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“Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?” (1784)


Enviado por   •  20 de Febrero de 2016  •  Apuntes  •  1.274 Palabras (6 Páginas)  •  362 Visitas

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 “Respuesta a la pregunta: ¿Qué es la Ilustración?” (1784)

En este breve artículo, Kant expone sintéticamente algunas de sus ideas acerca de su época y condición histórica. Durante el siglo XVIII, varios teóricos se interrogaban sobre el camino al que se veía abocada la humanidad, y sobre la inquietante cuestión de si vivimos en un proceso de decadencia  o de auge humano. Kant es tajante en esta cuestión, el ser humano está situado ahora ante una posibilidad nunca antes conocida, la posibilidad de ser ilustrado. El uso de la razón puede asegurarnos un futuro brillante en la historia, y yendo de su mano lograremos superar los múltiples problemas y vicisitudes sociales.

Pero, ¿Cómo tender hacia este estado perfecto en el que un mundo regido por la razón nos garantice una vida feliz y digna? El filósofo de Königsberg comienza así su célebre artículo “La ilustración es la salida del hombre de su autoculpable minoría de edad”1. Esta minoría de edad la identifica el filósofo con la incapacidad de servirse de la propia autonomía de razón, del propio intelecto y el entendimiento, de modo que debe apoyarse siempre en distintos elementos para completar su autoconciencia y guiar su vida. En un primer momento, el texto es una invitación al pensamiento libre, que nos insta a liberarnos de las distintas ayudas que la sociedad tiende continuamente a nuestra razón, puentes confortables que en palabras de Kant actúan así: “¡Es tan cómodo ser menor de edad! Si tengo un libro que piensa por mí, un director espiritual que reemplaza mi conciencia moral, un médico que me prescribe la dieta, etc., entonces no necesito esforzarme. Si puedo pagar, no tengo necesidad de pensar: otro asumirá por mi tan fastidiosa tarea.”2

Esta razón libre actúa como el ideal de la Ilustración, el vehículo que nos llevarás finalmente a una edad ilustrada de bienestar, perfección humana y social. Sin embargo este ideal no está exento de problemas, ya que el uso de la razón proporciona poder, y este poder se asocia a distintos niveles en distintos humanos que se erigen como eruditos o técnicos en base a sus supuestos conocimientos. Por tanto ¿Se puede separar entre la razón y el poder intrínseco que conlleva su uso? Es decir, ¿Podemos lograr que la razón sea únicamente empleada en su dimensión benefactora, impidiendo su mal uso natural? “Aquellos tutores que tan bondadosamente han tomado sobre sí la tarea de supervisión se encargan ya de que el paso hacia la mayoría de edad, además de ser difícil, sea considerado peligrosos para la mayoría de los hombres (y entre ellos todo el bello sexo). Después de haber entontecido a sus animales domésticos, y procurar cuidadosamente que estas pacíficas criaturas no pueda atreverse a dar un paso sin las andaderas en que han sido encerrados, les muestran el peligro que les amenaza si intentan caminar solos. Lo cierto es que este peligro no es tan grande, pues ellos aprendería a caminar solo después de cuantas caídas: sin embargo, un ejemplo de tal naturaleza les asusta y, por lo general, les hace desistir de todo intento.” 3

Por ello, el ideal de razón ilustrada de Kant entronca directamente con la problemática política del despotismo ilustrado. La interioridad y la voluntad del libre pensar no debe entrar en conflicto con regímenes políticos de tiranía o con burocracias ciegas, pues en caso contrario tienda a su decadencia y comodidad ociosa que impide una crítica real y una moral adecuada. “Más escucho exclamar por doquier: ¡No razonéis! El oficial dice: ¡No razones, adiéstrate! El funcionario de hacienda: ¡No razones, paga! El sacerdote: ¡No razones, ten fe! (Sólo un único señor en el mundo dice razonad todo lo que queráis, pero obedeced.)”

Por ello una condición sine qua non de la Ilustración es la libertad. “Es posible que el público se ilustre a sí mismo, algo que es casi inevitable si se le deja en libertad.” Sin que exista necesidad específica de tutores: “Aquel público que anteriormente había sido sometido a este yugo por ellos obliga más tarde, a los propios tutores a someterse al mismo yugo; y esto es algo que sucede cuando el público es incitado a ello por algunos de sus tutores incapaces de cualquier Ilustración. Por eso es tan perjudicial inculcar prejuicios, pues al final terminan vengándose de sus mismos predecesores y autores. De ahí que el público pueda alcanzar sólo lentamente la Ilustración. Quizá mediante una revolución sea posible derrocar el despotismo, pero nunca se consigue la verdadera reforma del modo de pensar, sino que tanto los nuevos como los viejos prejuicios servirán de riendas para la mayor parte de la masa carente de pensamiento.”4

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