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Por que no soy Cristiano, Bertrand Russell Sobrevivimos a la muerte?


Enviado por   •  21 de Octubre de 2018  •  Reseñas  •  632 Palabras (3 Páginas)  •  247 Visitas

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En el capítulo, sobrevivimos a la muerte, según el texto nos hace reflexionar sobre la posibilidad de seguir existiendo después  de la muerte, según el autor los filósofos piensan que hay sustancias definidas: el alma y el cuerpo. El alma  según el texto una vez creada continua existiendo por siempre, mientras el cuerpo cesa temporalmente desde la muerte hasta la resurrección del mismo.

Según el autor esta doctrina que concierne a  la vida presente es casi seguro que sea falsa; porque argumenta el autor, la materia del cuerpo cambia constantemente según sea la nutrición  y desgaste del mismo; de igual manera dice el texto que aunque esto no fuera así, en la física los átomos no se consideran dotados de una existencia continua; según dice el autor no encuentra sentido argumentar que el mismo átomo que existía hace unos momentos sea el mismo de ahora pues la continuidad de un cuerpo es asunto de apariencia  y conducta, no de sustancia afirma el texto; lo mismo se aplica a la mente: sentimos, pensamos y actuamos ; pero además de los pensamientos, sentimientos y acciones no hay una entidad simple, la mente o el alma, que haga o sufra estas cosas. La continuidad  mental de  una persona es un habito  de memoria asegura el autor.

Según el texto, todo lo que constituye a una persona es una serie de experiencias unidas por la memoria que llamamos hábitos. Si por lo tanto, argumenta el auto, hemos de creer que se sobrevive a la muerte, todos los recuerdos y costumbres continuarían,  nadie puede probar  que esto no  suceda; aunque es improbable asegura el texto ya que nuestros recuerdos y hábitos están unidos al cerebro. Aquí el autor pone como ejemplo el cauce de un rio  con nuestros pensamientos, el rio puede cambiar de cauce pero siempre llega al mismo canal; igual sucede  con los  pensamientos,  han abierto un canal en el cerebro y corren siempre a lo largo del mismo, esta es la causa de los recuerdos y  hábitos  mentales. Según el autor  el cerebro se disuelve con la muerte y por lo tanto la memoria también.

Asegura el autor, toda memoria tiene la propiedad de formar hábitos como resultado de sucesos similares frecuentes que constituyen nuestra personalidad mental; de igual manera, la memoria se puede destruir por una lesión del cerebro, entonces,  es poco probable que la mente sobreviva a la destrucción del cerebro que es lo que ocurre con la muerte. Según el autor si creyéramos verdaderamente en la vida futura no tendríamos por qué temer a la muerte; por lo tanto tenemos que admitir que los militaristas tienen razón al fomentar la creencia  de la inmortalidad.

Señala el autor, la mente es un instrumento superior a todo; conocedor del bien y del mal; puede construir  e inventar  grandes proyectos, de igual manera tiene capacidad para destruir y hacer grandes daños. Afirma además, el universo está hecho para un propósito y seria falta de inteligencia crear al hombre para que pereciera; según el autor Dios creo todo perfecto y no hay nada que mejorar; el universo puede tener un fin, de ser así  ese propósito tiene alguna semejanza con nosotros. Aquí el autor hace una reflexión, si nuestros pensamientos y creencias acerca del bien y del mal son, como todo lo demás, no tienen origen divino o sobrenatural; realmente desearíamos que aquellas personas capaces de hacer tanta maldad  vivan eternamente

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