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TRATADO SOBRE LA VIOLENCIA


Enviado por   •  20 de Mayo de 2015  •  1.947 Palabras (8 Páginas)  •  410 Visitas

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El tratado sobre la violencia es un argumento nos presenta a un personaje íntegro en su violencia, para dar a conocer el estudio de ella. El personaje en cuestión es Gilles de Rais de Montmorency-Laval, proveniente de una de las familias de la nobleza del inicio de la Francia, en el siglo XV. Luchó en los años finales de la Guerra de los Cien años como general del ejército junto a Juana de Arco. Condecorado por su valentía, como guerrero y admirado por su temeridad e inmensa riqueza. Guilles de Rais se le consideró un sanguinario en serie, asesinó a centenares de niños en su castillo acompañado de una macabra corte, en su juicio, se le atribuyó la muerte de al menos 150 niños y jóvenes a los cuales también practico “el pecado de la sodomía”. Los hechos llamaron la atención a Sofky para elaborar este tratado sobre violencia y pasión.

En el inicio del desarrollo de su texto, Sofky, aborda el tema con la lectura, de un fragmento de la declaración del juicio a Gilles ante el tribunal de la Inquisición, en el relato deja notar los atroces acontecimientos de los crímenes a estos niños para ubicar al lector en el grado de la violencia que manifestó Gilles de Rais al asesinar a estos inocentes cuya edad fluctuaban entre los 8 y 15 años, en su mayoría varones, destaca el autor del libro.

Posteriormente, Sofky nos ofrece el perfil del personaje: primogénito de uno de los grandes linajes de Francia, caballero militar, aristócrata con mucha fortuna y poder, creyente de la religión cristiana. En otras lecturas de la biografía de Gilles de Rais, lo mencionan como un hombre apasionado de las artes, especialmente por la música “le exacerbaban lo cantos gregorianos, llegando al éxtasis” .

Wolfgang Sofky, con estos dos elementos presentados, inicia su introversión hacia el entendimiento de la violencia, y nos hace reflexionar para comenzar la controversia en la aceptación o rechazo de la violencia al escribir… “es muy fácil decir que el valiente caballero Gilles de Rais fue en verdad un monstruo del sadismo, un engendro del diablo”, lanza su primer aguijón a la deliberación cuando continúa y escribe “pero el crimen es obra humana, es algo específicamente humano. Las bestias más feroces no cometen tales monstruosidades”, - y reafirma- “sólo el hombre es capaz de los peores actos”. Sofky, después de describir circunstancias históricas, comportamiento y la carrera de Rais, lanza una segunda reflexión al preguntar ¿Podemos con estos datos penetrar en las pasiones de la violencia?, ¿Cuál es el sentido de un crimen?, ¿Tiene la atrocidad algún sentido más allá de si misma? Sofky trata de encontrar un sentido, un fin, una razón al desarrollo de los crímenes. Menciona que encuentra por un lado “el placer del desorden, el escarnio del sufrimiento de las víctimas y el deseo de traspasar todo límite; y por otro lado dice que “lo que hace tan monstruosas las carnicerías de Guilles es la combinación de intelecto, pasión y ritual”.

¿Por qué intelecto? La serie de infanticidios no sólo es producto de la lujuria, la perversión y la alucinación, Sofky menciona que estas aberraciones no carecen de reflexión. Comienza con la elección de víctimas, niños y adolescentes, llevados a sus castillos por servidores o proveedores de Gilles, recorrían pueblos y aldeas y bajo engaños y falsas promesas de convertirlos en pajes en los castillos eran conducidos hacia la trampa mortal. En general fueron niños limosneros, pero no se escapaban los hijos de los plebeyos a cuyos padres eran convencidos de ofrecerles a sus hijos un prometedor futuro.

En cada castillo existía una cámara secreta dotada de instrumentos de tortura: ganchos, sogas, barras, puñales, espadas y pinchos (objetos con punta o pico). La ejecución era un ritual bien calculada. La violencia es practicada de forma metódica: es dosificada y temporalmente limitada para finalmente darle rienda suelta al placer. Una vez en la cámara de tortura la víctima era colgada por el cuello, luego se interrumpía el tormento y con caricias se le consolaba, cuando se tranquilizaba el sufrimiento nuevamente comenzaba la tortura para finalmente terminar con la víctima de diferentes formas, algunas veces los golpeaban violentamente la cabeza con un palo u otros objetos, otras veces los descuartizaba separando sus extremidades y la cabeza; y mientras los niños morían Gilles de Rais empezaba a practicar el vicio sodomita. Dormía con los niños muertos, los que tenían las cabezas y las extremidades más hermosas los dejaban a la vista. Hacía abrir algunos cadáveres, deleitándose al ver los órganos internos. Rais depositaba su semen sobre el vientre de sus torturados. Concluida la orgía, los servidores limpiaban la cámara, eliminaban los rastros de sangre y los cadáveres eran quemados y los esqueletos ocultados.

Sofky termina el párrafo con otra reflexión controversial y escribe -no sólo la preparación y el borrado de las huellas, también la ejecución de los actos violentos, su ritmo y sus procedimientos son operaciones no carentes de racionalidad el hombre de razón contra el monstruo. El filosofo Wolfgang Sofky menciona que el discurso de Rais, cuando es enjuiciado, puede leerse el ejemplo de los límites de toda interpretación racional-teleológica y ejemplo de la ceguera de la razón ante el crimen, refiere que la crueldad no persigue nada, es la crueldad por ella misma y ante esta reflexión Sofky nos lleva a tratar de comprender varios tipos de violencia: la violencia instrumental, donde el fin dirige la violencia y justifica su empleo . Canaliza las acciones, da una dirección y un término. La violencia absoluta, aquella que no necesita de ninguna justificación, la que no va ligada a razones, sin duda Sofky tiene una dirección pero no está sujeta a ninguna finalidad que le ponga un término, se desprende de los fines y ha hecho de la razón, su sierva. La violencia

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