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¿Qué significa el término Evolución?


Enviado por   •  2 de Septiembre de 2014  •  6.054 Palabras (25 Páginas)  •  338 Visitas

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Presentación………... …………………………………………….3

Introducción………………………………………………………...4

¿Qué significa el término Evolución?..........................………..……5

Las enseñanzas del Magisterio…………….……………………….7

• La certeza científica…………………………………. ……..9

a) El mito del hombre de las cavernas…………………………… 10

b) La clasificación de las especies…………………………………11

c) La capacidad cerebral…………………………………………...11

d) Manufacturación de útiles……………………………………...13

e) Avances teóricos actuales……………………………………….13

CONCLUSION……………………………………………….………………… 15

PRESENTACIÓN

Con motivo del primer centenario de la muerte de Charles Darwin, apareció, entre dos, en la sección de Ciencia del prestigioso rotativo barcelonés La Vanguardia, un artículo titulado “Dinámica del evolucionismo. La paleantropoligía o la búsqueda del origen del hombre”. Su autor era James B. Stenson, un joven educador norteamericano, especialista en la historia de la evolución

En una carta al Director del mismo periódico, un catedrático de Instituto decía de ese artículo que le había “parecido excelente la manera de enfocar el tema: con claridad y rigor científico al mismo tiempo, y abierto a todas las posibilidades. Mas ahora, cuando, por desgracia, tantos dogmatismos en uno y otro sentido, se han vertido sobre este tema”. Otro lector se lamentaba que el articulo no hubiera aparecido antes, al iniciarse el año del centenario de Darwin, puestos que si “habría servido para desinflar ciertos triunfalismos evolucionistas que se metieron en muchos artículos, en conferencias y en cierta exposición, todavía itinerante”.

Con el convencimiento de quien sabe que va a prestar un buen ser5vicio a la divulgación científica en este campo, y va a proporcionar un valioso material de consulta para los jóvenes de tercero BUP y COU, he emprendido la traducción al castellano de un artículo, algo más extenso, del mismo profesor James B. Stenson.

El tema es apasionado y tiene muchas dudas no solo científicas sino apologéticas. Cuando hace siete años publique un artículo en la revista Mundo Cristiano sobre el origen del hombre y la evolución –articulo que, junto con un estudio del filosofo argentino J.J. Sanguineti, apareció después en forma de folleto recibí el mayor número de cartas de lectores que un artículo mió haya jamás promovido.

Espero pues que también esta vez sean muchas las personas que se beneficien de la lectura de este trabajo. Si es así, me parecerá poco el esfuerzo que he dedicado a su traducción, robando retazos de tiempo a mi ya apretado horario de trabajo sacerdotal.

Ignacio Segarra Bañeres.

INTRODUCCIÓN

Desde que en 1859 Charles Darwin publicó su obra El origen de las especies, acerca de la cuestión científica de la evolución, se ha desencantado una intensa y a menudo agria controversia sobre la materia. Una y otra vez, a lo largo de los años, se ha planteado en el foro publico –en los tribunales de justicia, en las aulas escolares y en a prensa –un supuesto conflicto entre “ciencia” y “religión”. La década pasada ha sido testigo de un nuevo y todavía más enconado, debate en lo que se refiere a los libros de texto y a los programas escolares (2).

La televión no ha ignorado las posibilidades dramáticas de esas confrontaciones. Así, en programas informativos y en charlas de divulgación, los partidarios de uno y otro lado de la controversia evolucionista han dicho lo suyo ante las cámaras.

Por una parte, los protestantes fundamentalistas han insistido en una interpretación absolutamente literal de libro del Génesis: en una “creación especial”, de cada especie por separado, en solo siete días de duración, y llevada a término hace unos pocos miles de años. En contraste con ellos, algunos científicos que han alcanzado cierta notoriedad pública han proclamado, con no menos fervor y acaloradamente que aquellos, el triunfo supremo de la casualidad, para ellos la materia ha ido evolucionando ciegamente desde la molécula hasta el hombre, sin que intervenga Deidad alguna; sin necesidad de que tengamos que recurrir a Alguien para encontrar la explicación última de nada. Así, la controversia se ha visto reducida, a los ojos del público, a una elección inquietante entre la “superstición” y el “ateismo”.

¿Qué debe pensar el católico acerca de todo esto? Para quien sepa algo de teología y de ciencia, aunque sea poco, la elección que se plantea en este tema es claramente falsa, inaceptable. En ésta, como en otras muchas acaloradas controversias, lo primero que sale perdiendo es la verdad. Y la católica se dedica a la verdad; es más, busca la Verdad misma absoluta. También la ciencia, cuando ejerce con apertura de miras y con rectitud, está comprometida en la búsqueda del conocimiento verdadero. Un católico por tanto, aun antes de plantearse el estudio serio de un problema científico, debe pensar que los hallazgos de la fe y del conocimiento científico, deben complementarse mutuamente y no contradecirse.

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(2) Científicos norteamericanos partidarios de la hipótesis científica creacionista (agrupados a veces en algunas de las sociedades científicas que han surgido en aquel país para promover esa hipótesis –es decir, de que las especies vivientes han sido creadas separadamente

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