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Vocabulario Filosófico


Enviado por   •  2 de Marzo de 2013  •  2.034 Palabras (9 Páginas)  •  733 Visitas

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Agnosticismo: Neologismo derivado del griego "ágnostos" (desconocido), con el que se designa en general toda posición filosófica que niega la posibilidad de conocer lo suprasensible, lo trascendente. El término fue usado por vez primera por Th. H. Huxley , y se asocia más particularmente con toda posición filosófica que niega la posibilidad del conocimiento de Dios.

Ateísmo: Es, en un sentido amplio, la no creencia en deidades u otros seres sobrenaturales. En un sentido más estricto, el ateísmo es la posición que sostiene la inexistencia de deidades. Algunos la definen como una doctrina o posición que rechaza el teísmo, que en su forma más general es la creencia en la existencia de, al menos, una deidad.

Azar: Ausencia de determinación. El azar se opone, así, a la necesidad, en cuanto lo necesario es lo determinado.

Causa: En general, se entiende por causa toda acción capaz de producir un efecto.

Casualidad: Relación de necesidad que se establece entre la causa y el efecto, de modo que si la causa se da es imposible que no se produzca el efecto, y viceversa, dado el efecto es necesario que se haya producido la causa. Tradicionalmente esta relación fue formulada como un principio racional, el principio de causalidad, al que se supuso un valor universal, extendiendo la necesidad de tal relación entre la causa y el efecto a todo el ámbito de la realidad.

Deísmo: Del latín "deus" (dios). Término que comenzó a utilizarse en los siglos XVII-XVIII para referirse a las doctrinas filosóficas o religiosas que defendían la existencia de dios como principio de la realidad, pero despojado de los atributos con que le había revestido el cristianismo: providente, creador, personal, etc. El deísmo mantiene la existencia de un dios que sólo puede ser pensado con los atributos que puede alcanzar la razón natural, prescindiendo de todo dato procedente de la revelación. Entre los que defendieron esta posición podemos citar a Locke, Bayle, Toland, Collins, Woolston y Voltaire. Los deístas coinciden, además, en oponer la religión natural (o racional) a las religiones históricas.

Determinismo: Doctrina filosófica (y también científica, con la posición adoptada por Laplace) que afirma que todos los acontecimientos de la naturaleza están sometidos a la acción de leyes universales de carácter causal, de modo que unos derivan necesariamente de otros según una cadena de causas eficientes. El determinismo niega, pues, que pueda tener lugar una acción libre o por azar en la naturaleza, es decir, una acción que no pueda ser explicada recurriendo a causas eficientes. En general, las concepciones deterministas de la naturaleza suelen estar asociadas al mecanicismo y, en el caso de las acciones humanas, plantean el problema del determinismo moral.

Creación: La creación es la suma de todos los Pensamientos de Dios, en número infinito y sin límite alguno en ninguna parte. Sólo el Amor crea, y únicamente a Su semejanza. Jamás hubo tiempo alguno en el que todo lo que creó no existiese. Ni jamás habrá tiempo alguno en que nada que haya creado sufra merma alguna. Los Pensamientos de Dios han de ser por siempre y para siempre exactamente como siempre han sido y como son: inalterables con el paso del tiempo, así como después de que éste haya cesado.

Dios: En la filosofía kantiana, entidad trascendente y causa del mundo. No se puede conocer su existencia, pero sí postularla a partir de la reflexión relativa al mundo moral.

Dualismo: En general, doctrina que, en cualquier ámbito del conocimiento, apela a dos principios explicativos, irreductibles entre sí, para dar cuenta de la realidad que se pretende explicar. Podemos hablar, pues, de distintos dualismos, según el ámbito en el que nos situemos: religioso, metafísico, científico, psicológico, moral, etc. Es habitual, no obstante, que el término dualismo, sin más adjetivaciones, se utilice preferentemente para referirse al dualismo metafísico, es decir, a toda doctrina que afirme la existencia de dos principios irreductibles a partir de los cuales se explica la existencia y constitución de lo real. La distinción platónica entre la realidad sensible y la inteligible, o la distinción cartesiana entre la sustancia extensa y la sustancia pensante, se consideran formulaciones clásicas del dualismo.

Espíritu: Este término castellano traduce los vocablos griegos "noûs" y "pneuma" y procede del vocablo latino "spiritus". La dimensión inmaterial del alma que nos capacita para la comprensión de las realidades superiores como los valores, la ciencia y lo sobrenatural.

Eternidad: Se dice de eso que no está sometido al tiempo.

Fe: Santo Tomás llama así a la virtud sobrenatural gracias a la cual el entendimiento cree en verdades relativas a Dios.

Fideísmo: Doctrina filosófica según la cual sólo a través de la fe y la revelación divina es posible conocer los principios metafísicos, éticos y religiosos que son inaccesibles a la razón. En oposición a la tendencia racionalista del siglo anterior, el abate Bautain, profesor de Estrasburgo y más tarde en París, defendió la incapacidad de la razón de llegar a las verdades religiosas, las cuales no pueden conocerse si no es exclusivamente por la tradición. Fue condenado el año 1831 y en el Concilio Vaticano de 1870 fueron denunciados los peligros del fideísmo.

Idealismo: Término usado inicialmente en el siglo XVII por algunos filósofos para referirse a la filosofía de Platón, en el sentido en que afirma que la verdadera realidad la constituyen las Ideas, y no las cosas materiales. Con otro significado lo utiliza Kant, para referirse a su propia filosofía, a la que denomina Idealismo trascendental. En este sentido, el idealismo consiste en la afirmación de que el Espacio y el Tiempo no tienen existencia independientemente de la subjetividad humana (de la que son formas puras a priori de la sensibilidad). El término, no obstante, ha quedado asociado sobre todo a la filosofía de Hegel quien, al postular la unidad especulativa de los opuestos (finito/infinito, objeto/sujeto) como estructura dialéctica de lo Absoluto, niega realidad independiente a lo finito, al objeto, que, estando destinado a devenir otro, no puede gozar de existencia autónoma como tal, lo que conlleva aceptar su idealidad, en cuanto mero momento en el desarrollo de lo Absoluto.

Inmanencia: Término, opuesto a trascendencia,

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