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ÉTICA MODERNA - FORMALISMO KANTIANO / ÉTICA CONTEMPORÁNEA

nina20149 de Junio de 2014

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“ÉTICA MODERNA – FORMALISMO KANTIANO / ÉTICA CONTEMPORÁNEA”

INDICE

Pág.

CARATULA 01

DEDICATORIA 02

INDICE 03

INTRODUCCION 04

I. “ETICA MODERNA” 05

1.1 DEFINICION DE ETICA MODERNA 06

1.2 FORMALISMO KANTIANO 06

LA BUENA VOLUNTAD COMO BIEN INCONDICIONADO 06

EL MOTIVO Y LOS FINES DE UNA BUENA VOLUNTAD 07

1.3 AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD 07

1.4 APLICACIÓN DEL IMPERATIVO CATEGORICO 08

1.5 VALORACION 08

1.6 IMMANUEL KANT (1724-1804) 09

II. “ÉTICA CONTEMPORÁNEA” 11

2.1 DEFINICION DE ETICA CONTEMPORÁNEA 12

2.2 UTILITARISMO 14

JEREMY BENTHAM 15

JOHN STUART MILL 16

2.3 MARXISMO 16

KARL MARX 17

FRIEDRICH ENGELS 18

2.4 EXISTENCIALISMO 19

KIERKEGAARD 20

JEAN PAUL SARTRE 20

HEIDEGGER 20

FEDERICO NIETZSCHE 21

CONCLUSIONES 22

BIBLIOGRAFIA 23

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo trata de la Ética Moderna Formalismo Kantiano y de la Ética Contemporánea.

La ética moderna es una nueva y fructífera etapa de la historia de la ética que surge con la modernidad, que inicia con el Renacimiento (siglo XVI, aproximadamente) y se prolonga hasta finales del siglo XVIII y principios del XIX. Se caracteriza por su antropocentrismo: la tendencia a considerar al hombre como el centro de todas las manifestaciones culturales (política, arte, ciencia, moral, entre otras.).

La ética contemporánea se terminara este panorama de la historia de la ética con algunas de las principales corrientes contemporáneas (siglos XIX y XX). En realidad, es difícil determinar los limites cronológicos y el sentido fundamental del pensamiento contemporáneo, entre otras razones porque es un pensamiento que aún se está gestando, desenvolviendo y porque, estando ubicados en la atmosfera intelectual que él forma, falta la perspectiva adecuada para abarcarlo y juzgarlo cabalmente.

CAPITULO I

ÉTICA

MODERNA

1.1 DEFINICIÓN DE ÉTICA MODERNA

La ética moderna es aquella qué domino del siglo XVI hasta el comienzo del siglo XIX. Aunque es difícil de reducir las múltiples y variadas doctrinas éticas de este periodo a un denominador común, podemos destacar la tendencia antropocéntrica de ellas en contraste con la ética teocéntrica y teológico medieval que alcanza su punto culminante en la ética de Kant.

La Ética Antropocéntrica en el Mundo Moderno

La ética moderna se cultiva en la nueva sociedad que sucede a la sociedad feudal del medievo, y se caracteriza por una serie de cambios fundamentales en todos los órdenes, en lo económico se incremente considerablemente las fuerzas productivas en relación con la ciencia moderna, la cual también se relaciona con la producción capitalista, la cual se fortalece una nueva clase social, “la burguesía”. En el orden espiritual la religión deja de ser la forma ideológica dominante y la iglesia católica pierde su papel rector, el hombre adquiere valor propio no solo hablando espiritualmente, si no también corpóreo, sensible, y con el ente de la razón si no de la Voluntad.

1.2 FORMALISMO KANTIANO

La Buena Voluntad como Bien Incondicionado

El punto de partida de Kant es la afirmación de que nada tiene valor comparable a una buena voluntad, aunque no sostiene que la buena voluntad sea el único bien. Introduce el concepto de bonun consumatum para designar el compuesto de buena voluntad y felicidad, que ya es la ostia y supera a todo. Lo que dice es que la buena voluntad es el único bien incondicionado: de todas las otras cosas se puede hacer un mal uso (ser inteligente puede ser una putada si eres un cabrón) si no se guían por la buena voluntad. De la buena voluntad no puede hacerse un mal uso, porque la voluntad (sea buena o no) es la que utiliza, no la utilizada.

El Motivo y los Fines de una Buena Voluntad

¿Qué condiciones ha de cumplir una voluntad para poseer tal valor incondicionado? Está claro que el valor moral de la voluntad no puede estribar en algo externo a ella. Los dos elementos fundamentales del querer son su fin y su motivo, por lo que parece forzoso que en alguno de ellos esté el valor moral de la voluntad. Para Kant, el único motivo que hace moralmente buena es el del deber (ejemplo del comerciante honrado blablablá).

Todo lo que pertenece a la sensibilidad es un hecho contingente y ciego, así que tiene que obtener el refrendo de la razón para obtener autoridad. La pregunta es ¿qué tipo de fines se propondrá una voluntad moralmente buena? Si llamamos “máxima” al principio que guía el querer de un sujeto, podemos reformular la pregunta así: ¿de acuerdo a qué máximas obra una voluntad buena? Kant define el deber como “necesidad de una acción por respeto a la ley”. Ahora bien, en toda ley práctica cabe distinguir dos aspectos:

- Materia: el fin que ordena.

- Forma: universalidad con lo que ordena un fin.

1.3 AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD

¿De dónde procede el que nos sintamos aludidos por los imperativos categóricos? Los imperativos categóricos vienen de la voluntad a la que se sienten sometida. De este modo, la autonomía de la voluntad (capacidad de darse leyes a sí misma) se revela como principio supremo de la moralidad. Kant define la voluntad como “facultad de determinarse a obrar por representación a ciertas leyes”. La voluntad no es otra cosa que razón práctica. Por eso, afirmar que la voluntad es autónoma equivale a decir que se autolegisla.

1.4 APLICACIÓN DEL IMPERATIVO CATEGORICO.

El imperativo categórico exige que obremos de manera que podamos querer que nuestra máxima se torne ley universal de la naturaleza. Se ha de ver que el imperativo se aplica a MAXIMAS, no a normas o acciones concretas. Una máxima es el principio más elevado de los que inspiran una conducta (por ejemplo, no sería “no comer X” o “cuidar de mi salud”, sino “hacer cuanto esté en mi mano para cuidar a los míos”).

Sólo podremos querer que una máxima sea universalizable si no encierra contradicción. Esta contradicción puede ser de dos tipos:

- La idea misma de una naturaleza en donde la máxima fuese universal es lógicamente contradictoria, infringimos un deber perfecto, que no admite excepción.

- La máxima entre en contradicción con sí misma, en ese caso se infringe un deber imperfecto, que sería “prima facie”.

La contradicción salta a la vista si se anticipan las consecuencias de la aplicación universal de cierta máxima, pero esto cuenta con el defecto de que esta consideración tiene materia empírica, lo que no hace justicia al pensamiento de Kant, que intenta excluir todo rastro de empirismo en la moral.

1.5 VALORACION

Hegel realiza su crítica a Kant aludiendo que de la mera condición formal que no se produzca contradicción al universalizar una máxima no se sigue ningún deber en particular a menos que se dé por supuesta una “materia dada desde el exterior”, o sea, un principio que el imperativo categórico no justifica. Kant llegó a recursos válidos en sus deducciones de deberes concretos porque recurrió sin darse cuenta a supuestos materiales. De ser acertada la crítica, habría que rechazar la pretensión del imperativo categórico de erigirse en criterio de la moralidad.

Incluso si damos por bueno el imperativo categórico, la postura kantiana no está libre de problemas. Choca contra la razón moral vulgar en varios puntos:

1) El formalismo dice que la voluntad es buena al obrar por deber y mala al obrar por inclinación, sin otra posibilidad. El saber moral espontáneo determina que hay voliciones moralmente indiferentes.

2) Las leyes morales en el formalismo expresan prohibiciones o permisiones, para la razón vulgar existen leyes que expresan obligaciones positivas.

3) El formalismo condena todas las acciones contrarias al deber por igual, mientras que la razón moral vulgar admite que las infracciones pueden tener varios grados de gravedad.

1.6 IMMANUEL KANT (1724-1804)

Fue un filósofo alemán que nació en la actual Kaliningrado, Rusia (entonces Königsberg, en el Reino de Prusia) el 22 de abril de 1724, y que falleció en la misma ciudad el 12 de febrero de 1804. Es considerado, junto con Platón y Aristóteles, uno de los filósofos que más ha contribuido en asentar las bases del pensamiento occidental, y fue uno de los más influyentes durante el periodo de la Ilustración. Originalmente llamado Emanuel, cambió su nombre tras aprender hebreo. Aunque generalmente se le conoce por sus críticas (La crítica a la razón pura y La crítica a la razón práctica, sobre todo), recientemente han comenzado a valorarse al mismo nivel sus escritos y pensamiento anterior.

Educado en el Colleguim Fredericianum y en la Universidad de Königsberg, pudo adquirir los conocimientos que no recibía en casa, debido al pietismo de su familia, que insistía en el valor de la religión por encima de las ciencias. Se formó así en física y en matemáticas, dedicándose posteriormente a la docencia particular (más tarde obtendría, a raíz de sus publicaciones, un puesto como profesor universitario).

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