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Teoria Etica De David Hume

yrazz18 de Agosto de 2012

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Teoría ética de David Hume .

"Si podemos depender de algún principio que aprendamos de la filosofía

es éste, que pienso puede ser considerado cierto e indudable: no hay nada en sí

mismo valioso o despreciable, deseable u odioso, bello o deforme, sino que estos

atributos nacen de la particular constitución y estructura del sentimiento y afecto

humanos." (Apéndice)

David Hume es uno de los más representativos portavoces de la Escuela Empirista

inglesa, alcanzando un reconocido prestigio al llevar al empirismo, mediante el análisis del

conocimiento y la crítica de la metafísica y la moral, a sus últimas consecuencias.

Nace el 7 de mayo de 1711 en Edimburgo (Escocia). Proviene de una familia de la

pequeña burguesía terrateniente escocesa. Su familia quiso que estudiara leyes e incluso

comercio, pero al final tuvieron que dejarle libre para seguir lo que constituía su gran

interés: la filosofía. Por aquellos años, la obra filosófica de Locke y las teorías de Berkeley

constituían temas de animadas discusiones. La filosofía de Hume -por influencia de

Berkeley- desarrolló la doctrina de Locke, y llegó a un total escepticismo. Precisamente, esta

actitud escéptica sería el aguijón que más tarde despertaría a Kant del «sueño del

dogmatismo».

Entre sus obras destacamos Investigación sobre los principios de la moral (1751);

Investigación sobre el entendimiento humano (1751); Discursos políticos (1752); Cuatro

disertaciones (1757); Diálogos sobre la religión natural (1761).

Hume es ya un pensador ilustrado que tendrá notable influencia en Kant. La Ilustración

supondrá el triunfo y la afirmación de una confianza absoluta en la razón natural humana, y

la reacción contra el barroco, la ortodoxia y la Contrarreforma. David Hume representa el

prototipo de pensador ilustrado, en cuanto seguidor de las costumbres de su tiempo, y

contribuye también a la gestación de una nueva manera de ser y de pensar. Copartícipe de la

cultura ilustrada, hace una tríada con la naturaleza, las fuentes de las luces y la garantía de

la razón.

Hume hereda del liberal conde de Shaftesbury (Anthony Ashley, 16711712), su teoría

del emotivismo moral. El conde puede ser considerado como el padre de la moral del

sentimiento, la moral como independiente de toda religión y vinculada a un sentimiento

natural de justicia y responsabilidad. Este sentimiento rige nuestra conducta moral al

indicamos lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y nos acerca a nuestro deber moral, un

sentimiento natural que nos empuja a sentir simpatía hacia el bienestar de las personas de

nuestra sociedad, y rechazo y aversión a las conductas negativas propias y del prójimo.

La teoría ética: el Emotivismo moral

El emotivismo es la teoría ética según la cual el fundamento de la experiencia moral no

lo encontramos en la razón sino en el sentimiento que las acciones y cualidades de las

personas despiertan en nosotros. Aunque este título no se encuentra en las investigaciones

éticas de Hume, podemos utilizarlo para caracterizar su punto de vista en relación con el

fundamento de la moral.

CRÍTICA DEL INTELECTUALISMO. LA FALACIA NATURALISTA

El emotivismo moral se opone al intelectualismo moral. Las Éticas hasta el momento

pretenden fundar la moralidad en la razón o afirman que la distinción entre lo bueno y lo

malo se fundamenta en el razonamiento. Esto garantiza la universalidad y objetividad de los

juicios morales. Hume destaca decididamente la importancia de la esfera de los

sentimientos y las emociones en la vida moral.

Las éticas clásicas tendían a buscar el fundamento de la condición moral del ser

humano en su misma condición racional, y en virtud de ella a establecer lo bueno y lo malo,

la virtud y el vicio. Del análisis de la naturaleza humana deducían el catálogo de obligaciones

morales: El hombre es un ser pensante (Aristóteles, Platón), luego debe vivir una vida

racional. El hombre tiene tendencia natural a conservar la vida, luego tiene obligación moral

de hacerlo (Tomás de Aquino)... Hume entiende que esto no es posible, que el conocimiento

moral no puede fundamentar la moral. Es necesario desplazar la ética del mundo de la

racionalidad al ámbito de los sentimientos y esto fundamentalmente por las siguientes

razones:

1. El conocimiento de los hechos nos muestra cómo son los hechos, no cómo

deben ser. Por tanto, cualquier pretensión de deducir normas morales a partir de hechos

cometerá una falacia, consistente en pasar ilegítimamente del ámbito del ser al del deber

ser. Esto recibe el nombre de «falacia naturalista». Todas las éticas que fundamentan la

moral en el análisis de la naturaleza humana cometen, a juicio de Hume, la falacia

naturalista, ya que deducen las normas morales del análisis de lo que el hombre es. La

moralidad no se ocupa del ámbito del ser, sino del deber ser, no pretende describir lo

que es, sino prescribir lo que debe ser. Sin embargo, de la simple observación y análisis

de los hechos no se podrá deducir nunca un juicio moral, lo que "debe ser".

2. La razón por sí misma es incapaz de mover al hombre. La lógica no nos impulsa

directamente y por sí sola a la acción. La razón sola no es motivo para nuestra conducta,

ni siquiera para su valoración. Los sentimientos son los que realmente empujan a obrar.

3. La razón puede ayudamos a decidir cuáles son las consecuencias útiles o

perniciosas de las cualidades y las acciones, y por lo tanto debe tener cierto papel en la

experiencia moral. Sin embargo es insuficiente para fundamentar dicha experiencia

moral.

TESIS BÁSICAS DEL EMOTIVISMO MORAL

En el Apéndice I de su obra "Investigación sobre los principios de la moral", Hume

presenta con claridad las tesis básicas del emotivismo moral. Los argumentos más

importantes que presenta en dicho Apéndice son:

1. Las distinciones morales no proceden del conocimiento de hechos. Lo que

denominamos "bueno" y "malo" no puede ser considerado como algo que constituya

una cualidad o propiedad de un objeto moral. Si analizamos una acción moral, sea

buena o mala, y describimos los hechos, aparecerán las propiedades de los objetos

que interviene en la acción, pero no aparecerá por ninguna parte lo "bueno" o lo

"malo" como cualidad de ninguno de los objetos que intervienen en la acción, sino

como un "sentimiento" de aprobación o desaprobación de los hechos descritos. Si la

razón fuese el fundamento de la moral, entonces lo moral tendría que ser un hecho o algún tipo de relaciones entre hechos, dado que la razón sólo puede juzgar sobre

cuestiones de hecho o relaciones; pero Hume intenta mostrar que la bondad o

maldad morales no son hechos ni cualidades de los hechos: el carácter de mala o

buena de una acción o cualidad no es algo que se incluya como un elemento o

propiedad real del objeto o cosa que valoramos. Al no ser una cuestión de hecho,

dicho carácter no aparece en la descripción de las propiedades reales de los objetos

que podemos percibir (colores, formas, tamaños, movimientos, ...). Conocidas todas

las circunstancias de un hecho no es la razón la que juzga sobre la bondad o maldad,

sino el corazón, el sentimiento.

2. La esfera moral tiene una clara analogía con la esfera del gusto o experiencia estética:

tampoco la belleza es una propiedad que se incluya en los objetos mismos; es cierto

que en la belleza son importantes las relaciones, por ejemplo la belleza clásica parece

que depende de la proporción, relación y posición de las partes; pero no por ello la

percepción de la belleza consiste en la percepción de dichas relaciones. Y lo mismo

ocurre, dice Hume en la esfera moral:"el crimen o la inmoralidad no es un hecho

particular o una relación que puede ser objeto del entendimiento, sino que surge por

entero del sentimiento de desaprobación, que, debido a la estructura de la naturaleza

humana, sentimos inevitablemente al aprehender la barbarie o la traición".

De todas maneras, nuestro autor entiende que la razón y el sentimiento concurren en

casi todas las determinaciones y conclusiones morales. Aunque admitimos que ambos

intervienen en todo asunto moral, es preciso reconocer que la determinación de la conducta

incumbe particularmente al sentimiento y no a la razón, porque los sentimientos son los que

realmente empujan a obrar. El sentimiento moral aparece como una pasión, una emoción,

una sensación (feeling) que nos lleva a aceptar unos comportamientos y a desaprobar otros,

o que nos hace estar conformes con determinados juicios morales y disentir de otros.

Concluye Hume señalando que hay dos esferas en nuestra subjetividad:

1) La esfera de la razón:

. está a la base del conocimiento del mundo, de la verdad

...

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