Teorías Éticas
xDaniuska24 de Noviembre de 2013
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ropio, de lo que es de modo esencial y, al mismo tiempo, le distingue del resto de
los seres naturales. El fin hacia el que tiende cada ser particular es, por relación a él
mismo, un bien. Así, pues, si hablamos del hombre, el bien consistirá en la
actualización de aquello en lo que, de modo más propio y esencial, consiste "ser
hombre". Y puesto que lo que más esencialmente distingue al hombre del resto de
los animales es la "razón" (el noûs), para el hombre, el bien más elevado, el "bien
supremo", consistirá en la actualización de su "racionalidad" (nóesis). Actúa del
modo más "excelente" o "virtuoso" el que, tanto en el decir como en el hacer o el
actuar, se comporta racionalmente o se conduce como un ser racional. Así pues, en
lo que al hombre se refiere, la "excelencia" o la "virtud" (areté) consiste en actuar
"según la razón". En su famosa Ética a Nicómaco, Aristóteles se expresa a este
respecto en los siguientes términos:
El eudemonismo aristotélico
Según Aristóteles, todo ser natural tiende a la actualización de lo que le es más
propio, de lo que es de modo esencial y, al mismo tiempo, le distingue del resto de
los seres naturales. El fin hacia el que tiende cada ser particular es, por relación a él
mismo, un bien. Así, pues, si hablamos del hombre, el bien consistirá en la
actualización de aquello en lo que, de modo más propio y esencial, consiste "ser
hombre". Y puesto que lo que más esencialmente distingue al hombre del resto de
los animales es la "razón" (el noûs), para el hombre, el bien más elevado, el "bien
supremo", consistirá en la actualización de su "racionalidad" (nóesis). Actúa del
modo más "excelente" o "virtuoso" el que, tanto en el decir como en el hacer o el
actuar, se comporta racionalmente o se conduce como un ser racional. Así pues, en
lo que al hombre se refiere, la "excelencia" o la "virtud" (areté) consiste en actuar
"según la razón". En su famosa Ética a Nicómaco, Aristóteles se expresa a este
respecto en los siguientes términos:
"Todas las cosas obtienen su forma perfecta cuando se desarrollan en el sentido
de su propia excelencia (areté). […] Busquemos, pues, aquello que es propio sólo
del hombre. Hay que dejar de lado, por tanto, la vida en tanto que es nutrición y
crecimiento [puesto que ésta es propia también de los vegetales]. Vendría después
la vida en cuanto sensación; sin embargo, ésta la compartimos también con el
caballo, el buey o cualquier otro animal. Así que sólo queda, finalmente, la vida en
cuanto actividad de la parte racional del alma. […] El bien supremo alcanzable por el
hombre consiste en la actividad constante del alma conforme a su excelencia
característica, [su racionalidad]" (Ética a Nicómaco, I, 6 y 7).
Según Aristóteles, en este cumplimiento de lo que más esencialmente le
corresponde ser, alcanza el hombre la "felicidad" (eudaimonía), que es el fin último
que todos los hombres persiguen. El hombre es feliz cuando realiza el "oficio de
hombre", esto es, cuando se comporta de acuerdo con aquello que le define como
tal, cuando vive "según la razón".
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