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El término mass-media

nelsongrimoldiInforme14 de Mayo de 2013

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yutyuMASS-MEDIA

El término mass-media (medios de comunicación de masa) indica los instrumentos que permiten una difusión colectiva de contenidos del mismo tenor a los individuos y a los diversos grupos que componen la sociedad.

Forman parte de los mass-media: la prensa, el cine, la radio, la televisión, así como los libros, los discos, las cintas magnetofónicas, los vídeos... En oposición a la comunicación interpersonal que caracteriza a las relaciones directas, propias de las pequeñas comunidades, la comunicación social designa el intercambio de noticias, ideas y opiniones que se establece en las grandes sociedades, especialmente en la sociedad industrial, gracias a las nuevas técnicas. U. Eco ha analizado con eficacia en Apocalípticos e integrados una aproximación ambivalente a los mass-media. Hay quienes ven en ellos, con preocupación, un poderoso instrumento de homogeneización cultural, de aplastamiento general a base de lugares comunes, de pasividad y de ausencia de sentido crítico. Al contrario, otros los valoran como instrumentos eficaces de universalización de la cultura y como factores positivos de participación social. No valen ni las condenaciones fáciles ni los optimismos ingenuos, propios de quienes ignoran los aspectos negativos en los modernos instrumentos de comunicación. Se trata de una realidad que hay que dominar y guiar con competencia y sabiduría para que sirva al hombre y a la comunidad humana. Se necesita prudencia en los que gestionan estos instrumentos y sentido crítico en quienes se aprovechan de ellos.

El Magisterio de la Iglesia católica usa intencionadamente el término instrumentos de comunicación social, ya que contribuyen o, mejor dicho, deben contribuir a la información y al entendimiento entre los hombres, El Decreto conciliar Inter mirifica (1964) los pone incluso «entre los maravillosos inventos de la técnica que, de modo especial en nuestros días, extrajo de las cosas creadas el genio humano, con la ayuda de Dios" (IM 1). El pensamiento eclesial sobre los mass-media está presente en importantes documentos: el Decreto del concilio Vaticano II Inter mirifica (1965); las dos instrucciones pastorales Communio et progressio (1975) y Aetatis nostrae (1992). Consciente de la importancia que tienen los mass-media, la Iglesia ha establecido además importantes organismos, tanto a nivel central como periférico, para una utilización de estos instrumentos en orden a la evangelización.

HEGEMONÍA CULTURAL

Artículo principal: Hegemonía cultural.

Según la opinión de Gramiles, la hegemonía existe cuando la clase dominante no sólo es capaz de obligar a una clase social subordinada o minoritaria a que satisfaga sus intereses, renunciando a su identidad y a su cultura grupal, sino que también la primera ejerce control total en las formas de relación y producción de la segunda y el resto de la sociedad.

Papel de las entidades culturales

Actualmente, la hegemonía se consigue a través del control de los agentes culturales, entre los cuales destacan por su impacto social los medios de comunicación de masas. Ejemplo de ello es lo que se explica a través de la teoría del imperialismo cultural, siendo de especial interés el imperialismo de la industria cinematográfica estadounidense, y se da a entender que la tendencia actual en cuanto a hegemonización se centra en la exposición de modelos de pensamiento y conducta propios de la sociedad estadounidense para que otras sociedades adopten esos mismos modelos (fenómeno conocido como proceso definido en la [[teoría de la reproducc marielita y Cristina estuvieron aqui ella y yo nos amamos están utilizando desde las entidades de poder como herramientas de hegemonización del statu quo, tales como la religión, la educación (mediante el establecimiento de un currículo académico que favorece el aprendizaje de aquellas materias más

CULTURA POPULAR: HACIA UNA REDEFINICIÓN

Durante años, los innumerables trabajos e investigaciones realizados en torno a la cultura, partieron de marcos conceptuales y metodológicos específicos sintetizados en la búsqueda de matrices teóricas capaces de dar cuenta de la relación existente entre los sujetos sociales y sus expresiones culturales.

Así, fue posible acceder a caracterizaciones que resumieron las manifestaciones culturales y artísticas, en dos categorías complementarias y opuestas: cultura de élite y cultura popular, vinculando la pertenencia a una clase social con una producción simbólica determinada.

Posteriormente, esta tipología se amplió con la aparición de la reproducción técnica y el uso generalizado de los medios masivos de comunicación, dando lugar a lo que se conoció como la cultura de masas.

Esto provocó que el clásico debate acerca del significado sobre la cultura popular se complejizara, replanteando los conceptos que permitieran unificar criterios en torno a los estudios culturales y la pertenencia al campo cultural popular, elitista o de masas, sintetizadas en tres grandes líneas de análisis que sin ser excluyentes ni totalizadoras, expresan las perspectivas más abarcadoras.

Una de las corrientes, referida a los medios masivos y su alcance en la distribución y circulación de los productos culturales, llevó a que se identificara la cultura de masas con la cultura popular, otorgando de esta forma valores fundamentales al grado de masividad de un bien simbólico.

En este sentido, la cultura popular fue entendida como aquellas acciones realizadas con independencia del sujeto social interviniente, priorizándose el rol difusor de los medios masivos de comunicación en detrimento del agente productor, quien asiste en forma pasiva a la construcción de fenómenos denominados como "populares", llevados a cabo por "agentes" considerados "extraños" al campo popular y donde lo central pasa por el rol que adquieren las industrias culturales y el sector privado, al masificar productos que pueden haber sido originados desde los sectores sociales mencionados, pero que en alguna de las etapas de producción, circulación y recepción, ven cambiados las significaciones y los sentidos iniciales. Desde esta óptica, lo popular se vincula con la cantidad, mas relacionada con una lógica mercantilista donde lo popular es vaciado de contenido.

En este caso, lo popular es emparentado con masividad o multitudes. Lo masivo no como opuesto a la cultura popular, ni como "fagocitador" de ésta, sino como el lugar desde donde se interpela a lo popular. La cultura popular vehiculizada a través de los medios de masas reproduciendo sus formas de pensar, actuar y moverse, sus manifestaciones estéticas y sus preferencias por determinados bienes y no por otros. Es en última instancia, la interpretación que sobre la cultura popular operan las industrias y políticas culturales.

En América Latina, la expresión mas clara de esta tendencia se manifestó en la aplicación de políticas culturales de los gobiernos populistas durante las décadas del '40 y el '50. El cine, la radio y la televisión constituyeron medios fundamentales en la ejecución de estas políticas públicas.

En otros estudios, se consideran manifestaciones populares solo a aquellas prácticas que partiendo de clases sociales subalternas, condensan un sentido capaz de "resistir y enfrentar" a la cultura oficial o hegemónica, acentuando la capacidad de éstas de poder deslegitimar el orden simbólico vigente. Aquí se niegan y desestiman todos aquellos componentes culturales que si bien parten de estos sectores sociales, reproducen formas culturales dominantes sin llegar siquiera a cuestionarlas.

En los años posteriores, los '60 y '70, y acorde a la coyuntura socio-histórica mundial, esta tendencia llegó a ser importante, observándose entonces como artistas e intelectuales se vincularon con los sectores sociales subalternos, tomando de éstos, prácticas que posteriormente volcaron a manifestaciones consideradas de neto corte elitista. Esta línea de análisis significó la reaparición de la discusión en torno a la existencia de un "arte comprometido con el pueblo" en oposición a la noción del "arte por el arte", adjudicando a ésta última el estar al servicio de las clases hegemónicas.

Una tercera vertiente es aquella en que lo popular está dado por los contenidos temáticos exclusivamente. Posición asumida por los "folkloristas " y en general para quienes lo prioritario se sitúa entre la ritualización del pasado (artesanías, fiestas, prácticas comunitarias, etc.) y la cosificación y mistificación del producto cultural, obviando tanto el proceso en el cual se encuentra inmerso dicho producto y los sujetos productores, como los diferentes cambios que suceden en las instancias de circulación y recepción de una acción cultural.

Esta última forma de abordaje coincide en intentar explicar el estudio de la cultura popular a partir de construcciones sociales, descuidando la totalidad y priorizando alguna variable en particular, ya sea desde alguna de las etapas por las que atraviesa, es decir la producción, la circulación y recepción, como analizando exclusivamente el producto en sí mismo o partiendo de la posición social de quien produce o recepciona.

Desde los '80, el debate cobra mayor vigencia, no tanto por haberse arribado a conclusiones teóricas y resultados empíricos satisfactorios, sino que por el contrario, la complejización de problemas pendientes y la aparición de nuevos, replantea

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