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Vivencias


Enviado por   •  4 de Marzo de 2015  •  6.137 Palabras (25 Páginas)  •  150 Visitas

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El Éxito

El Rey recibió como obsequio dos pichones de halcón y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara...

Pasados unos meses, el instructor comunico al rey que uno de los halcones estaba perfectamente educado, pero que al otro no sabía lo que le sucedía: No se había movido de la rama desde el día de su llegada a palacio, a tal punto que había que llevarle el alimento hasta allí.

El Rey mando a llamar curanderos y sanadores de todo tipo, pero nadie pudo hacer volar al ave. Encargo entonces la misión a miembros de la corte, pero nada sucedió. Por la ventana de sus habitaciones, el monarca podía ver que el pájaro continuaba inmóvil.

Publicó por fin un bando entre sus súbditos, y, a la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente en los jardines. Traedme al autor de ese milagro, dijo.

Enseguida le presentaron a un campesino. ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres mago, acaso?

Entre feliz e intimidado, el hombrecito solo explico:

No fue difícil, su Alteza: solo corté la rama. El pájaro se dio cuenta que tenía alas y empezó a volar.

El Samurái

Un joven e impaciente guerrero que jamás había perdido una lucha, conocía la reputación de un muy afamado samurái y fue hasta su templo para derrotarlo y aumentar su ego...

Todos los estudiantes se manifestaron en contra de la idea, pero el viejo samurái aceptó el desafío. Juntos, todos se dirigieron a la plaza de la ciudad y el joven comenzó a insultar al anciano maestro. Arrojó algunas piedras en su dirección, le gritó todos los insultos conocidos ofendiendo incluso a sus ancestros.

Durante horas hizo todo por provocar al viejo samurái, pero el viejo permaneció impasible. Al final de la tarde, sintiéndose ya exhausto y humillado, el impetuoso guerrero se retiró. Desilusionados por el hecho de que el viejo samurái aceptara tantos insultos y provocaciones, los alumnos le preguntaron:

- ¿Cómo pudiste, maestro, soportar tanta indignidad? ¿Por qué no usaste tu espada, aun sabiendo que podías perder la lucha, en vez de mostrarte cobarde delante de todos nosotros? - Si alguien llega hasta ustedes con un regalo y ustedes no lo aceptan... ¿A quién pertenece el obsequio? -preguntó el samurái-. - A quien intentó entregarlo, -respondió uno de los alumnos-. - Lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos, -continuó el maestro-, cuando no se aceptan siguen perteneciendo a quien los llevaba consigo.

Aprovecha tu Día

No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido un poco feliz, sin haber alimentado tus sueños...

No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho de expresarte que es casi un deber.

No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.

No dejes de creer que las palabras y la poesía sí pueden cambiar el mundo.

Somos seres humanos llenos de pasión.

La vida es desierto y es oasis.

Nos derriba, nos lastima, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia.

No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el hombre.

No caigas en el peor error, el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes.

No traiciones tus creencias. Todos necesitamos aceptación, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.

Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante. Vívela intensamente, sin mediocridades.

Piensa que en ti está el futuro y en encontrar la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes pueden enseñarte.

No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas...

Autor: Walt Whitman

La Isla de los Sentimientos

Érase una vez una isla donde habitaban todos los sentimientos...

La alegría, la tristeza y muchos más, incluyendo el Amor.

Un día les fue avisado a los moradores que la isla se iba a hundir.

Todos los sentimientos se apresuraron a salir de la isla,

se metieron en sus barcos y se prepararon a partir,

pero el Amor se quedó,

porque se quería quedar un rato más con la isla que tanto amaba antes de que se hundiese.

Cuando por fin ya estaba casi ahogado, el Amor comenzó a pedir ayuda.

En eso venía la Riqueza y el Amor le dijo: Riqueza llévame contigo.

No puedo – le contestó – hay mucho oro y plata en mi barco,

No tengo espacio para ti.

Entonces el Amor le pidió ayuda a la Vanidad: por favor ayúdame.

La vanidad le dijo: no te puedo llevar tú estás todo mojado,

Vas a arruinar mi barco nuevo.

El Amor le pidió ayuda a la Tristeza: Tristeza ¿me dejas ir contigo?

Ella

...

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