sus modelos absoluto sin nunca llegar a ser como ellos. La tarea de la filosofía consiste en ascender desde el Mundo Sensible al Mundo de las Ideas y en éste contemplar la Idea de Bien (por eso Platón define la filosofía como “una ascensión al ser”). Esta teoría es fundamentalmente una teoría ontológica pero tiene claras repercusiones en otros ámbitos como la antropología, la teoría del conocimiento, la ética y la política.

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