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MENTE DIOS


Enviado por   •  18 de Noviembre de 2014  •  2.224 Palabras (9 Páginas)  •  231 Visitas

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INTRODUCCION.

A

lo largo de la historia de la humanidad, la relación entre el hombre y Dios, o mejor dicho, la permanente búsqueda de Dios por parte del hombre, ha marcado todos los acontecimientos destacables y ha estado detrás de todos los grandes errores y también de aquellos avances que supusieron pasos importantes en la evolución del hombre.

Las religiones han sido el epicentro de todo. No ha existido gobernante que no estuviera vinculado o aconsejado por algún sector religioso o espiritual, del signo que fuese, y siempre con evidentes intereses de acumulación de poder, de ocupar lugares de privilegio.

Ahora bien, las explicaciones de una relación divina con la mente son muy escépticas ya que por motivos de ambigüedad y preferencia sea cual sea, el humano actúa de acuerdo a la naturaleza, por lo que más le convenga, eso es lo que nos puede generar alguna duda acerca de un dios existente y la fe que pueda generar esta idea, ya que para el buen desempeño en cualquier situación, la religión mueve masas de gran tamaño, haciendo y deshaciendo por doquier en el estado que sea.

“Entre el caos actual de valores, pensamientos, filosofías e ideologías, está surgiendo algo que, de forma sencilla y natural, abrirá las puertas a la comprensión y reconocimiento de la naturaleza de Dios y de su Sueño, su proyecto.”

D

ios sigue siendo el gran misterio sin resolver y los grupos religiosos se han fanatizado aún más, aferrándose a sus áreas de poder, compitiendo entre ellos y manteniendo postulados y creencias que en el ciudadano un poco inteligente causan rechazo y alejamiento.

Consecuencia, que cada día el hombre y Dios se mantienen más alejados que nunca, porque los intermediarios han demostrado su incapacidad para resolver cuestiones fundamentales del pensamiento humano, básicamente porque a ellos lo que les interesa es cualquier cosa menos Dios y su obra.

Pero, aunque el hombre no encuentre a Dios, El sigue abriendo vías para que el encuentro se produzca, y desde luego no lo hace utilizando intermediarios, sino a través de la misma vida, de la naturaleza, de la Madre Tierra, de los elementos e, incluso, de los avances científicos.

Dios es el Creador y el hombre su criatura. De la veracidad de ese hecho, aunque haya quien no lo admita, emana todo lo demás, sobre todo la "necesidad" del Padre de que sus hijos le reconozcan y se preparen para compartir su proyecto.

Entre el caos actual de valores, pensamientos, filosofías e ideologías, está surgiendo algo que, de forma sencilla y natural, abrirá las puertas a la comprensión y reconocimiento de la naturaleza de Dios y de su Sueño, su proyecto.

El hombre, incluso manifestando que no cree en Dios, comienza a actuar con una coherencia, con una mentalidad universal, con una "humanidad", con una conciencia de equipo que entra de lleno en lo que Jesús llamaba fraternidad, es decir, todos hijos del mismo Padre.

Y es curioso y sintomático que precisamente quienes más se mueven en esas direcciones son aquellos que reniegan del Dios de las religiones, los que ven o entienden que lo único válido es preocuparse y ocuparse de la familia humana, de los demás, de solucionar los problemas más urgentes que, curiosamente, son provocados en gran medida por la actitud egoísta e interesada de los otros, de los que hablan constantemente de Dios, de los que se dicen representar a Dios o se creen que Dios les eligió para hacer algo diferente.

Para comenzar discutiremos lo siguiente hablando de términos exactos:

Para la palabra divinidad existen tres usos diferentes, que sería posible superponer o integrar:

En referencia al Dios único y absoluto de las religiones monoteístas, o bien a un dios de las religiones politeístas, u otra entidad similar a un dios.

En referencia a poderes, fuerzas, energías, leyes o verdades que son universales y que trascienden las capacidades humanas.

En referencia a las cualidades de individuos o del ser humano si se considera que tiene un acceso especial a, o es parte de lo divino.

La divinidad como fuerza o poder, se refiere a la operación de un poder transcendental en el mundo.

Los diversos dioses de las múltiples corrientes del hinduismo representan uno u otro aspecto del funcionamiento del mundo, pero se reconoce que cada dios es sólo un aspecto de una única esencia divina que lo abarca todo (Brahman), sin forma y sin características.

Igualmente, el taoísmo propone un principio operante trascendental llamado Tao o Dao, que no es ni un ser ni una entidad, pero que da orden a este mundo.

La expresión lo divino es usada de manera variable en distintas confesiones y creencias, e incluso entre diferentes individuos dentro de una misma fe, para referirse a un poder transcendental, o a sus atributos y manifestaciones en el mundo, y aunque puede, no tiene por qué presuponer la existencia de diversos dioses o de un único Dios absoluto.

El discutir sobre una existencia hace al mismo hombre un filósofo pero a la vez lo hace un poco más ignorante, ya que entender la grandeza de una figura tan poderosa y que domina el ámbito estructural de una sociedad y cultura de otras, crea cambios tan irreversibles que solo la mente abierta lo sabe y lo juzga.

El hombre se ha encontrado siempre rodeado de interrogantes. Para él la existencia es como un inmenso palacio a recorrer, en el que cada puerta que se abre muestra una nueva sala con nuevas puertas y, por tanto, con nuevas incógnitas. Siempre existe un "más allá" y un nuevo "por qué".

Los hombres primitivos, en el despertar de la razón, debieron sentirse sobrecogidos ante la grandiosidad de un mundo implacable que les rodeaba y experimentaron su impotencia ante el rayo, la lluvia, el frío extremo, la enfermedad y, sobre todo, la muerte.

En un mundo excesivamente hostil y difícil, en el que los animales, unidos a los elementos, podían más que el ser racional, escaso en número y débil en medios, éste debió comenzar a pensar en el porqué de su existencia y vio la implacable evolución del hombre desde su infancia hasta la senectud; cómo se sumían todos, incluso los jefes más poderosos, en la decadencia y en la extinción física para acabar en la muerte.

Entonces debió surgir la idea de que existían fuerzas más poderosas a las cuales el hombre se encontraba sometido y así nació la veneración hacia el Sol, padre de toda la vida, hacia el trueno, el rayo, la lluvia, etc.,

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