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Una Vida Libre de Estrés – El Camino de las Creencias hacia los Valores


Enviado por   •  8 de Abril de 2015  •  1.738 Palabras (7 Páginas)  •  228 Visitas

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ACTIVIDAD TRANSVERSAL PARA TODAS LAS UNIDADES DEL AÑO.

Una Vida Libre de Estrés – El Camino de las Creencias hacia los Valores

Durante las pasadas semanas hemos estado reflexionando acerca de lo que muchos maestros espirituales consideran- desde tiempos inmemoriales- como la “gran equivocación” o “el caso más importante”, de la identidad equivocada.

Con un trabajo de “detective interno” vimos que, todo nuestro estrés comienza cuando perdemos la conciencia de nuestro ser como entes espirituales y nos identificamos con la forma que ocupamos.

Esto deriva en apego a la forma y cuando hay apego hay miedo (miedo de perder, miedo a ser dañado, miedo a que algo se termine) y el miedo es estrés. Esto puede comprobarse dicen, si nos damos el tiempo para meditar, reflexionar y vernos. Sólo entonces podremos ponerlo bien.

Esta semana completamos la trilogía de las reflexiones sobre las posibilidades de tener una vida libre de estrés explorando lo que podemos hacer de forma diferente cuando despertamos de la amnesia espiritual.

Cuando nos consideramos la forma que ocupamos, es decir, nuestro cuerpo, aprendemos a creer que lo que sentimos en la vida ha llegado a través de nuestros sentidos. Aprendemos a creer que la paz, el amor y la felicidad son experiencias/sentimientos estimulados físicamente. Estas creencias entonces hacen que continuamente busquemos fuera de nuestro ser, los estímulos que nos pueden producir sentimientos de paz, felicidad o amor. Es por ello la facilidad con la que muchos de nosotros nos hacemos adictos o dependientes de personas, lugares o cosas. Sí, podemos experimentar alguna clase de amor o de felicidad de los estímulos externos, pero pertenecen a los que son pasajeros, que no tienen profundidad o son poco duraderos. ¡No son los verdaderos! De aquí los hábitos de buscar, desear, e implorar (¡y por esto el marketing!) Y sin embargo si nos preguntáramos qué es lo que más valoramos en nuestra vida, es probable que si tomáramos unos minutos para reflexionar, la gran mayoría de nosotros respondería AMOR en nuestras relaciones, PAZ en nuestro corazón y FELICIDAD en nuestra vida. Estos son los valores esenciales que todos compartimos. Queremos una linda familia porque entonces habría mucho amor y seríamos muy felices. Queremos tener buena salud porque entonces estaríamos en paz y contentos. Porqué queremos? Por que creemos que cuando lo tengamos, entonces seremos felices. No es ninguna sorpresa que aquello que más profundamente valoramos es lo que más ardientemente buscamos.

Si el amor, la paz y la felicidad son nuestros valores esenciales ¿qué es lo que tienen en común? Unos momentos de reflexión, más allá del mundo de los estímulos, nos desvelarán que cada uno de ellos es invisible, intangible, inaudible y muy significativamente, interno. No son objetos estáticos que puedan ser adquiridos. Son no físicos, entonces, qué son ? Existen dentro de nosotros siempre. Sabemos que esto es cierto, porque al menos una vez al año, visitaremos algunos grandes almacenes, compraremos algún regalo, y se lo entregaremos a alguien con amor. En ese momento podemos reconocer dónde reside el amor. ¡No en los grandes almacenes, ni en el regalo o su envoltorio ni en la tarjeta que lo acompaña! sino en el dar mismo, en el ser. Y entonces viene la pregunta obvia ¿por qué gastamos nuestra vida buscando afuera aquello que ya tenemos dentro? Y sabemos que está dentro de nosotros porque cuando damos el regalo ¿quién es el primero que experimenta ese amor cuando está saliendo hacia afuera? Nosotros, tú o yo. Y al recibir el otro ser un regalo con amor y una sonrisa nosotros también generamos un sentimiento de ....¡felicidad! En esencia entonces, vemos que la paz, el amor y la felicidad, no sólo son nuestros valores intrínsecos sino que pareciera que fueran estados intrínsecos de nuestra conciencia que nadie nos puede quitar nunca. Siempre somos capaces de permanecer en paz, de ser amorosos y de estar contentos sin importar lo que esté sucediendo alrededor nuestro. Puede que se requiera de práctica para “estar siempre” en esos estados, en todas las ocasiones, pero es posible. Probablemente esta sea la razón por la cual podamos decir que los hippies de los sesenta, tenían razón, pero no el método correcto.

Entonces, si nuestros valores intrínsecos existen como estados de conciencia dentro nuestro, ¿por qué no los sentimos siempre? Muy simple. Hemos aprendido a “creer” que la única manera de ‘sentirlos’ es ir a algún sitio a comprar algo, ‘tener’ a alguien, comprar alguna cosa o consumir algo. Y sin embargo casi todos tenemos la evidencia de la experiencia que nos dice que lo contrario es cierto, en cuanto más nos llenemos con “algunas cosas” o esos “algos”, más inseguros y vacíos nos encontraremos. También sabemos por experiencia propia, que la única manera de sentir nuestros valores de forma continua, consistente, profunda y auténtica es, compartiéndolos....sin esperar nada a cambio, y esto es lo que todos conocemos como amor incondicional.

Una de las definiciones más simples del estrés es la ausencia de amor en la relación. Es decir que nosotros creamos estrés ( tristeza,

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