Vigilar Y Castigar

VIGILAR Y CASTIGAR

MICHAEL FAUCAULT

Al empezar a leer este libro, fui experimentando una especie de temor hacia los métodos de castigo que usaban en siglos pasados, el suplicio, la humillación pública y cómo fue que esos mismos castigos se fueron reformando hasta llegar a la prisión, pero de la misma manera al continuar leyendo aun así el método cambiara creo que sólo era otra forma de torturar y castigar el cuerpo sin limitarse a este también se tortura y castiga el alma y lo psicológico.

Michael Foulcault nos sugiere el estudio en cuatro aspectos básicos: 1. No centrar el estudios en un aspecto represivo de la pena, considerando el castigo como una función social compleja; 2. Abordar los métodos punitivos desde la perspectiva de la táctica política y no meramente como consecuencia de la ley; 3. Analizar la historia del derecho penal y de las ciencias humanas no como si estuvieran separadas, sino buscar si ambas dependen de un mismo proceso de formación epistemológico-jurídico; 4. Examinarse si el desplazamiento de toda pena del cuerpo al alma, y la inserción de un saber científico en el ámbito penal, implica un cambio en la forma de cómo el cuerpo se ve atravesado por las relaciones de poder.

En el capítulo del suplicio, puedo destacar cómo la tortura llegó a ser un castigo no solamente ocupado en las civilizaciones europeas, sino también en otras, bajo el argumento de castigar, Foucault lo interpreta como un espectáculo punitivo con la intención de intimidar a la población como dice él “desde una perspectiva teatral”, pero hubo un cambio de lo punitivo a lo púdico, se dejó lo teatral por prácticas casi ocultas, aun el castigo fuese el mismo, sólo cambiaba las formas, por ejemplo: la guillotina que causaba menos dolor pero la pena era la misma, pero todo fue modificándose, se apreciaba más el delito desde lo social, el pronóstico cambiaba, las normas también, Foucault hace mención de la demencia que en un principio era castigado por igual, pero después se consideró sólo corregirlo y en ese proceso se van dando nuevas perspectivas y se considera el castigo como una función social compleja es decir todo se vuelve casi político, se le trata de dar a la penalidad una humanización en base a lo científico, entonces los que castigan ose a los jueces son los únicos facultados en poder orientar el castigo y decidir quién castiga, en consecuencia se vuelve un poder.

En el segundo capítulo “Castigo”, me doy cuenta, y Foucault nos lleva de la mano para observar cómo el poder en manos de los jueces se vuelve arbitrario, se vicia sin medida alguna. La necesidad de humanizar estas penas, trajo de la mano una profunda reformación, y con esto las penas no deberían estar a consideración de los jueces y la tipificación de los delitos debía hacerse universal e imponiendo leyes fijas, moderando con

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