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jessiemaciel12 de Septiembre de 2014

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INTRODUCCIÓN.

La Psicología del desarrollo se ocupa de la conducta humana desde el punto de vista de sus cambios y transformaciones a lo largo del tiempo, tanto en sus aspectos externos, como en los internos y no directamente perceptibles. Desde la perspectiva de la teoría del ciclo vital esos cambios se producen desde el nacimiento hasta la muerte de la persona.

Dos rasgos adicionales caracterizan a la Psicología del desarrollo:

a) Los cambios de que se ocupa tienen carácter normativo o cuasi-normativo.

b) Los cambios tienen relación con la edad, criterio que habitualmente no existe en otras disciplinas psicológicas interesadas por el cambio.

Aunque hablemos de edad, en realidad, no nos referimos a una edad concreta, sino a uno de los períodos en los que habitualmente dividimos el desarrollo humano.

EDAD EVOLUTIVA = PERIODO DE DESARROLLO (ETAPA)

Los cambios o transformaciones que tienen lugar en los primeros años de vida son significativamente más acusados en cuanto al ritmo y profundidad que los que tienen lugar en cualquier otro periodo, salvo aquellos que ocurren a lo largo del periodo de gestación humana, no obstante, son especialmente relevantes los cambios que tienen lugar en el primer año de vida del niño.

¿Por qué hay cambios psicológicos vinculados a la edad?

Una parte de la respuesta radica en la MADURACIÓN, entendiendo por tal el desplegamiento natural y genéticamente determinado del curso de desarrollo, que es compartido por todos los miembros de la especie y está inscrito en el mapa genético de la especie. Cuando nacemos, nuestro cerebro, nuestro sistema nervioso en general, los músculos, etc., tienen un cierto nivel de desarrollo, se encuentran en un estado evolutivo incipiente. Una de las características de los seres vivos, y, dentro de ellos los seres humanos, consiste en nacer con un alto grado de inmadurez, que a lo largo de su vida, y de una forma muy lenta y gradual va evolucionando, para dar, más tarde, paso a un estado más perfeccionado que denominamos MADUREZ. (Ejemplos en el niño: el aprendizaje del andar autónomamente, la adquisición del lenguaje, el funcionamiento cognitivo, etc.)

La maduración sigue una secuencia tanto más fija y predecible cuanto más cerca nos encontramos de principio de la trayectoria vital individual. Por ejemplo: el desarrollo prenatal sigue una secuencia predecible de carácter inexorable (mórula, glástula, blástula, etc.). A partir del nacimiento, y cuanto más lejos nos encontremos del mismo, el desarrollo, sobre todo el psicológico, tendrá cada vez menos dependencia respecto a la maduración biológica, conllevando ese proceso la dificultad creciente de adscribir los cambios a una edad concreta, pues hay que tener en cuenta otros factores diferentes a la maduración. A título de ejemplo citaremos cuatro factores que condicionan las diferencias de desarrollo y explican las diferencias individuales:

a) La cultura a la que se pertenece. Ejemplo: establecimiento de la conducta de apego característica del primer año de vida en contextos en los que el niño pasa su primer año de vida en la familia o en una institución, o bien la figura de apego es distinta.

b) El momento histórico en que se está produciendo el desarrollo humano en el interior de una determinada cultura. Ejemplo: La escolarización obligatoria en nuestra cultura, ni ha existido siempre, ni ha tenido una duración similar, ni un mismo grado de universalización. Este ejemplo nos lleva a la asunción de la posibilidad de que el rol de adulto se asuma a distintas edades.

c) Los subgrupos sociales, que existen en la cultura y el mismo momento histórico. Ejemplo: la facilidad para acceder o no a la escolarización conlleva o condiciona el desarrollo del lenguaje escrito.

d) Los rasgos y características individuales, que están presenten a lo largo de todo el proceso de desarrollo: tenemos caracteres genéticos personales, nacemos siendo distintos, vivimos desde pequeños experiencias diferentes, etc.

No obstante lo anterior que explica las diferencias, existen unas características básicas que se dan en todos los sujetos y que se utilizan para explicar las diferencias y semejanzas en el desarrollo humano, por lo tanto aplicables al desarrollo del niño de 0 a 6 años. Son las siguientes:

1) El patrón de desarrollo es secuenciado. Las conductas aparecen en orden (gateo, posición bípeda, andar, etc.)

2) El desarrollo parte de capacidades generales e inespecíficas para llegar a la especialización (capacidad para aprender un lenguaje, dominio de una lengua concreta, etc.)

3) El desarrollo es un continuo desde el nacimiento hasta la muerte.

4) El desarrollo no es uniforme para cada área ni sincrónico para cada caso.

5) La determinación de estadios o etapas descansa sobre promedios generales en torno a los cuales oscilan los casos particulares.

6) Las variaciones de velocidad en la sucesión de los estadios dependen de la constitución (organismo) de cada sujeto y del medio sociocultural en que vive

7) Existe correlación entre el desarrollo físico y el psíquico.

1. PRINCIPALES FACTORES QUE INTERVIENEN EN EL DESARROLLO

Por un lado los innatistas defendían una consideración del desarrollo psicológico determinado por los genes, por otro los ambientalistas rechazaban toda idea de determinación genética, reclamando para el ambiente todo el peso de desarrollo. Posteriormente existió otra etapa en la Psicología evolutiva caracterizada por una postura dualista, discutiéndose en ese sentido qué porcentaje de la conducta, derivada del desarrollo, se debía a la herencia y cuál al ambiente, utilizándose formulas de muy dudosa fiabilidad, escasa consistencia teórica y ninguna relevancia científica.

Actualmente, la teoría del desarrollo recurre a la aportación del enfoque etológico. Se trata de demostrar que la distinción entre lo innato y lo adquirido es, en cierto sentido, falsa cuando se mira a la luz de la evolución de la especie. Lo que es innato en los niños actuales, lo es porque resultó adquirido en algún momento de la filogénesis, dándose el caso de que esa adquisición resultó ser tan importante que acabó grabada en los genes.

De esa interpretación cabe decir que en nuestro código genético se puede distinguir unos contenidos cerrados y unos componentes abiertos. Los primeros, en tanto que no son alterables como consecuencia de la experiencia individual, nos definen como especie, y sólo sufren alteraciones como consecuencia de larguísimos procesos filogenéticos: nuestras características morfológicas (un cerebro, dos orejas, una nariz colocada en el eje de la cara, etc.), nuestro calendario madurativo (nacemos sin dientes y luego nos crecen dientes provisionales, que más tarde son sustituidos por otros, los cambios de la pubertad, etc.). Los segundos, los componentes abiertos de nuestro código genético tienen menos que ver con contenidos concretos y más posibilidades de adquisición y desarrollo. Así, por ejemplo, la adquisición del lenguaje requiere la presencia de una serie de órganos (cerebro, órganos de fonación, etc.) patrimonio de la especie, pero queda a expensas de la interacción del niño con su entorno social, haciendo que adquiera el lenguaje con mayor o menor profundidad, que aprenda el árabe o el español (lengua), que pronuncie una lengua con una u otra entonación (habla), etc.

Podemos establecer una serie de leyes muy generales sobre la dependencia entre maduración y aprendizaje:

a) En el individuo maduran antes los órganos y tejidos más antiguos en la evolución de las especies: el aparato digestivo madura antes que el sistema nervioso.

b) La maduración es por naturaleza independiente del medio; la acción de éste ni precipita ni retrasa sus comienzos.

c) La realización de un aprendizaje requiere un determinado grado de maduración en los órganos correspondientes del individuo.

Siguiendo a José Luis Pinilllos (1.975) en “Principios de Psicología”, por maduración entendemos la aparición “natural” de pautas de conducta, sin el concurso de aprendizaje alguno, es decir, la emergencia de conductas específicas biológicamente impuestas. La palabra aprendizaje alude a cambios comportamentales relativamente estables, que se adquieren como resultado de la práctica. No obstante, ambos procesos están unidos íntimamente y, por lo tanto su definición por separado resulta artificiosa.

La educación es uno de los factores pertenecientes al ambiente que permite la posibilidad de influir en el desarrollo por la vía del aprendizaje. La función de la educación consiste, a través de la planificación en facilitar, mediar, e influir en las condiciones en que se produce el desarrollo y como consecuencia de ello lograr que los alumnos alcancen su máximo desarrollo posible respecto de cada grupo de capacidades.

2. CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL NIÑO Y LA NIÑA HASTA LOS 6 AÑOS

Como consecuencia de la orientación de este tema y desde una perspectiva educacional, vamos a utilizar la clasificación de las etapas de desarrollo establecida por Jesús Palacios, Alvaro Marchesi y Cesar Coll en "Desarrollo psicológico y Educación”, publicado en 1.990 en Alianza Editorial, sin olvidar otras clasificaciones entre las que se encuentra las utilizadas por Jean Piaget en relación con el desarrollo cognitivo. Jesús Palacios divide el desarrollo del

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