Vivencia Suicida

Vivencia Suicida”

La conducta autodestructiva es siempre producto de una situación que se configura en la integración del hombre con el mundo, y que se caracteriza en la integración de cuatro elementos principales: patobiografía del sujeto, que da origen a un perfil de personalidad determinada, el contexto actual y los acontecimientos desencadenantes

Es una reacción circular donde, a veces, no se puede matizar el inicio ni la primacía de los factores. No es una respuesta causa-efecto, sino un cúmulo de vivencias que termina en un callejón sin salida de buscar la propia muerte.

a) “Evento desencadenante”:

d) “Estructura familiar” b) “Personalidad”:

c) “Contexto”:

El Evento Desencadenante, la Personalidad, El Contexto y la Estructura Familiar son los mimbres principales para confeccionar “el cesto” del suicidio. La interacción de estos cuatro elementos y su armonización en una sinfonía trágica, puede dar lugar al acto suicida.

Todo ello constituye una visión longitudinal del fenómeno suicida. Es un corte diacrónico de la vivencia autodestructiva, que indica que la “semilla”, que después germinará como acto suicida, puede estar plantad<a, cronológicamente en los orígenes del propio ser humano.

En cuanto al evento desencadenante, existen acontecimientos psicotraumáticos que afectan a todas las personas de una forma más o menos grave, por ejemplo muerte, enfermedad grave, fracaso escolar (en niños y adolescentes), rupturas sentimentales, etcétera.; todos estos eventos pueden conducir a la autodestrucción si se producen en un medio de cultivo adecuado.

En relación a la personalidad, investigar la personalidad previa del suicida es difícil sobre todo si se produce la muerta como consecuencia del acto autodestructivo. Con un criterio clínico psicodinámico podemos diferenciar dos estructuras de personalidad en los sujetos con tendencias suicidas:

*personas pasivas, masoquistas, en las cuales predomina una inmovilización de las defensas.

*el otro tipo es el denominado “one car accident”, en este grupo de personas lo que predomina es: denegación, mecanismos contrafóbicos y predominio de acción.

En cuanto al contexto, el pre-suicida se siente, generalmente, inmerso en un medio que no lo “contiene”, o al menos él no se siente apoyado o sostenido. Se pueden señalar un amplio espectro de carencias: falta de valores religiosos o humanos, falta de vínculos afectivos, falta de posibilidades para relacionarse en el medio laboral y social, y sobre todo, la falta de un interlocutor válido donde poder compartir las alegrías, penas y proyectos. Se ha señalado como contexto proclive o favorecedor de la vivencia suicida a: aislamiento social y soledad, personas viudas o que viven solas, el desempleo, problemas de pareja, familiares y económicos, etcétera.

Por último, en cuanto a la estructura familiar es la carencia de vinculación afectiva y social la que dificulta el sano desarrollo del sujeto y su posibilidad de ir explicitando todas sus posibilidades. Como resultado de esa carencia de vinculación pueden aparecer anomalías en el desarrollo de la personalidad y, en los casos más graves, cuadros clínicos psiquiátricos.

En la película “La Sociedad de los Poetas Muertos”

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