Práctica 1A” Maquiavelo

Terranova España, Daniela.

“Práctica 1A” Maquiavelo.

 El Príncipe. Capítulos XVIII (De qué modo deben guardar los príncipes la fe prometida) y XXI (Cómo debe conducirse un príncipe para adquirir consideración).

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Portada de una edición de 1550 de “El príncipe”^[1]

Los presentes capítulos del Príncipe, la teoría política de Maquiavelo, se acogen en el contexto histórico del Renacimiento Italiano en concreto en el Siglo  XVI. Movimiento cultural que representa la antesala de “una nueva episteme” filosófica y científica^[2]

El príncipe se caracteriza por ser una doctrina política. Maquiavelo, que ejerció como diplomático y funcionario público, comenzó a escribir 'El Príncipe' mientras estaba exiliado en Sant'Andrea en Percussina, en la localidad florentina de San Casciano Val de Pesa, en la que se confinó tras el regreso en 1512 a Florencia de los Medici. Se retiró allí tras ser encarcelado y condenado a pagar una fuerte suma monetaria por haber participado en la conjura contra los Medici liderada por Pier Paolo Boscoli.^[3] Las inestables circunstancias histórico-políticas por las que transitaba Florencia en aquel momento, las que impregnan la obra de El Príncipe: la fragmentación política de la región, la amenaza latente de Francia y la Iglesia para la soberanía de Florencia (Várgany, 2000: 10-14).

El príncipe arguye sobre cómo mantenerse en el poder prestando atención a distintas cuestiones de la moral en ese contexto histórico. Particularmente en estos dos capítulos tienen en conjunto la idea moral de que debe hacer un príncipe para la conservación del orden político y para ser estimado.

En primera instancia, en el capítulo XVIII, sigue una estructura encuadrada con respecto a la capción de la forma en la que deben mantener su palabra los príncipes y según como deben de seguir los juicios morales para salir mejor expedidos en diversas situaciones, para prosperar.

 Maquiavelo anuncia sobre la manera de combatir con astucia y fuerza, ambas cualidades debe poseerlas un príncipe o al menos aparentarlas. Dado que puede ser más gravoso tener esas cualidades y una moralidad incorruptible. Pero consecuentemente son de gran utilidad aparentar que las posee. Un príncipe debe ser flexible según la situación en la que se encuentre sabiendo así actuar de una manera u otra, teniendo en mira según lo posible seguir el camino del bien. Por ende un príncipe siempre debe aparentar rectitud respecto a las bases morales.

Puesto que un príncipe no debe mantener su palabra si esta se vuelve en su contra. Los hombres por naturaleza o necesidad no se muestran ciertos respectos a su palabra por lo que un príncipe no debe ser ingenuo. El pueblo no ve más allá de esa parte superficial y queda absorta en ella. El hombre por naturaleza juzga por las apariencias. Solo una minoría ve la realidad. Maquiavelo señala que un príncipe es alabado a pesar de ser un gran simulador por cumplir su palabra ^[4] al mostrarse confiable con una gran moral.

En el capítulo XXI, Maquiavelo continúa argumentando fines para que un príncipe sea estimado y así ganar el respeto y la alabanza del pueblo. Manteniendo en disposición su derecho como príncipe, tanto como el debido con su pueblo. A causa, de actos extraordinarios un príncipe llega a adquirir  esto. Maquiavelo pone de ejemplo las hazañas obtenidas por el Rey Fernando de España, ya que debido a esto llega a obtener la admiración de su pueblo. Alejando a aquellos acérrimos que intentaran arrebatarle su derecho de príncipe. Un príncipe debe con cada cosa que haga alcanzar una cierta reputación considerada de tal modo buena.

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