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Pensamiento Visual


Enviado por   •  13 de Julio de 2014  •  1.408 Palabras (6 Páginas)  •  590 Visitas

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Rudolf Arnheim y el Pensamiento Visual

Seguramente muchos de vosotros, aún hoy en día, os habréis encontrado con entregables de UX plagados de texto, instrucciones y frases descriptivas, que intentan solucionar mediante el uso del lenguaje escrito lo que no se ha podido solucionar visualmente. Este tipo de soluciones, generalmente, entorpecen mucho la interfaz y la hacen poco fluida, ya que no hacen otra cosa que parchear problemas de diseño.

Esta inercia, cada día más en desuso, quizá sea debida a que durante mucho tiempo en este país, el diseño o lo visual tuvo mucho descrédito entre los profesionales de la Usabilidad y la Arquitectura de la Información. El diseño estaba completamente separado de los atributos de la usabilidad, era muy común oír frases del tipo “eso es ya un problema de diseño” o “que lo solucione el diseñador”. Esto fue en gran parte condicionado por el background multidisciplinar de los pioneros de la profesión.

Pero ¿por qué este rechazo y dificultad para interpretar y valorar lo visual?

En las culturas occidentales, el lenguaje (y por tanto el pensamiento) está basado en una estructura semántica, percibimos el mundo por una serie de conocimientos descriptivos lo cual nos lleva inevitablemente a una lógica científica y lineal, buscamos un sentido inequívoco de las cosas: qué, cómo, cuándo y por qué.

El lenguaje y pensamiento visual no funcionan así, los elementos visuales no tienen un sentido inequívoco, lo cual ya choca con la forma de pensar de la mayoría.

Uno de los pioneros en analizar y dignificar el pensamiento visual fue Rudolf Arnheim, psicólogo y filósofo nacido en Berlín en 1904, muy influido por la psicología de la Gestalt y la Hermenéutica. Para Arnheim, el hombre moderno está permanentemente acosado por el mundo del lenguaje y lo utiliza demasiado para relacionarse con el mundo.

En su libro Visual Thinking (1969), un clásico en las escuelas de Arte y Diseño, plantea que existen otras formas de aprehender el mundo basadas en los sentidos, por ejemplo, en la vista. El lenguaje nos sirve para nombrar lo que ya ha sido escuchado, visto o pensado, pero abusar de él nos puede paralizar en la resolución de problemas mediante la creación intuitiva.

“All perceiving is also thinking, all reasoning is also intuition, all observation is also invention.”

Rudolf Arnheim, Art and Visual Perception: A Psychology of the Creative Eye (1954)

¿Cómo pensamos de forma visual?

Para Arnheim, la inteligencia es imposible sin percepción. Las ideas o conceptos que tenemos de un objeto nos condicionan cómo los percibimos. Percepción y pensamiento actúan de forma recíproca. Por ejemplo, un estímulo visual sobre un objeto desconocido nos llama más la atención que otro con el que estamos familiarizados (por ejemplo una fruta exótica). Esta continua retroalimentación entre estímulo e intelecto nos facilita nuestra vida cotidiana.

Mediante la creación de artefactos visuales (con mayor o menor definición o conceptualización), no hacemos otra cosa que proyectar nuestras ideas, ponerlas en orden sobre el papel para volver a percibirlas y elaborarlas mejor. La representación visual de los conceptos nos ayuda a pensar y conectar las ideas con el mundo real, para Arnheim es vital estar con los pies en la tierra. No podemos enseñar matemáticas sin dar ejemplos prácticos.

“We shape our tools and thereafter our tools shape us”

Marshall McLuhan, Understanding Media (1964)

¿Cómo analizamos lo que percibimos visualmente?

Según Arnheim hay tres actitudes de observación:

La forma más común es aislar el objeto para percibirlo en un estado puro, es decir, sintetizar su idea / concepto en su forma más simple. Esta es la forma de como nos enseñan a dibujar desde pequeños, por ejemplo garabateando la típica casa.

Cuando dibujamos de memoria, a partir de nuestros “diseños internos” evocamos imágenes eidéticas, imágenes impresas en la memoria o los conceptos de los estímulos que hemos recibido. A mayor nivel de abstracción, mayor capacidad de representación universal tendrá la imagen.

Otra actitud es no aislar el objeto de su contexto, sino fundirlo con él para que los atributos de los dos se mezclen. Esta sería la mirada pictórica, en la cual, cuando se analiza una imagen se perciben luces, sombras y colores para intentar construir un representación similar a la que percibimos con la vista.

La tercera opción es analizar el objeto de forma creativa, desde múltiples puntos de vista y posibilidades. Cambiando su sentido, buscando nuevos usos y posibilidades de interpretación.

Estas 3 formas de observación y pensamiento visual son de uso contínuo y combinado en nuestra profesión. Por ejemplo, la primera sería utilizada para representar diagramas y conceptos abstractos. La mirada pictórica sería la propia del diseñador visual, que necesita una aproximación realista al producto final. Y la tercera es la que utilizamos para idear y buscar nuevas posibilidades, tanto de interpretación visual de los elementos de la interfaz como de la interacción.

Aprender a dibujar es cuestión de práctica, no hace falta que el dibujo sea entendido por los demás si a tí te sirve para proyectar tus ideas. Como bien decía Albert Einstein “Si no puedo dibujarlo, es que no lo entiendo”.

El pensamiento visual: breve resumen y relaciones con la teoría de la comunicación

¿De qué modo es importante la percepción, y de qué modo está ligada al pensamiento? ¿No es el lenguaje el legado de una experiencia pasada, pensada, vista y escuchada, pero al que le falta inmediatez para explicar los estímulos directos que percibimos? El autor comienza con un análisis histórico de la percepción y de cómo ésta ha sido desdeñada por muchas de las filosofías idealistas y racionalistas. Uno de sus primeros detractores como medio de cognoscimiento y de desarrollo del hombre en su entorno fue Platón. El arte se desdeña porque se basa en la percepción y la percepción se desdeña porque no incluye el pensamiento. Ya desde tiempos de la escuela eleática, se germinaría esa desconfianza de los sentidos -“La experiencia sensorial es engañosa, la razón tiene que corregir los sentidos”- Rezaba Parménides. Continuando con el mito de la caverna de Platón, donde todo lo que se percibe en el mundo sensual es un reflejo proyectado por un mundo ideal. Por lo tanto, saber a partir de la experiencia directa no llevaría a la verdad, al conocimiento.

Su discípulo, Aristóteles, no desecharía el conocimiento a través de los sentidos. Pero, por ejemplo, una experiencia particular con los sentidos no se explicaría por sí misma, esto es, por su singularidad. Habría que abstraerla para encontrar una generalización que indujera esa experiencia en un orden lógico o sistema ideal, (lo que se aprehende no es una silla, sino la silla) de lo particular a lo general. Luego, defendería la necesidad de un universal que impresionaría a un medio de por sí informe. Un mundo, por lo tanto, donde no habría cabida para un accidente o un singular.

En el segundo capítulo, Arheim aduce la imposibilidad de la inteligencia sin percepción. Percepción y pensamiento actúan recíprocamente. Son, a la vez, causa y efecto de una acción continua: la actividad perceptiva. Un estímulo (pone como ejemplo un coche en la lejanía) nos impresiona a través de la retina en una imagen más pequeña del objeto (No añade Arheim, que el hecho de conocer este dato de antemano, la magnitud del coche, ya altera indirectamente nuestra experiencia, pues, ¿cómo juzgamos una magnitud standard del objeto?). Es nuestro aparato cognoscitivo el que altera esa imagen y la conceptualiza. En opinión del autor, es la sensibilidad ante el medio lo que otorga la inteligencia al individuo. Nuestra retina refleja un estímulo visual, tras ello, el percipiente a través de su aparato cognoscitivo, formaliza esa impresión en una idea-concepto que tenemos del mismo, (percepto) generalmente, previamente adquirida. Como decíamos, ese estímulo inmediato es indirectamente (inconscientemente) formalizado en un percepto. Ese procedimiento generalizador simplifica ese estímulo y nos facilita (como a veces nos confunde) desenvolvernos en el medio .

En el tercer capítulo (La inteligencia de la percepción visual): Arheim analiza el objeto percibido y su contexto. Para el proceso de conceptualizacion que citabamos anteriormente, el percipiente, abstrae el objeto de su contexto. La mente tiende a realizar esta descontextualización, aislando al objeto de su situación: “Percibir un objeto como inmutable es abstraerlo al más alto nivel de generalidad, y ese nivel es apropiado para todas esas situaciones en las que la visión se utiliza con el propósito de manejar objetos físicamente. En el mundo físico, las modificaciones contextuales observadas en la percepción no existen o no interesan. Pero una persona a la cual las consideraciones centextuales del medio físico de un entorno le interesan - por ejemplo un artista- agudizará su percepción al máximo” .

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