Pedagogia Critica
pedrodeya1 de Febrero de 2014
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Henry Giroux. “las escuelas públicas como esferas publicas democráticas”, en: Giroux, H. la escuela y la lucha por la ciudadanía. México, siglo XXI, 1993. PP. 280-305.
Presentación.
Henry Giroux estudioso de la sociología de la educación. Su trabajo ha influido la moderna teoría social y la pedagogía critica. Goroux sugiere que las escuelas son algo más que aparatos de reproducción ideológica para fortalecer la dominación. Las escuelas son espacios donde se cuestiona la dominación y por lo tanto poseen un gran potencial para la trasformación, son lugares donde tienen lugar formas alternativas de conocimiento, de valores y de relaciones sociales.
Las escuelas como esferas públicas democráticas deben ser espacios autónomos donde estudiantes y maestros produzcan formas y contenidos culturales que pongan en movimiento y desplacen a las formas de educación autoritarias.
LAS ESCUELAS PÚBLICAS COMO ESFERAS PÚBLICAS DEMOCRATICAS
Esto significa considerar a las escuelas públicas como sitios democráticos dedicados a la adquisición individual y social de facultades críticas. Las escuelas pueden ser lugares públicos donde los estudiantes adquieran los conocimientos y las habilidades necesarios para crear dentro de una democracia crítica.
El hecho de considerar a las escuelas como esferas públicas democráticas nos ofrece un razonamiento para defenderlas, junto con las formas progresistas de pedagogía y de labor docente, como agencia de la reforma social. Que se han definido de esta manera, las escuelas se pueden defender como instituciones que proporcionan los conocimientos, habilidades, relaciones sociales y la visión necesaria para educar a ciudadanos capaces de construir una democracia critica.
Cuando en los programas para educación para maestros se debate la vida del aula, está por lo común se presenta fundamentalmente como un conjunto unidimensional de reglas y practicas regulatorias, y no como u terreno cultural donde chocan una gran variedad de intereses y prácticas, en una lucha constante y a menudo caótica en pos de la dominación.
ES PRECISO REPENSAR LA NATURALEZA DE EDUCACION PARA MAESTROS
Los programas para educación para maestros en torno a la nueva visión de la escuela y la enseñanza democrática que precisa un concepto de ciudadanía crítica. Por consiguiente, dedicare el resto de mi exposición a delinear, de manera detallada y programática, aquellos componentes y categorías que pienso que son esenciales para un plan de estudios de educación para maestros y para una pedagogía crítica de las escuelas.
La naturaleza de la enseñanza pública requiere que los estudiantes sepan más que la materia que van a enseñar. También necesitan una comprensión fundamental de las cuestiones que son inherentes a la naturaleza económica, política y cultural de la propia enseñanza escolar. Es decir, necesitan aprender un lenguaje interdiciplinado que se centre en la historia, la sociología, la filosofía, la economía política y la ciencia política de la enseñanza escolar.
También es preciso que desarrollen enfoques en cuanto a investigación, métodos de indagación y teoría, que están directamente vinculados con los problemas y posibilidades de la enseñanza. Los programas de arte liberales aptan como su preocupación primordial un punto de vista del aprendizaje organizado en torno a las disciplinas
En las escuelas, no existen supuestamente ni vestigios de impugnación, de lucha o política cultural. La realidad del salón de clases rara vez se presenta como si se hubiera construido socialmente, determinado históricamente y reproducido con base en las relaciones institucionalizadas de clase, genero, raza, y poder. Por desgracia, esta concepción dominante de la escuela contradice enormemente aquello que el estudiante de la docencia a menudo experimenta durante su práctica de trabajo real, en espacial si a este estudiante se le coloca en una escuela a la que asistan en gran medida alumnos que sufren desventajas y privaciones económicas.
Muchos de los maestros recién egresados, que de pronto se encuentran dando clases a alumnos minoritarios o de clase trabajadora, carecen de un marco bien articulado para comprender las dimensiones de clase, culturales, ideológicas y de genero que informan la vida del aula. A consecuencia a los estudiantes se les considera, de manera no critica, como deficiencias y no como aspectos fuertes, y lo que pasa por enseñanza es en realidad un asalto contra las historias, experiencias y conocimientos específicos que los alumnos emplean tanto para definir sus propias identidades como para tratar de comprender el mundo más amplio. Utilizando la palabra “asalto”, no porque dichos conocimientos sean atacados abiertamente, sino porque se los devalúa mediante un proceso que es a la vez sutil y debilitador. Dentro de la cultura escolar dominante, los conocimientos subordinados generalmente son ignorados, marginados, o tratados de manera desorganizada. En este proceso, los aspirantes a maestros pierden la vista la relación que existe entre la cultura y el poder; quedan igualmente privados de alguna manera de desarrollar posibilidades entre sus alumnos.
LA EDUCACION PARA MAESTROS COMO POLITICA CULTURAL
Llevar a la práctica una forma alternativa de educación docente en la que se conceptualice que la enseñanza tiene lugar dentro de una arena política y cultural donde se producen y median estudiantes de un modo que sea compatible en la cultura dominante. Aun cuando es imposible ofrecer un esbozo detallado de un plan de estudios para la política cultural, deseo hacer ciertos comentarios sobre algunas áreas importantes de análisis que son medulares en un programa de esa índole. Figuran, entre estas, el estudio crítico del poder, del lenguaje, de la historia y de la cultura.
El poder
Una de las preocupaciones centrales de un plan de estudios para la educación de maestros, que se apegue a un enfoque de política cultural, es el ayudar a los aspirantes a maestros a que comprendan la relación que existe entre poder y conocimiento. La comprensión de la relación conocimiento/poder, saca a relucir cuestiones importantes en cuanto a los tipos de conocimientos que los educadores pueden proporcionar para habilitar a los estudiantes de manera que comprendan y enfrenten el mundo que los rodea, así para ejercer la clase de valentía que se necesita para cambiar el orden social cuando ello haga falta.
En un plan de estudios para la adquisición democrática de facultades críticas se deben examinar las condiciones de los conocimientos escolares conforme a los modos en que estos se producen y a los intereses particulares que representan, debe revisar los efectos que producen tales conocimientos en el nivel de la vida cotidiana.
Finalmente, los conocimientos contienen esperanzas, deseos y necesidades que resuenan positivamente con la experiencia subjetiva de un auditorio particular, y tales conocimientos necesitan ser analizados, para encontrar las promesas utópicas que frecuentemente están implícitas en sus afirmaciones.
El lenguaje
En los enfoques tradicionales para el aprendizaje de la lectura, de la escritura y de una segunda lengua, las cuestiones del lenguaje se definen primordialmente según inquietudes técnicas y de desarrollo. El por medio del lenguaje como alcanzamos una conciencia y negociamos un sentido de identidad, puesto que el lenguaje no solamente refleja la realdad, sino que desempeña un papel activo en la construcción de esta.
La lengua desempeña una poderosa función porque sirve para “marcar las fronteras del discurso permisible y desalentar la clarificación de las alternativas sociales; además hace difícil que los desposeídos localicen la fuente de su malestar, para ya no hablar de que lo remedien”. Poe medio del estado del lenguaje, y dentro de una perspectiva de política cultural, los futuros maestros podrían llegar a comprender la forma en que funciona el lenguaje para “ubicar” a la gente en el mundo.
Gracias a los estudios sobre la lengua, los estudiantes para maestros llegarían a ser más conocedores y sensibles en cuanto a la omnipresencia y el poder de la lengua como constitutiva de sus propias experiencias y de las de sus alumnos potenciales.
La historia
En una forma crítica de abordar la historia se intentaría hacerles entender a los estudiantes para maestros la manera en que se forman las tradiciones culturales; también habría la idea de arrojar luz sobre los diversos modos en que se han construido y entendido los planes de estudio, los textos basados en la disciplina, a lo largo de los distintos periodos históricos. Esta exclusión no es políticamente inocente, cuando consideramos la forma en que las disposiciones sociales existentes forman parte constitutiva, y dependen, de la subyugación y eliminación de las historias y voces de aquellos grupos que han sido marginados y despojados de todo poder crítico, por parte de la cultura dominante.
Los alumnos tendrán la oportunidad de examinar críticamente los contextos e intereses históricos que intervienen al definir que conocimientos escolares pasan a preferirse sobre otros. Es también necesario que el estudio de la historia se halle teóricamente conectado tanto con el lenguaje como la lectura. El lenguaje se puede posteriormente estudiar como el “el portador de la historia” y esta última se puede analizar como una construcción social abierta al examen crítico. El importante eslabonamiento entre la lectura y la historia se puede establecer recalcando que “la lectura dentro de la historia, y el punto de integración es siempre el lector”.
Esto también ayudara a quienes estudian para maestros
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