Rompiendo el consenso: una crítica ideológica a los mass-media “Setenta y cuatro mil repeticiones hacen la verdad”
RENATO1000Ensayo15 de Agosto de 2016
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Rompiendo el consenso: una crítica ideológica a los mass-media
“Setenta y cuatro mil repeticiones hacen la verdad”
Aldous Huxley
Emil Beraún
Resumen
En la actualidad, la forma de pensar de los seres humanos está condicionada a múltiples elementos, siendo tal vez el más influyente el proveniente de los medios masivos de comunicación. Persiguiendo una finalidad que trasciende estrictamente lo económico buscan consensuar verdades para la obtención de poder político. Mientras tanto la realidad es presentada como un simulacro y nuestras conciencias se reducen a creer sin mayor reflexión en el poder de la imagen, aquella que no miente y vale más que mil palabras. Los mass-media ocasionan un cierre del universo del discurso, presentándonos un tipo de realidad antojadiza como la auténtica y objetiva verdad. La finalidad de la presente ponencia es problematizar el alcance y peligro de los medios de comunicación cuando su finalidad trastoca la esencia de su presencia, así como también el papel que corresponde a los intelectuales en su lucha contra la imposición de un monopolio consensual.
Palabras clave: Ideología, consenso, mass-media.
Abstract
At present, the thinking of human beings is conditional on multiple elements, being perhaps the most influential from the mass media. Chasing a purpose that transcends seek consensus truths to obtain political power strictly economic. Meanwhile reality is presented as a mock and our consciences are reduced to believe without reflection on the power of the image, one that does not lie and is worth a thousand words. The mass media cause a closure of the universe of discourse, presenting a type of capricious reality as authentic and objective truth. The purpose of this paper is to discuss the scope and danger of the media when its purpose disrupts the essence of his presence as well as the role of intellectuals in their struggle against the imposition of a consensual monopoly.
Keywords: Ideology, consensus, mass -media.
I
En la actualidad, el discurso dominante ha evolucionado como lo ha hecho la propia sociedad en la capacidad de criticarlo, haciendo posible que se difumine en aspectos tan cotidianos y cercanos, que muchas veces su presencia se hace irreconocible, aprovechando el carácter omnipresente de los medios masivos de comunicación en su capacidad de “informar” al instante. Sin embargo, como no toda ideología es perfecta, ya que deja fisuras posibles de ser reconocidas, es factible elaborar una crítica que confronte la intención y finalidad del consenso generado en la opinión pública.
Vivimos bajo un contexto donde lo práctico termina convenciendo a lo teórico de su razón de ser, logrando con ello, que la seducción sea el agente de triunfo de una ideología, que en su aparente ausencia logra vencer como nunca antes, mientras su intención sintoniza con aquello mismo que ha generado: distracción, complacencia y conformismo frente al entorno. La sociedad actual, con todos sus quiebres y saturaciones, se sostiene por una lógica capitalista que beneficia a una minoría es desmedro de una mayoría, que paradójicamente y contra lo que se podría suponer, más que un cambio substancial del sistema, desea generalmente, mediante la satisfacción de falsas necesidades, acercarse hacia un constructo de éxito impuesto.
Es sabido que toda base material requiere de un conjunto de ideas que la legitimen, siendo originadas por quienes controlan los medios materiales de producción. Así, desde los Estados, hasta las empresas trasnacionales que desbordan los poderes estatales, se propone un discurso que es elaborado desde múltiples aristas, y que a pesar de ello, responden a una misma finalidad: asegurar la reproducción de las condiciones de producción. En esa misma línea, es posible coincidir con Jameson (2005) cuando afirma que los contenidos de los medios masivos se han transformado en mercancías, y que terminan haciéndose indistinguibles con una versión más amplia de mercado.
La ideología actual, en clara correspondencia a la propia evolución de las formas de dominación y resistencia, se ha apartado de la conquista de la conciencia, hacia la victoria sobre la práctica de los individuos, en donde los medios de comunicación masiva juegan un rol fundamental. La ruptura de las fronteras de tiempo y espacio, permite que al menos se pueda tener un acercamiento referencial a muchos de los problemas que cotidianamente y de forma persistente acontecen en nuestra sociedad global; sin embargo, los sentidos son persuadidos de tal forma, que sus intenciones controlan a una conciencia en apariencia falsamente ilustrada[1].
II
En la actualidad, vivimos una época sin totalidad, donde la posibilidad de máximo conocimiento se pierde con la ampliación del mundo, mientras la tecnología permite que la memoria histórica sea reemplazada por la memoria tecnológica (Álvarez, 2011). Con esto, se imposibilita que se pueda seguir de forma coherente el aprendizaje acorde el incremento de información, pero con ello también, se logra que la distorsión frente a la realidad sea cada vez mayor y más fácil.
Existe un problema en el creer que se sabe, no solamente porque nadie escapa a la alienación ideológica que implica nacer bajo determinados condicionamientos culturales, sociales, etc., sino además, por la marcada intencionalidad en que dicho saber sobre el mundo, sea lo más intrascendente en la orientación de su aplicación. En tal sentido, los mass-media no sólo nos subjetivizan en mayor medida la realidad bajo el rostro de una pulcra verdad, sino que además, distraen nuestra atención imponiendo su agenda setting sobre lo que debe ser conversado y “reflexionado” como auténtico tema de interés, orientándolo hacia una sensualización que hace de nuestra práctica algo tan discorde con el acontecer de nuestro entorno.
Los mass-media, radio, prensa, televisión e internet, conforman por lo tanto, un discurso ideológico que se manifiesta de una forma “ausente”, subrepticiamente, y que manifiesta un poder indirecto, dado que orienta la voluntad de las personas, convenciéndolas, para que tomen decisiones que favorezcan a intereses empresariales y estatales. (Mager Hois, 2010). Hay que tener presente, que dicho convencimiento no necesariamente puede darse sin la toma de “conciencia” del sujeto objetivizado, dado que es posible indicar que debido al control sensual que acompaña la presentación de información y publicidad, se genera un cinismo a medias por el cual, el cuerpo disfruta olvidando la crítica racional.
III
Se puede afirmar que los mass-media influyen en múltiples aspectos en quienes son parte víctimas y en parte cómplices de su discurso. La víctima sin ser enteramente consciente de ello, construye su propia trampa, e incluso para quien afirma saber que existe dicha trampa y se consuela cínicamente, existen constructos culturales y simbólicos reproducidos que a pesar de cualquier autocrítica, estarán presentes; de ahí que, siendo responsables frente a cualquier relativización subjetiva, sea importante recalcar que nadie escapa a la ideologización; no lo olvidemos, nacemos en un entorno donde priman los valores dominantes como los mejores y absolutos, reproducidos hasta el infinito por programas, noticias, y contenidos que participan en el control de la voluntad.
Dentro de los mecanismos utilizados para dicho fin, empecemos tomando como eje central de análisis a la televisión, que a pesar de no contar con el monopolio exclusivo de audiencia, sigue siendo el medio más eficaz en la conformación del cierre del universo discursivo, y en la colaboración de algo tan importante dentro de la pugna ideológica, como lo es, la apropiación de los conceptos. No solamente las múltiples posibilidades de reflexión y crítica quedan orientadas hacia una vía única de tránsito unidimensional impuesta por los grupos dominantes, tal como expresaba Marcuse (1965), mediante el cierre del universo del discurso.
La televisión, primer objeto simbólico por excelencia, le otorga un contenido de “verdad” a lo que transmite por la imagen que reemplaza al argumento: “El objetivo prioritario para el ciudadano, ya no es comprender el alcance de un acontecimiento, sino simplemente verlo, mirar cómo se produce bajo sus ojos” (Chomsky, N. y Ramonet, I., 2002, p.87)
La relación medios-realidad, es dialéctica en su uso y resultado, dado que no sólo los mass-media evolucionan técnica e intencionalmente, sino también, sobre aquello mismo que generan en la sociedad; crea un gusto, lo alimenta, lo reproduce y seduce, nublando la reflexión y triunfando en su uso: “La televisión invierte la evolución de lo sensible en inteligible y lo convierte en ictu oculti, en un regreso al puro y simple acto de ver. La televisión produce imágenes y anula conceptos, y de este modo atrofia nuestra capacidad de abstracción y con ella toda nuestra capacidad de entender” (Sartori, G., 2003, p.51). Consideramos que si bien esto se cumple, ello no implica que el ser humano quede reducido a un autómata irreflexivo que no distinga lo real de lo imaginado; más bien, la televisión impide que aun sabiendo la mentira, puedas generar crítica y problematización. De ahí que sea posible afirmar, siguiendo lo propuesto por Bourdieu en su definición de violencia simbólica, que sea ese el tipo de represión expuesta por las imágenes que presenta, pero no por la crudeza de sus shows, sino más bien por aquello que evita sea apreciado en su auténtica dimensión, gracias a la banalización de sus contenidos.
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