Realismo Crítico

CAPITULO PRIMERO

LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO

PRELIMINARES SOBRE LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO.

Conocer significa el proceso y el resultado de dicho proceso.

Conocer es la aprehensión espiritual de un objeto, del cual supongo que existe por sí, independientemente del conocimiento.

II CONSIDERACIÓN PSICOLÓGICA DEL CONOCER.

La psicológica se propone describir el acontecer psíquico, indicando en qué consiste y cuáles son sus grados de evolución, explicando, en cuanto sea posible, cómo se engendra y transcurre.

La psicología se reduce en cuestiones de hecho, dejando afuera de sus límites la cuestión de validez, si contestará a la validez, caería en psicologismo.

III CONSIDERACIÓN LÓGICA DEL CONOCER.

La relación de lo nuevo con lo viejo podría ser llamado un pensar.

La lógica aplicada establece normas para el pensar como una actividad psíquica de los individuos reales.

La lógica pura estudia los pensamientos y determina las condiciones bajo las cuales esos pensamientos son correctos.

IV PROBLEMAS DE LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO.

La Teoría del Conocimiento consiste, de un lado, en describir el conocer, y de otro lado, en formular los problemas que el conocer suscita e intentar su solución.

El método fenomenológico consiste en partir de los ejemplos empíricos.

Los rasgos esenciales del conocer son:

1. El conocer es una relación entre dos miembros, sujeto y objeto, que, permanecen distintos entre sí.

2. Esa relación en una correlación, pues el término sujeto sólo es sujeto en cuanto el otro es objeto suyo.

3. Esta correlación no es reversible.

La función del sujeto es aprehender, la del objeto, ser aprehendido.

El objeto no cambia, en el sujeto se produce conciencia del objeto.

Al deshacerse la correlación, el objeto deja de ser «objeto» (para el sujeto en cuestión); pero el sujeto sigue siendo sujeto (aunque entonces no es sujeto «cognoscente», si no un sujeto que siente, quiere, valora).

Cuando la representación del objeto, formada por el sujeto, concuerda con el objeto mismo, decimos que es verdadera. Y sólo cuando alcanzamos representaciones verdaderas estamos autorizados para hablar de «conocimiento». A este se contraponen el error y la ilusión.

CAPÍTULO II

EL CONCEPTO DE LA REALIDAD

I PROPIEDADES COMUNES A TODOS LOS OBJETOS.

La distinción entre los objetos y todo conocer y todos los contenidos del conocer, pueden llamarse la trascendencia de los objetos, su «ser en sí». Y vale para todos los objetos del conocimiento, incluso los ideales.

Los sujetos cognoscentes, así como los procesos por ellos vividos, son reales; pero sus objetos son irreales, «ideales», y, a pesar de su irrealidad, son algo determinado, fijo, que está por así decir, ente los ojos del sujeto.

II CARACTERES DE LOS OBJETOS REALES.

Los conceptos «real» o «efectivo» pertenecen al número de aquellos conceptos fundamentales que aplicamos en la vida práctica y en la ciencia como una seguridad intuitiva.

La formación de los conceptos supone diferenciación. A fin de diferenciar lo real de lo irreal, el hombre utiliza como medio la percepción.

Además de la percepción de los objetos mismos sírvenos de signo para conocer su realidad la percepción de sus efectos.

Los objetos meramente pensados no pueden ser percibidos ni tampoco pueden actuar.

III REALISMO INGENUO Y REALISMO CRÍTICO.

La diferenciación entre las cosas tales como se presentan e nuestra percepción sensible, y las cosas tales como son en sí, es realizada por el pensamiento científico.

Las propiedades no pertenecen «absolutamente» a las cosas, sino sólo «relativamente».

Los objetos fenoménicos, son las maneras como los objetos reales aparecen en la conciencia.

Los fenómenos o apariciones de las cosas de la conciencia, debería, propone Oswald Külpe, ser llamados «efectivos»; y, en cambio, lo que existe independientemente de las conciencia, debería ser llamado «real».

CAPÍTULO III

EL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD.

I DIFICULTADES DEL CONOCIMIENTO DE LA REALIDAD.

Los problemas de cómo sea posible el conocer y general y cómo sea posible un criterio de verdad, afectan, por lo demás, no sólo al conocimiento de los objetos reales, si no al de todos los objetos.

II LOS PROBLEMAS PARCIALES

Siguiendo a Oswald Külpe, podemos descomponer el problema del conocimiento de la realidad en cuatro problemas parciales:

1. ¿Es posible conocer la existencia de realidades?

2. ¿Cómo es posible conocer la existencia de realidades?

3. ¿Es posible conocer la constitución y relaciones de las realidades, es decir, determinarlas en este sentido?

4. ¿Cómo es posible «determinar» las realidades?

Külpe defina la «realización» de la manera siguiente: «Proceso de investigación en lo cual lo real, que ha de conocerse, es presupuesto, pero no producido. Sólo los pensamientos, con los cuales intentamos exponerlo y entenderlo, son lo que producimos y elaboramos»

CAPÍTULO IV

EL CONOCIMIENTO DE LA EXISTENCIA DE OBJETOS REALES

I DISCUSIÓN CON EL IDEALISMO SUBJETIVO (CONCIENCIALISMO)

El idealismo subjetivo «evidencia» (es decir, el carácter obvio, palpable) de una percepción es, en las ciencias de la experiencia, lo único que suministra un conocimiento seguro.

La percepción evidente no está ligada siempre a todas las vivencias de la conciencia.

El conciencialista, en sentido estricto, tendría, por tanto, que limitarse a establecer, describir, los hechos de conciencia dados por la percepción interna y externa y establecer asimismo regularidades entre ellos.

El conciencialismo psíquico no puede hacerse entre lo dado inmediatamente a la conciencia.

La percepción interna y externa es el punto de partida y el fundamento último para admitir la existencia d realidades físicas y psíquicas.

El pensamiento de un cuerpo sigue siendo un pensamiento. Ni se puede ver lo no visto, ni se puede pensar lo no pensado.

La peculiaridad del pensamiento consiste, en que no iguala o identifica consigo a sus objetos, si no que se refiere a ellos.

Todo lo que pueda ser objeto de pensamiento, es, contenido de conciencia.

Lo que pienso, ¿ha de ser por ello exclusivamente un contenido de conciencia? Todos los objetos del pensar tienen que ser, objetos de saber.

Los objetos del pensamiento pueden ser lo mismo objetos reales que fenoménicos.

La convicción de todas las ciencias de realidades, es que la existencia de sus objetos no es idéntica a nuestro saber de ellos, ni está inseparablemente unida a este saber. Esta convicción constituye un fundamento lógico suficiente para admitir la existencia de objetos reales.

Si por «conciencia» se entiende aquí el sujeto individual, entonces tenemos el llamado solipsismo. El solipsista sólo reconoce una conciencia, la suya propia.

Conciencia significa, bien de las vivencias subjetivas, la vida psíquica del sujeto, bien su saber.

El representante del realismo reconoce, sin reparo, que los objetos «inmanentes» son el punto de partida de todas las ciencias de experiencia; pero afirma que estas ciencias no se detienen nunca en lo dado.

Admitir la existencia de los objetos reales de la naturaleza, nos viene incluso impuesto por ciertas relaciones formales entre las sensaciones dadas. En la espontaneidad con que aparecen y desaparecen, persisten o cambian, se enlazan o se separan, exprésase su independencia respecto de nosotros, y, por tanto, su independencia respecto los objetos distintos de nosotros, objetos que no nos pertenecen, que, por tanto, son «reales».

En el conocimiento de los objetos reales de la naturaleza, hemos de someternos de manera más exacta el hecho de experiencia.

La abstracción y los objetos reales descansan en una confusión entre el «pensamiento» propiamente dicho, y la representación intuitiva. Un abstracto

-como una simple determinación espacial desprovista de color- o un concepto general como el del triángulo –que no es equilátero ni no equilátero-, no se puede «representar»; pero se puede «pensar».

Otra objeción contra el realismo es la que se basa en el pensamiento empirista.

El pensamiento propiamente dicho, no está limitado a lo intuitivo (fenoménico) ni por su contenido ni por la posibilidad de aplicarlo.

La necesidad y la validez universal son consideradas, con

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