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Teoría del conocimiento de David Hume (1711-1769)

Juan Manuel De La Rosa MadridApuntes25 de Febrero de 2023

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Juan Manuel de la Rosa

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DE DAVID HUME (1711-1769)

Pensador británico de la Edad Moderna, concretamente de la época de la Ilustración, uno de los mayores exponentes del empirismo del S.XVIII, que realizará una de las mayores críticas al pensamiento racionalista.

Su pensamiento empirista defiende la idea de que “todo conocimiento tiene su origen en la experiencia”, por lo tanto descarta las ideas innatas que aseguraba el racionalismo. Va a elaborar un pensamiento que huya de los dogmatismos racionalistas y religiosos que solamente crean sociedades intolerantes. Va a analizar el origen, la validez y el límite del conocimiento.

Para Hume, el material cognoscitivo que encontramos en nuestra mente son las percepciones, que son la suma de impresiones e ideas. Las impresiones son lo que llamamos “el sentir” y hacen referencia a los sentimientos, las sensaciones, las emociones y las ideas serían lo que llamamos “pensar” y hacen referencia a los pensamientos, los recuerdos, las imágenes. Las impresiones se distinguen de las ideas por su mayor grado de  viveza, son las primeras que aparecen en la mente y de ellas se derivan las impresiones. Podríamos decir que las ideas son copias mediatas o inmediatas de las impresiones. No podemos dar por buena ninguna idea que no tenga como referencia una impresión (si se diese el caso debemos rechazarla como verdadera, sería una mera ilusión producto de nuestra imaginación).

Ejemplos:

Podemos tener la idea de unicornio, pero es una ilusión producto de nuestra imaginación, pues no tenemos experiencia (impresión real) de ese objeto.

Una persona invidente no puede tener la idea de libro en su mente, porque nunca ha visto ninguno.

Las ideas y las impresiones se asocian de manera natural siguiendo unas leyes asociativas determinadas. En este proceso asociativo entra en juego la imaginación, la costumbre y la memoria.

La imaginación es la encargada de aplicar estas leyes asociativas que son fundamentalmente 3:

Ley de semejanza: la imaginación tiende a asociar las imágenes semejantes

Ley de contigüidad espacio temporal, las imágenes que se dan en un mismo espacio y tiempo tienden a reproducirse seguidas

Ley de causa-efecto: tendemos a organizar los objetos por su causa y efecto y se reproducen conjuntamente.

La aplicación de estas leyes asociativas, tienden a generar hábitos cognoscitivos (tendemos a pensar de la misma manera) y este hábito cognoscitivo es posible gracias a la memoria que es la que lo almacena.

Conociendo el material que alberga nuestra mente y cómo se relaciona podemos abarcar los tipos de conocimiento que son posibles para Hume.

Relaciones de ideas, son enunciados que se limitan a expresar la relación entre dos objetos, el predicado se extrae del análisis del sujeto. Son universales y necesarios y proporcionan certezas que no han de recurrir a la experiencia para explicarlas, se valen simplemente de un razonamiento intuitivo y demostrativo, pero no aportan información nueva de la realidad. Se rigen por el principio de no contradicción, en sus enunciados no hay cabida a su contrario (dos y dos son cuatro y pensar lo contrario es absurdo, no admite contradicción). Es un conocimiento propio de las ciencias lógico-matemáticas.

Ej.: La suma de los ángulos de un triángulo suman 180º. Los gatos son animales. Treinta es dos veces quince.

Cuestiones de hecho: son proposiciones que expresan hechos que tienen que ver con la realidad. Son propias de las ciencias empíricas, naturales (p.ej la física) y aportan información sobre la realidad. Para aceptarlas como válidas tienen que estar basadas en la experiencia. Por lo tanto es un conocimiento de hechos pasados (ej. yo sé que en el pasado cada mañana el sol sale por el oeste, lo he comprobado y experimentado cada día), no sé si estos hechos se darán de nuevo en el futuro, la experiencia me dice que sí, pero como mi conocimiento no puede ir más allá de la experiencia, las proyecciones que hago hacia el futuro son meramente probabilidades, creencias (creo y es probable que en el futuro pase lo que vengo experimentando en el pasado), por lo tanto las cuestiones de hecho que es en el campo en el que se mueven las ciencias empíricas no pueden proporcionarnos certezas absolutas.

Podemos concluir que Hume afirma como criterio de verdad que solo aquellas cosas de las que tenemos experiencia pueden ser conocidas, todo lo que va más allá de nuestra experiencia es pura creencia o probabilidad. Nuestro conocimiento nace y muere donde lo hace la experiencia

O lo que es lo mismo, solo aquellas ideas de las que tenemos impresión, pueden considerarse certeras, el resto son pura imaginación.

Esta Teoría del  Conocimiento revertirá en su crítica metafísica (Yo, Dios y el Mundo)

CRÍTICA A LOS CONCEPTOS METAFÍSICOS

La Teoría del Conocimiento de Hume, va a condicionar su concepción de la realidad y va a elaborar una feroz crítica a los conceptos metafísicos postulados por el racionalismo (Yo, Dios y Mundo)

Crítica al principio de causalidad: el principio de causalidad se define como “todo lo que comienza a existir debe tener una causa de su existencia”. Para Hume de ese nexo necesario entre la causa y el efecto, no tenemos impresión, es producto del hábito, de la costumbre. Para Hume el individuo sólo tiene experiencia de dos fenómenos contiguos en el tiempo. El individuo observa un fenómeno A y a continuación un fenómeno B y es la costumbre la que nos invita a pensar que A es causa de B, pues no tenemos impresión de ese nexo necesario que hace que A es la causa y B el efecto.

Ej.: Una bola de billar A comienza un movimiento hacia otra bola de billar B, chocan y se inicia el movimiento de la bola B. El individuo solo observa el movimiento de la bola A, un sonido de choque y el movimiento de la bola B. Al observarlo y ver que se repite ese movimiento tantas veces como lo experimentemos, creemos tener la certeza de que cada vez que se inicie  el movimiento de la bola A chocará con la bola B e impulsará su movimiento, por lo tanto creemos que el movimiento de A es la causa del movimiento de B. Pero imaginemos que en el experimento de estas bolas de billar  la bola A es de plástico y la bola B es de acero (su apariencia es exactamente la misma que en las primeras bolas) y se inicia el movimiento de la bola A, choca con la bola B y ¿Qué ocurre? la bola B no se mueve (la bola de plástico no tiene fuerza suficiente para mover la bola de acero). Lo que nuestros sentidos han captado son dos bolas exactamente iguales tanto en el experimento primero como en el segundo y el resultado es totalmente diferente. Por lo tanto ante dos fenómenos aparentemente iguales hemos recibido dos respuestas diferentes, es decir el nexo causal que hizo que la bola A moviese la bola B y en el segundo experimento el nexo causal que hizo que la bola A no moviese la bola B lo desconocemos, no tenemos impresión, solo tenemos impresión de los movimientos de ambas bolas, y que a base de repetirlos tenemos la costumbre de que siempre ocurrirá como ha venido ocurriendo.

Este principio de causalidad por lo tanto solo merece ser creído, no es objeto de conocimiento demostrativo, no es universal ni necesario, no es una relación de ideas y tampoco una cuestión de hecho porque no hay experiencia de ese nexo causal.

No es ni universal ni necesario, pero si es útil, el individuo necesita de este principio de causalidad para no vivir en la incertidumbre, para adelantarse a lo que con probabilidad ocurrirá en el futuro, pero no lo conocerá con certeza, será simple probabilidad.

Concluimos que para Hume, todo aquello que va más allá de la experiencia se convierte en creencia en probabilidad, iniciando un camino hacia la crítica de las sustancias metafísicas, que afirman verdades que no son conocidas por la experiencia.

Crítica al concepto de sustancia: si nos basamos en el concepto de sustancia aristotélico, sustancia es aquello que permanece, aquello que subyace a los accidentes, la esencia de los objetos. Para Hume no existe impresión de esa esencia permanente, de esa sustancia que permanece a pesar de los cambios, para Hume, sólo tenemos experiencia de los cambios que sufre la sustancia no de lo que permanece, no es que no exista, pero el ser humano no la puede conocer.

Al criticar el concepto de sustancia Hume arremete directamente con los principales conceptos de la metafísica

Crítica a la idea de Yo: al igual que en el concepto de sustancia, del yo tenemos multitud de impresiones (alegre, triste, niño, adulto, enamorado…) no tenemos impresión del yo que queda imperturbable, que se mantiene bajo todos los accidentes.

Crítica a la idea de Dios: con respecto a Dios no existe absolutamente ninguna impresión y su existencia no se puede demostrar ni a priori (en el concepto de Dios no va implícita su existencia) ni  posteriori (habría que basarse en el principio de causalidad y ya hemos visto que no es válido en sí mismo)

Crítica a la idea de Mundo: de la idea de mundo no hay garantía de que las impresiones que tengamos de él sean idénticas a la realidad propiamente dicha por lo tanto tampoco es válida esa idea de mundo.

Esta crítica a los conceptos metafísicos hace que Hume se adentre en la concepción escepticista de la realidad, un escepticismo moderado (acepta la creencia de la causa y efecto para poder desenvolvernos en la vida) y se embarca también como consecuencia en el fenomenismo (el conocimiento que daremos por certero es aquel que se nos aparece, sin poder llegar a conocer sus valores últimos ni sus esencias)

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