Paradigmas Emergentes
18 de Junio de 2013
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RESUMEN
Los paradigmas científicos han constituido a lo largo de la historia, la fuente fundamental explicativa por parte de la ciencia de los fenómenos y hechos que surgen por el constante devenir de las transformaciones y cambios sobre las contradicciones de la conducta humana.
El mundo se caracteriza por la globalización en el que los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son recíprocamente interdependientes, lo que conlleva a una necesaria perspectiva más amplia (holística y ecológica) que nos aporte una nueva visión de la realidad, no tan reduccionista sino un paradigma, es decir, una transformación fundamental de nuestro modo de pensar, percibir y valorar, puesto que la sociedad del presente siglo, avanza cada día con la premura del desarrollo intelectual y científico; desarrollo que no solo traerá cambios significativos en los modos de vida y pensamientos, sino también porque el conocimiento y la información van adquiriendo el rango de propulsor de todo tipo de progreso. Este progreso en el accionar característico de toda sociedad es influyente significativa y progresivamente en el prisma científico tradicional ya que éste impera desde el siglo XVIII con el Iluminismo.
Con el paso de la historia la ciencia se adueño del génesis y desarrollo del conocimiento formal y de allí surgieron los paradigmas y los cuales se plantearon como alternativas de investigación en todos los campos del saber humano.
Desde este particular los principios de incertidumbre, de exclusión y el de complementariedad son logros que ayudaran a la formación del llamado paradigma emegente, el cual es la guía de la interpretación de las interpretaciones y la explicación de las explicaciones.
INTRODUCCIÓN
Este ensayo ofrece una rápida panorámica de la emergencia de un nuevo paradigma integral como resultado de la progresiva ruptura de los viejos sistemas positivistas y sus percepciones atomistas del mundo. Gracias a la contribución de la física cuántica, las matemáticas y la química que fueron causa de coyuntura en la época de una ciencia moderna, fue posible la adquisición de un estilo distinto de concebir al mundo acompañado de los procesos complejos que lo caracterizan, aportando sobre todo en el campo de las ciencias sociales métodos adaptados de manera particular para el desarrollo en su campo de estudio.
Hemos pasado de estudiar a la naturaleza humana desde el ojal de la puerta, a la apertura de la misma; posibilitando así una super-visión cósmica de interrelaciones hilvanadas con absoluta complejidad entre aquellas disciplinas donde aspirábamos explicar aisladamente los fenómenos que suscitaban nuestro interés. Es asombroso experimentar el sin limites que propulsan estos nuevos paradigmas, ya que al profundizar en los estratos científicos de ciertos campos, es imposible no conseguirse con una conexión transdisciplinaria que nos teletransporta a otros lugares de razonamiento universal.
PARADIGMAS EMERGENTES
Este periodo que nos ha tocado vivir se puede designar como de incertidumbre en las cosas fundamentales que afectan al ser humano, condición ésta que repercute directamente en la explosión y el volumen del caudal de conocimientos que se generan a diario. La inseguridad producto de la misma incertidumbre hace que la mente del onto pensante y reflexivo sea cuestionada por la duda, la perplejidad; conllevando esto a una crisis de los fundamentos del conocimiento científico, filosófico y en general del pensamiento.
Como producto de tal ruptura ideológica, se hizo necesaria la gestación de los nuevos paradigmas, ya que el modelo vigente señala Capra, ha dominado nuestra cultura durante varios siglos, formando la sociedad occidental moderna e influyendo significativamente en el resto del mundo. Este modelo consiste, entre otras cosas, en la visión del universo como si fuese un sistema mecánico compuesto de bloques elementales; la visión del cuerpo humano como si fuese una máquina; la visión de la vida social como si tuviese que ser forzosamente una lucha competitiva por la existencia; la creencia en el progreso material ilimitado que debe alcanzarse mediante el crecimiento económico y tecnológico y la creencia del sometimiento hombre-mujer como consecuencia de una ley básica de la naturaleza. No obstante, todas estas suposiciones han sido severamente juzgadas y descalificadas; razón por la cual los investigadores que abordan el campo de las ciencias sociales se han visto en la necesidad de efectuar una revisión radical que se ajuste a los nuevos preceptos.
Hoy el mundo se caracteriza por la globalización en el que los fenómenos físicos, biológicos, psicológicos, sociales y ambientales, son recíprocamente interdependientes, lo que conlleva a una necesaria perspectiva más amplia (holística y ecológica) que nos aporte una nueva visión de la realidad, no tan reduccionista sino un paradigma, es decir, una transformación fundamental de nuestro modo de pensar, percibir y valorar.
Sin embargo, la sociedad del siglo XXI avanza cada día con la premura del desarrollo intelectual y científico; desarrollo que no solo traerá cambios significativos en los modos de vida y pensamiento, sino también porque el conocimiento y la información van adquiriendo el rango de propulsor de todo tipo de progreso. Este neo progreso influye en el prisma científico tradicional ya que éste imperaba desde el siglo XVIII con el Iluminismo.
Partiendo de la influencia del Iluminismo se consideró la ciencia como un conjunto de conocimientos racionales, ciertos o probables que se obtienen mediante el empleo del método científico es decir, ésta se basa en el conocimiento científico, el cual no es más que un rasgo característico de la ciencia pura como de la aplicada. Una de las figuras claves en el proceso de construcción de un saber racional en la ciencia fue René Descartes; a quien se le atribuye la fundación de la filosofía moderna, la cual es el conocimiento, la existencia y el desarrollo del paradigma mecanicista.
Descarte estableció los fundamentos metodológicos y epistemológicos de la ciencia, explicando que la naturaleza (incluyendo la vida vegetativa y psíquica) funciona de acuerdo con las leyes mecánicas que no poseen finalidad alguna; así como también consideraba que la ciencia solo se ocuparía de los objetos sobre los cuales somos capaces de adquirir conocimientos ciertos e individuales. Acotaba que el método de razonamiento analítico tiene más importancia que la experiencia sensorial y la representación mental, considerando al conocimiento de la realidad como proveniente de la razón, siendo así el alma y el cuerpo sustancias distintas netamente.
El génesis de la ciencia como institución parte de la revolución científica técnica, teniendo como características la individualidad y la exclusividad, constituyéndose con el paso del tiempo, el mecanismo por medio del cual las sociedades se preparaban para la producción de masas. Para muchos la llamada comunidad científica, se convirtió en el principal factor desencadenante de los descubrimientos e inventos en todas las disciplinas a través de la investigación organizada; concentrada mayormente en las universidades y sus centros de investigación especializada.
Unos de los pertenecientes a la denominada comunidad científica era Thomas Kuhn (1996:42) considerado filósofo e historiador de la ciencia. Nace en 1923 en los Estados Unidos, obteniendo los grados de Magíster y PHD en física en los años 1946 y 1949 respectivamente en la Universidad de Harvard; institución en la cual se desempeñó como profesor en física teórica hasta el año 1956, cuando sus inquietudes investigativas e intelectuales lo conducen hacia la historia y filosofía de la ciencia, disciplinas que posteriormente enseña tanto en su Alma Mater como en las Universidades de Berkeley, Princeton y Massachusetts hasta el año 1991, en el que fue jubilado; muere en 1996 a la edad de 73 años.
Para Kuhn (1996:57), la ciencia no es lineal sino cíclica y cambiante, ajustada a procesos económicos, técnicos, políticos, religiosos, militares y de avance del conocimiento. Dichos ciclos son transformaciones teóricas sobre la concepción de la realidad a partir de leyes científicas y proposiciones creativas, innovadoras, particulares y diferentes, a esto Kuhn (1996:57), lo denomina paradigma científico. Los paradigmas científicos han constituido a lo largo de la historia, la fuente fundamental explicativa por parte de la ciencia de los fenómenos y hechos que surgen por el constante devenir de las transformaciones, cambios y contradicciones de la realidad humana. Los paradigmas en dicha dinámica social, son pasajeros, pero no olvidados; a medida que explican fenómenos que no han sido estudiados o tratados vagamente y otros que refieren explicaciones diferentes, pero que no tiene una visión radicalmente distinta. Este continuo paradigmático, hace que la ciencia sea dinámica, encontrándose hoy nuevas interpretaciones para lo que antes se criticaba; a partir de la base de sus deficiencias y diferencias se originan nuevos paradigmas contextualizados socialmente al entorno donde ocurra dicha comparación y diseño.
Con la aparición de la obra “La Estructura de las Revoluciones Científicas” de Thomas Kuhn (1996:57), se introduce al debate el término paradigma, presentándose desde su misma aparición una gran polisemia de acepciones y aplicaciones. No obstante, su autor intenta delimitar y clarificar su sentido o significado en una ampliación del referido texto
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