Racionalismo
marcela6115 de Julio de 2014
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Racionalismo y Empirismo
La revolución científica del siglo XVII llevó a la filosofía a situar en el centro de sus preocupaciones el problema del conocimiento, problema que podemos formular en los siguientes interrogantes: ¿cuál es el origen y el fundamento del conocimiento verdadero? ¿cuáles son las operaciones del entendimiento que garantizan el conocimiento verdadero? ¿cuál es el método adecuado para alcanzar la verdad en las ciencias?
Las dos grandes escuelas de este siglo, Racionalismo y Empirismo, se enfrentan a la misma problemática, pero se diferencian y de manera fundamental en la forma de enfocarla y tratar de resolverla. Ambas se inspirarán en la nueva ciencia y en su método matemático y experimental, pero con un enfoque completamente diferenciado centrado en la cuestión del origen del conocimiento. La exposición de los principios generales de ambas escuelas, aunque sea muy sucintamente, resultará útil para comprender mejor la problemática y las soluciones aportadas.
El Racionalismo se caracteriza por conceder la primacía a la razón para alcanzar la verdad, y sostiene como principio básico que nuestros conocimientos verdaderos de la realidad tienen su origen y fundamento en la razón. Los racionalistas identifican el conocimiento racional con el conocimiento científico, y muy especialmente con las matemáticas. Observando el éxito obtenido con la aplicación de las matemáticas a la física, las toman como modelo del saber. Están convencidos de que la estructura de la realidad es de índole matemática, idea que ya apuntaron los pitagóricos (s. V a.C.), que influyó notablemente en Platón, y que defendió Galileo en el Renacimiento convirtiéndola en guía de su investigación física. Los racionalistas, por tanto, creen que sólo por medio de las matemáticas puede obtenerse conocimiento seguro sobre la realidad. El problema que al respecto se les presentará será el del método, esto es, cómo aplicar el método matemático a la filosofía.
Siguiendo el modelo de las matemáticas, los racionalistas establecen como ideal del conocimiento el sistema deductivo. Recordemos que la deducción es un razonamiento que alcanza una conclusión necesaria a partir de unas proposiciones primeras y generales. Si estas proposiciones son verdaderas, la conclusión también lo será. La pretensión de los racionalistas será, pues, partir de unos principios universales, absolutos y evidentes de por sí (axiomas), y deducir de ellos el resto de verdades (lo cual no significa un rechazo total de la experiencia, como se ve en las partes V y VI del Discurso del método). El problema que habrán de afrontar será el de establecer el origen de estas ideas y principios (innatismo).
Los empiristas, por su parte, defienden que nuestro conocimiento procede en última instancia de los sentidos: el origen y fundamento de nuestro conocimiento se encuentra en la experiencia sensible. Este punto de partida establece, en primer lugar, un límite claro a las posibilidades del conocimiento: éste no puede ir más allá de la experiencia sensible y sólo podremos tener certeza de los conocimientos que caen dentro de ella. Cualquier pretendido conocimiento que no pueda ser reducido, en última instancia, a los sentidos, será rechazado como producto de una especulación en el vacío o de la imaginación.
Es evidente que el punto de partida de los empiristas significa un rechazo radical de la existencia de ideas innatas tipo platónico o, como veremos más adelante, de las que propugna el Racionalismo y Descartes. Defender la experiencia sensible como única fuente del conocimiento les planteará un importante problema, que es explicar cómo se originan las ideas a partir de los sentidos, o lo que es lo mismo, cuáles son las operaciones que realiza el entendimiento en la construcción de las ideas y su posterior desarrollo, por ejemplo, en el caso de las matemáticas,
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