Teoría De La Complejidad
kalimbon21 de Noviembre de 2012
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Introducción
El ser humano desde siempre ha intentado explicarse a sí mismo y a lo que le rodea, buscando explicaciones y verdades desde subjetivas y/o culturales interpretaciones místicas hasta lo que conocemos hoy como método científico o simplemente ciencia. A lo largo de esta búsqueda de conocimiento ha abarcado un sin número de diversas dimensiones; el clima, el cuerpo humano, la vida, el pensamiento, la naturaleza, desintegrando e integrando una rama con otra, especializando y abarcando nuevos campos que uno a uno han logrado un inmenso cumulo de conocimientos pero, que con ello ha arrastrado una inmersa fragmentación de la realidad. Pese a ello, con el transcurso de la historia nos hemos dado cuenta, al menos en las ciencias sociales, de la necesidad del contexto, del valor de la temporalidad más allá de un mísero dato numérico, de la importancia de someter a juicio la realidad abarcando no sólo el dato objeto del método científico positivista, sino también contextualizándolo, sumergiéndolo en un mundo multidimensional, entendiendo que la realidad no puede dividirse y estudiarse de forma aislada, dejando de lado variables, como la cultura, el tiempo histórico, la subjetividad humana, las emociones, etc. Toda acción y acontecer humano deben entenderse en forma multifacética.
La teoría de la complejidad se abre paso sobre esta realidad fragmentada, mostrándonos una nueva forma de pensamiento, más allá de la linealidad causa efecto, irrumpiendo no como “nueva invención”, a pesar de su categoría de emergente, comparada a la del método científico que hoy conocemos, sino más bien de unificación de las múltiples ciencias, sirviéndose de nociones de la teoría de sistemas, teoría de la información y la cibernética para explicar la realidad, y más que explicarla entenderla desde un enfoque multidisciplinario. Sin embargo, este enfoque no nos habla de un nuevo cumulo de conocimientos categorizados, va mucho más allá, comprendiendo el orden y el desorden de la realidad, la organización y auto organización de la misma, escapándose de la simple causalidad, complejizando el pensamiento.
Ciencia y problemática respecto a los paradigmas de conocimiento
Si hoy en día pensamos en aspectos multidisciplinarios, en trabajo en equipo, en la conjunción de especialidades para resolver problemáticas a nadie le parece una mala idea, al contrario, la complejidad está asumida hace mucho tiempo. Incluso basta con observarla en la vida cotidiana (Morin, 2006). Es más, la misma ciencia coloca en la mesa a la complejidad. Es cosa de pensar en el intento del aislamiento de las variables en un laboratorio bajo experimentos científicos que buscan verdades, ellos reconocen que hay una realidad múltiple, en forma implícita, al alejar el fenómeno observable de variables que no puedan manejar. Sin embargo esta práctica ha sido la única forma de conocimiento, la única forma que ha sido vista como válida durante siglos, y es algo que, hasta quien ni siquiera se desempeña en asuntos científicos, ha asumido como única realidad. Este modelo de pensamiento, la causa y efecto como la única forma de conocer, de entender, de explicarlo todo, está incrustado en el mundo, toda nuestra realidad se comporta funcionalmente de acuerdo a las leyes que “descubre”, es por eso que no es fácil terminar con esa única forma de concebir la realidad (Velásquez, (2009).
Entonces, a pesar, de que no es descabellado, y muy pocos podrían oponerse, en pensar en forma multidisciplinar, concebir la realidad desde un pensamiento complejo multifacético, cómo es que aún sigue enraizado en nuestro diario vivir las explicaciones constantes de las causas efecto. ¿Cómo es que aún nos regimos bajo un mundo cubierto de especializaciones enfrascadas, métodos matemáticos para probarlo todo? ¿Por qué es que aun incluso, la misma rama de psicología sigue buscando validación en metodologías antiguas? Incluso parece casi una aberración hablar de que no es una ciencia exacta. Y como tal, frente a otras ciencias, carece de importancia, de valor. Vivimos luchando por matematizar algo que no lo necesita, porque al fin y al cabo, la matematización no es la única realidad que nos rodea. Pero, vivimos en un esquema de mundo difícil de romper, influido fuertemente por la economía, por los grandes metarelatos sobre el progreso que nos debieran llevar a un mejor “futuro”, y es este desarrollo científico y tecnológico basado en lo que primeramente fue el trabajo especializado para producir mejores producciones de la industria condujo a un sistema disciplinario que busca la especialización, situando los conocimientos del mundo de forma separada .La reducción y el determinismo obligaron a abrazar la lógica mecánica de la maquina artificial como única forma de ver la realidad de las problemáticas humanas (Morin, 1996).
La revolución tecnológica y científica a finales del siglo XIX, alcanzando el siglo XX, tuvieron su máximo esplendor, alcanzando todas las ramas del conocimiento. Con esto se desarrollan nuevas industrias. Un claro ejemplo, es la medicina, la cual pronto se vio invadida de tecnología que muy rápido contribuyó en establecer diferentes formas de diagnóstico, gracias al avance de instrumentos, equipos computacionales y nuevas técnicas de intervención pero, esta rápida disponibilidad de información dejó fuera un sinfín de fenómenos sociales que acompañaban el acontecer médico. No fue suficiente el conocimiento científico, ya que numerosas variables contribuían a desarrollar nuevas enfermedades que no solo eran respuesta a cambios químicos aislados, sino que en ellas influía el contexto histórico en donde se desarrollaron, la cultura, los cambios sociales, la genética. El capitalismo entonces generó desigualdad no sólo en cómo estudiaba la realidad sino en la realidad misma, la exagerada explotación de los recursos naturales en pos del progreso, la experimentación con armas utilizando la biología y la química para ello, las guerras mundiales, cambios climáticos que llevaron a numerosas catástrofes y variados cambios sociales propiciaron la aparición de nuevas formas de enfermedades tales como virus de rápida mutación o bacterias resistentes (Ramis, 2007).
Estas nuevas enfermedades nacen de la complejidad, de la realidad compleja, ya no se les puede ver como objetos aislados de laboratorio, existen en un contexto, se hallan en un mundo en donde las variables emergen desde la imprevisibilidad. Tanto la etiología como los tratamientos de estas enfermedades no podían ser tomadas desde el reduccionismo, el determinismo causa y efecto. La realidad había que pensarla complejamente, desde la contradicción, la incertidumbre (Morin, 2006).
Sin duda, en ciertos instantes de la historia, las ciencias cumplieron con explicar la realidad desde ciertos modelos, es más, llevaron a importantes y grandiosos descubrimientos pero, estos mismos modelos funcionaban y eran aceptados porque representaban en la realidad instancias de control, cálculo y medida. La ciencia se amparaba en el principio de la demostración, la famosa “verificación” de la verdad objetiva, y sin duda al aislar variables lograban demostrar, por decirlo de algún modo, trozos de la realidad que realmente suponían una verdad pero que con ello se desestimaron otras formas de ver realidad, el reduccionismo fue insuficiente para dar una interpretación más profunda, no objetiva ni numérica, sino más completa, se desestimo el estudio de otras relaciones de la realidad que también eran importantes para entender un todo (Sousa, 1995 citado de Velázquez, 2009)
Las ciencias positivas no sólo fragmentaban la realidad sino que la observaban de una manera estática, se alejaban de las interpretaciones críticas y reflexivas de la complejidad del mundo social (Velázquez, 2009) . Y aun cuando crearan en sus modelos ciencias “duras” bajo la lógica matemática, hasta estas mismas, bajo el reduccionismo, no lograron explicar la realidad, como observamos en el caso de las ciencias biológicas o lo que ocurrió más tarde con la física al comenzar a observar “el desorden” como una variable fluctuante en los objetos de la realidad que tenía por estudio.
Y entonces emerge la complejidad, ahí, escondida, donde siempre ha estado, en lo habitual. El filósofo francés Morin, entre otros científicos señalan que la complejidad más que un nuevo paradigma es una forma de pensar, un modo de pensar distinto, una realidad estudiada de forma compleja, que se muestra a través de fenómenos que no son causales sino que transcurren de forma aleatoria y que debe ser estudiada por modelos de comprensión que abarquen distintos niveles y formas de estructuración. La visión de la complejidad permite indagar en problemáticas que no pueden, ni deben, ser fragmentadas y reducidas y que simplemente no pueden ser estudiadas por el modelo positivista. (Velázquez, 2009 y Osorio, 2008) .
Queda entonces preguntarse, si parece tan adecuada esta forma de pensamiento, y abordada por diversos autores y pensadores de nuestro siglo, como la emergencia de un nuevo modo de ver la realidad, ¿Qué es lo que nos frena a adoptarlo? ¿Por qué aparentemente se deja en la reflexión, pensamiento, y utopía? Lo interdisciplinario parece estar de moda, sin embargo parece ser tan solo un cumulo más de conocimientos.
De la Simplicidad a la Complejidad
Según Morin, 2006 , la complejidad para ser comprendida debe explicarse entendiendo en qué consiste el pensamiento simplista, ahora bien, como se ha dicho, es un modo de ver
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