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Qué es el hombre


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2021  •  Ensayos  •  7.593 Palabras (31 Páginas)  •  51 Visitas

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Capítulo I: ¿QUÉ ES EL HOMBRE[1]?

Desde la antigüedad se ha dicho y se ha depurado el tema: ¿qué es el hombre? Este nombre se tomó a causa de que en el teatro griego se utilizaban mascaras para actuar, a ésta se le llamaba ἄνθρωπος que en su traducción antigua sería «rostro de varón».[2] Los romanos al adoptar la cultura griega ocuparon el término <<homo>> que significa el nacido de la tierra. Esta indicación etimológica conduce ya a la esencia del hombre.[3] Sin embargo, en el proceso  hay concepciones que para miras de ésta investigación no se pueden dejar a un lado. En el caso de Platón que define al hombre como: «animal de dos pies sin plumas.»[4] Cabe resaltar que esto solo se encuentra en  la obra de Diógenes Laercio. Pero en sus escritos, Platón nos deja una concepción magnifica sobre qué es el hombre, no es una definición como tal, sino solo una descripción que se encuentra ubicada en El Dialogo de Fedro con una alegoría “El cochero alado” donde el cochero es el alma y los caballos alados son las pasiones del hombre, pues dice que el alma una vez que ha perdido lo que lo impulsa hacia los bienes celestiales, que en esta alegoría son las alas del alma; cae a un cuerpo  que se mueve por virtud del alma,[5] se llama ser vivo y es mortal por su condición humana, condición afectada por toda la eternidad.[6]

La definición más aceptada hasta nuestros días, es la de Aristóteles: «animal social.»[7]  Sin embargo, esta definición no expresa del todo lo que es ser hombre, pero tampoco quiere decir que sea la única definición; por otra parte, San Agustín concebirá al hombre como parte de la creación de Dios diciendo que Dios al crear al hombre deposita en su interior la correspondencia a su creador y ésta forma de corresponder será alabándolo.[8] El hombre que concibe san Agustín también es dualista ya que concibe que el alma está en un cuerpo por accidente y el cuerpo es como un lastre, porque aunque el hombre practique la ley de Dios desde su intimidad en el alma no deja de obrar mal a causa del pecado que no permite que el hombre alcance a Dios. Y ante esto ¿qué ha de hacer?[9] Para santo Tomás de Aquino es necesario hablar de una unidad de cuerpo y alma en donde ambas son una sola sustancia formada por materia y forma, ésta sustancia es constitución natural del ser vivo: hombre, de ahí se predica que el hombre es razón a partir del alma, pero éstas no son separadas sino que son una sola.[10]

 El filósofo René Descartes escribió en El tratado de las pasiones del alma que el hombre es un «autómata»,[11] compara al hombre con una máquina, con este término deja aún más en la ambigüedad el término  hombre. Con esta formulación: autómata, se considera al hombre un ser determinado sin elección ni libertad, estimulo-reacción. René Descartes divide el concepto de hombre, separa la materia de la forma y lo que ha llamado Santo Tomás de Aquino  sustancia individual, la trata como dos sustancias diferentes la res extensa y la res cogitans, donde el alma es una glándula en el cerebro[12] que comunica el movimiento. La filosofía de René Descartes promueve el dualismo y una vez más el esfuerzo por buscar lo particular del hombre se divide para descubrir de manera individual el comportamiento de las pasiones del hombre en su tratado.

Para el  filósofo Karl Marx «el hombre es, por naturaleza, sí no un animal político, como entiende Aristóteles, por lo menos un animal social.»[13] Hay que entender que concibe al hombre como un productor de utensilios, pues elaborar es parte y condición de la vida del hombre en cualquier sociedad.[14] El hombre no solo es por naturaleza, también es lo que produce y cuanto produce, según estos condicionamientos el hombre actuará a los condicionamientos de trabajo para generar riquezas, éstas pueden ser propias o ajenas, lo que importa es cuanta producción de mercancía hay para cubrir la exigencia social.

Para el filósofo Jean Paul Sartre el hombre es dueño de sus propios actos y no hay una autoridad a la cual se deba corresponder. Si el hombre es la misma libertad y posee esa libertad en plenitud está condenado a ser libre y lo dirá de la siguiente forma:

«el hombre es libertad. Si, por otra parte, Dios no existe, no encontramos frente a nosotros valores u órdenes que legitimen nuestra conducta. Así, no tenemos ni detrás ni delante de nosotros, en el dominio luminoso de los valores, justificaciones o excusas. Estamos solos, sin excusas. Es lo que expresaré diciendo que el hombre está condenado porque una vez arrojado al mundo es responsable de todo lo que hace. Condenado, porque no se ha creado a sí mismo, y, sin embargo, por otro lado, libre.»[15]

 Ser libre no es sinónimo de ser feliz, sino que ser libre implica hacerse responsable de lo que decido hacer con mi mismo yo.

 Para Ortega y Gasset  el hombre está  en relación a otros hombres,[16]esta relación dependerá en cuento esté  en este mundo, sin  estar ensimismados y poder hacer una reflexión  de  su entorno vital para actuar como hombre en una sociedad.[17] Y describe que el hombre…

«Es técnico, es capaz de modificar su contorno en el sentido de su conveniencia, porque aprovechó todo respiro que las cosas le dejaban para ensimismarse, para entrar dentro de sí y forjarse ideas sobre ese mundo, sobre esas cosas y su relación con ellas, para fraguarse un plan de ataque a las circunstancias, en suma, para construirse un mundo interior.»[18]

Nuestro autor Joseph de Finance trata con suma delicadeza el concepto, busca el punto equilibrado del hombre, considerando que la conciencia es punto clave del obrar humano y lo expresará de la siguiente manera:

«Ya que el hombre no es un ser volcado completamente al exterior y, en consecuencia, aprehensible desde fuera. Es un fragmento de ser (incluso el único fragmento de ser en el mundo de nuestra experiencia), transparente en sí en cuanto ser, el único sector dotado de conciencia ontológica. Por medio de esta conciencia, que constituye su diferencia específica, posee una aprehensión de sí mismo y de su obrar absolutamente privilegiado.»[19]

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