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Suma Contra Los Gentiles


Enviado por   •  9 de Mayo de 2012  •  3.808 Palabras (16 Páginas)  •  1.636 Visitas

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DE LA SUMA CONTRA LOS GENTILES

Santo Tomas de Aquino

LIBRO 1

CAPÍTULO 1

El oficio del sabio

El uso corriente que, según cree el Filósofo, ha de

seguirse al denominar las cosas, quiere que comúnmente se

llame sabios a quienes ordenan directamente las cosas y las

gobiernan bien. De aquí que, entre las cualidades que los

hombres conciben en el sabio, señale el Filósofo que es propio

del sabio el ordenar. Mas la norma de orden y gobierno de cuanto

se ordena a un fin se debe tomar del mismo fin; porque en tanto

una cosa está perfectamente dispuesta en cuanto se ordena

convenientemente a su propio fin, pues el fin es el bien de cada

cosa. Así vemos que en las artes, una, a la que atañe el fin, es

como la reina y gobernadora de las demás: la medicina, por

ejemplo, impera y ordena a la farmacia, porque la salud, que es el

objeto de la medicina, es el fin de todos los medicamentos

confeccionados en farmacia. Y lo mismo sucede con el arte de

navegar respecto de la industria naval, y con el militar respecto

de la caballería, y de todas las otras armas. Las artes que

imperan a otras se llaman arquitectónicas o principales. Por esto

sus artífices, llamados arquitectos, reclaman para sí el nombre de

sabios. Mas como dichos artífices se ocupan de los fines de

ciertas cosas particulares y no miran al fin universal de todas las

cosas, se llaman sabios en esta o en otra materia. En este

sentido se dice en la primera carta a los de Corinto: Como sabio

arquitecto puse los cimientos (1 Cor 3,lo). En cambio, se reserva

el nombre de sabio con todo su sentido únicamente para aquellos

que se ocupan del fin del universo, principio también de todos los

seres, y así, según el Filósofo, es propio del sabio considerar las

causas más altas.

Mas el fin último de cada uno de los seres es el intentado

por su primer hacedor o motor. Y el primer hacedor o motor del

universo, como más adelante se dirá, es el entendimiento. El

último fin del universo es, pues, el bien del entendimiento, que es

la verdad. Es razonable, en consecuencia, que la verdad sea el

último fin del universo y que la sabiduría tenga como deber

principal su estudio. Por esto, la Sabiduría divina encarnada

declara que vino al mundo para manifestar la verdad: Yo para

esto he nacido y he venido al mundo, para dar testimonio de la

verdad (Jn 18,37). Y el Filósofo precisa que la primera filosofía es

la ciencia de la verdad, y no de cualquier verdad, sino de aquella

que es origen de toda verdad y que pertenece al primer principio

del ser de todas las cosas. Por eso su verdad es principio de toda

verdad, pues la disposición de las cosas en el orden de la verdad

es como la que tienen en el orden del ser.

Por otra parte, a un mismo sujeto pertenece aceptar uno

de los contrarios y rechazar el otro; como sucede con la

medicina, que sana y combate la enfermedad. Luego así como propio del sabio es contemplar, principalmente, la verdad del

primer principio Y juzgar de las otras verdades, así también le es

propio impugnar la falsedad contraria. Por boca de la Sabiduría

se señala convenientemente, en las palabras propuestas, el

doble oficio del sabio: exponer la verdad divina, verdad por

antonomasia, a la que se refiere cuando dice: Mi boca pronuncia

la verdad, e impugnar el error contrario a la verdad, al que se

refiere cuando dice: Y mi, labios aborrecerán lo inicuo. En estas

palabras se designa la falsedad contra la verdad divina, que es

también contraria a la religión, llamada piedad) de donde su

contraria asume el nombre de impiedad.

CAPÍTULO II

La intención del autor

El estudio de la sabiduría es el más perfecto, sublime,

provechoso y alegre de todos los estudios humanos. Más

perfecto ciertamente, pues el hombre, en la medida en que se da

al estudio de la sabiduría, posee ya de alguna forma la verdadera

bienaventuranza. Por eso dice el Sabio: Dichoso el hombre que

medita la sabiduría (Ecl14,22). Más sublime, pues por él el

hombre se asemeja principalmente a Dios, que todo lo hizo

sabiamente (Sal lo.3 ,24), Y como la semejanza es causa de

amor, el estudio de la sabiduría une especialmente a Dios por

amistad, y así se dice de ella que es para los hombres tesoro

inagotable) y los que de él se aprovechan se hacen partícipes

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