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Teoria Del Conocimiento

bigcrak2919 de Abril de 2014

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I. INTRODUCCIÓN

El hombre, a lo largo de su existencia, ha sentido curiosidad por conocer el mundo que le rodea y ha pretendido dar explicaciones a una serie de interrogantes, que le han surgido de su contacto directo o indirecto con las cosas, hechos y fenómenos que la naturaleza le presenta. Gran parte de las explicaciones que ha dado se fundan en supuestos, creencias y generalizaciones que son aceptadas por razones de autoridad, experiencia, o de fe, sin crítica o razonamiento que sustente su veracidad.

Todo conocimiento es una relación, pero aparecen además dos términos, que son los que se relacionan. El sujeto que es cognoscente (conocedor) y el objeto que es conocido. Esos son los tres elementos que hay en todo conocimiento.

El conocimiento puede ser entendido de diversas formas: como una contemplación, como una asimilación o como una creación. Es una contemplación porque conocer es ver, una asimilación porque es nutrirse y es una creación porque es engendrar. Para el mundo griego es una contemplación, para el mundo medieval es una asimilación y para el mundo moderno es una creación. Los tres representantes de estas concepciones son Platón, Santo Tomas y Hegel, respectivamente.

La epistemología estudia la relación entre el sujeto y el objeto y todos los problemas que esa relación plantea. Se plantea preguntas como por ejemplo: si esa relación es posible, cuál es el origen de esta, si tiene límites, etc.

Ninguna de estas respuestas se da de forma aislada, todas las respuestas están relacionadas.

La relación de un determinado conocimiento no puede estudiarse dejando de lado al sujeto y al objeto.

II. CONCEPTOS A TRAVÉS DE LA HISTORIA

1. SEGÚN PLATÓN.

La teoría del conocimiento de Platón explica la presencia de los conceptos universales en el alma recurriendo a la Teoría de la Reencarnación, aprendida por Platón de los pitagóricos.

A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entendía Platón, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

Paso 1: el alma existe antes que el cuerpo. En su vida anterior, en el mundo suprasensible, contempla las ideas.

Paso 2: cuando el alma se une al cuerpo, olvida el conocimiento que había adquirido.

Paso 3: en el mundo sensible, el hombre percibe por los sentidos los objetos que fueron hechos por el Demiurgo (dios), a partir de una materia preexistente (jora), teniendo como modelo a las ideas.

Paso 4: la percepción sensible de los objetos despierta en el alma, por su semejanza con las ideas, el recuerdo de las ideas olvidadas. De allí que se denomine a esta teoría "Teoría de la Reminiscencia" o del recuerdo

2. SEGÚN ARISTÓTELES

Aristóteles es, uno de los máximos representantes del realismo, postura equidistante del idealismo y el empirismo gnoseológicos.

Por un lado, su teoría del conocimiento es distinta del idealismo platónico (cree que todo conocimiento comienza con la experiencia). Por otro lado, su postura es distinta del empirismo (cree que, gracias a la acción del intelecto agente, podemos conocer no sólo los accidentes sino también las formas universales presentes en las cosas particulares).

A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entendía Aristóteles, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

Substancia: el objeto de conocimiento es la substancia (la cosa en sí) compuesta de materia (particular) y forma (universal). El conocimiento, entonces, no es una construcción apriorística de la razón sino el fruto del esfuerzo conjunto de los sentidos y el entendimiento que, partiendo de la realidad particular, se elevan mediante la abstracción hasta la captación de lo universal presente ya en la realidad misma.

Sentidos: todo conocimiento comienza con la percepción sensible. Sin representaciones sensibles el alma no puede pensar. Si carecemos de un sentido, careceremos de también de los conocimientos correspondientes. Según Aristóteles: “Un ciego de nacimiento no tiene conocimiento de los colores.”

Sentido común: los sentidos brindan una multiplicidad de sensaciones particulares. El sentido común unifica estas percepciones para que puedan ser captadas por la fantasía o imaginación.

Imaginación: la fantasía elabora una imagen del objeto conocido que conserva todavía su particularidad.

Intelecto activo: a las imágenes de la fantasía el intelecto activo las despoja de todo rasgo particular captando la idea universal que ellas tienen en potencia. Justamente por estar en acto de conocer es que el intelecto agente puede actualizar dicha potencia.

Intelecto pasivo: mientras la facultad sensible capta los aspectos sensibles de las cosas, el intelecto pasivo tiene la capacidad de captar los aspectos inteligibles que imprime en él el intelecto activo.

3. SEGÚN DESCARTES

Descartes, considerado "Padre de la Modernidad", definió con claridad el objetivo de los filósofos de este período histórico: la búsqueda de la certeza.

Mediante sus meditaciones y su método intentó dar respuesta al escepticismo reinante. Su estrategia no fue el rechazo o la negación de la duda sino su aceptación hasta las últimas consecuencias. Es decir, utilizó la duda como método y sometió todo conocimiento a duda con el fin de encontrar una verdad de la que ya no pudiese dudar ni el más escéptico. Así llegó a alcanzar una certeza primera: “Pienso, existo.” Y teniendo en ella una base inconmovible, reconstruyó el edificio filosófico. En primer lugar, alcanzó una segunda certeza: la existencia de Dios. En segundo lugar, reafirmó la confiabilidad del conocimiento científico, el cual tenía a Dios por garante.

A continuación se presenta un esquema del proceso de conocimiento tal como lo entendía Descartes, acompañado de una breve descripción de los elementos que lo componen.

Duda metódica: en busca de una certeza, decidió rechazar como falsa toda afirmación de la que se pudiese dudar.

Duda del conocimiento sensible: los datos de los sentidos no son seguros, podemos dudar de ellos. De hecho, los sentidos nos engañan a menudo. Incluso no hay indicios ciertos para distinguir el sueño de la vigilia, por lo que todo lo que percibimos por los sentidos podría no ser real. En consecuencia, todos los datos de los sentidos, inclusive el propio cuerpo, quedan a un lado en esta búsqueda de la certeza.

Duda del conocimiento racional: como no se basan en los datos de los sentidos, las verdades de razón (lógicas y matemáticas) no son alcanzadas por la duda, la cual recae sobre el conocimiento sensible. Sin embargo Descartes señala que más de una vez nos equivocamos al realizar algún cálculo, y lleva la duda al extremo de afirmar que podríamos estar siendo engañados por un "genio maligno" o "dios engañador", astuto y poderoso. ¿Cómo podríamos defendernos de él?

“Pienso, existo”: más allá de toda duda se encuentra nuestra propia existencia. Incluso aunque admitiese que soy engañado por un genio maligno, ello no invalidaría la certeza que tengo respecto de esta proposición mientras la estoy concibiendo en mi espíritu. Pues no se trata de un razonamiento o una deducción (como todo lo que piensa existe, si yo pienso, yo existo) sino de una evidencia que se impone, de un conocimiento intuitivo que se obtiene de modo inmediato y directo.

Criterio de verdad: Descartes analiza su primera certeza para descubrir las notas distintivas que le servirán de criterio para identificar otras afirmaciones verdaderas. La afirmación “Pienso, existo” se presenta a la conciencia con "claridad" y "distinción". Por lo tanto, serán aceptadas como verdaderas aquellas ideas que sean claras (ciertamente presentes a la conciencia) y distintas (no confundidas con otras ideas).

Existencia de Dios: a pesar de haber encontrado una certeza absoluta (“Pienso, existo”), y a partir de ella un criterio de verdad, de todos modos sigue en pie la duda que sobre todo otro conocimiento nos genera la Hipótesis del Genio Maligno. La demostración de la existencia de Dios despeja las dudas sobre el conocimiento racional, que tiene en Dios a su garante. Su existencia se demuestra como causa externa de la existencia en la conciencia de la idea de perfección, que no puede provenir del yo que duda y es imperfecto. Y siendo Dios perfecto no puede ser engañador ni puede habernos hecho para que nos confundamos sistemáticamente. Podemos equivocarnos porque no somos perfectos, pero no estamos hechos para el error.

Conocimiento racional seguro: con Dios como garantía, el conocimiento lógico y matemático recobra su seguridad y se desecha la Hipótesis del Genio Maligno.

Ideas innatas: son las ideas que no proceden ni de la experiencia ni de la imaginación, son las únicas verdaderamente claras y distintas (la idea de Dios, por ejemplo).

Conocimiento sensible: se refiere a las ideas adventicias que, se supone, representan las cosas reales. Pero ¿cómo superar la duda respecto de este conocimiento? ¿No será sólo un sueño? ¿Cuál es su causa, su origen? Nosotros no, porque nos sentimos pasivos ante ellas. Dios tampoco, porque él no es engañador. Debemos concluir que la causa de nuestras ideas adventicias son las cosas externas realmente existentes. De todos modos, sólo conocemos de ellas con claridad y distinción que son substancia extensa.

Ideas facticias: son las ideas producidas por la propia

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