Síntesis crítica a San Buenaventura en su Itinerario de la mente a Dios

Universidad Teológica de América Central, Monseñor Óscar Arnulfo Romero

Curso: Filosofía Medieval I (BF-012)

San Buenaventura: el error de abandonar el entendimiento para adquirir sabiduría

Profesor: Pedro J. Solís

Estudiante: Rodrigo Antonio Montenegro Jiménez

Fecha de entrega: 21 de abril de 2016

San Buenaventura: el error de abandonar el entendimiento para adquirir sabiduría

San Buenaventura en su texto Itinerario de la mente a Dios se propone describir un proceso por el cual, según él, es posible lograr un ascenso místico hacia Dios, como momento culmen de la contemplación y el conocimiento de Dios. Este proceso está dividido por etapas, de manera que progresivamente se pueda entrar en contacto con Dios por medio de las distintas realidades accesibles a los hombres, hasta que se pueda prescindir de ellas y quedar ante El Señor, En las siguientes líneas deseo brindar de manera sintética la propuesta de Buenaventura por dejar de lado el entendimiento una vez que se han desarrollado las seis etapas anteriores, como si este fuera el último salto hacia el encuentro con Dios, y hacer mi propia crítica al respecto tomando en consideración que se trata del cierre para un proceso en el que el razonamiento humano ha tenido gran importancia.

La idea principal de San Buenaventura (s.f.) en su capítulo VII del texto en estudio es que una vez terminadas las seis etapas del proceso místico de la mente hacia Dios, el ser humano debe “trascender y traspasar” (ibíd., p.629) el mundo sensible y hasta sí mismo, tomando como camino a Cristo. El modelo propuesto por el autor es “el bienaventurado Francisco” (ibíd., p.631), quien por medio de una “contemplación excesiva” (ibíd.) alcanzó la máxima cercanía con Cristo. Para este autor, la perfección de este grado de contemplación debe implicar que se dejen de lado todas las intelecciones, para que todo el afecto se pase a Dios. Es decir, los esfuerzos intelectuales que han sido necesarios para superar las distintas etapas del trayecto resultan al final de cuentas un obstáculo para experimentar plenamente los frutos de ese caminar.

Éste anterior es el punto en el que de manera irrevocable me distancio de la propuesta que realiza San Buenaventura en su documento, ya que presenta un Dios que se coloca a sí mismo como fin último, y al mismo tiempo hace que todas las capacidades humanas se conviertan exclusivamente en medios para llegar hasta Él. Pero, si se abandonan las capacidades y cualidades que acompañaron al ser humano en todo su itinerario de la mente hacia Dios, ¿qué de esa persona llega a estar en presencia de Dios al final de cuentas?

Cabe resaltar que esta propuesta del autor se enmarca en una concepción de espiritualidad en la que la mística toma preponderancia por encima de cualquier otro método para acercarse a Dios, y es tan absorbente que al final se convierte en el único trayecto reconocido para mantenerse en la presencia de Dios. En pocas palabras, se trata de un abandono completo a la acción del Espíritu Santo, que en la visión del autor pareciera preferir manifestarse a través de emociones, que por medio del estudio y la reflexión en torno a lo que puede hacer referencia a Dios (y que ya ha sido útil en las etapas del itinerario que se presentaron en los capítulos previos).

El autor llega a recomendar que se abandonen los esfuerzos, los sentidos, y las operaciones intelectuales, todo lo sensible, lo invisible, lo que es y lo que no es, para reducirse a la unión con Dios (Cf. San Buenaventura, s.f. p.633), al punto que esta opción lleva a darle supremacía a la gracia, el deseo, la oración y hasta las misma tiniebla como los medios válidos para comprender esta preferencia de Dios por lo místico más que el entendimiento. Curiosamente el camino que inicialmente parecía servir para alcanzar la claridad en el encuentro con Dios, resulta desembocar en la entrada a las tinieblas (ibíd. p.633).

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