Etica Social Contemporanea
yoma1618 de Mayo de 2014
4.772 Palabras (20 Páginas)566 Visitas
ETICA CONTEMPORANEA:
La ética contemporánea se caracteriza por ser una ética que busca los valores laicos que impulsen la convivencia ciudadana desde la perspectiva de la libertad de creencias y el respeto a la diversidad de culturas, religiones, ideologías humanas no dictatoriales.
Una ética cívica que pueda enseñarse desde una educación cívica. Durante el siglo XIX e impulsada por la ilustración, los acontecimientos y el humanismo imperante durante la revolución industrial y a finales del siglo XIX filósofos como Nietzsche su proclama de dios ha muerto, Freud y su teoría de la construcción del aparato psíquico, la necesidad del hombre de crear un dios, las ideas de Marx entre otros acontecimientos sociales y autores de diversos ámbitos. Ciencias que investigan los principios fisiológicos que producen conductas y comportamientos frente a la idea del alma como motor espiritual del hombre se va instalando la idea del cerebro como el verdadero motor.
Todos estos acontecimientos impulsan una ética laica pero no anteiglesia ni anti creencias, una ética que poco a poco se estaba abriendo camino es países Europeos principalmente, España en cambio estaba inmersa en diferentes políticas inestables, y dominada por una fuerte tendencia a un pensamiento católico incapaz de articular una actitud positiva hacia las personas que pensaran de diferente manera o a las personas que no fuesen de su misma iglesia, un pensamiento teológico cerrado y rígido.
Recordemos que para Kraus la esencia del ser supremo, de dios, es el bien, la bondad, no el poder.
Un dialogo importante de ideas y de contrarios como el Krausismo y el positivismo, la razón como alma de la vida, dará lugar a intercambio de pensamientos y desarrollo de ideas nuevas que favorecen, en definitiva, la experiencia humana y la búsqueda de una ética para todos. Un paso sin duda gigante en el camino de la libertad humana ya que impulsa la libertad de creencias y pone en el lugar correcto a las religiones frente a la libertad de elección que defenderán y proclamaran los derechos humanos en el siglo XX.
Una ética para todos y para todas las culturas y civilizaciones donde el principio fundamental es el respeto a la libertad de creencias.
EXISTENCIALISMO:
"Como Sísifo condenado a subir eternamente su piedra, así estamos los hombres, condenados a la libertad de construirnos a nosotros mismos a cada instante."
Como movimiento filosófico, el existencialismo se desarrolló en Europa, primero en Alemania y luego en Francia, a consecuencia de la tremenda crisis provocada por las dos guerras mundiales. El mundo dejó de ser un lugar apacible y el proyecto ilustrado de una humanidad que conquistaría la justicia y el bienestar social con la sola fuerza de su razón fracasó por completo. Ni siquiera la ciencia o la técnica se mostraban útiles para mejorar el mundo. El hombre convertía en instrumentos de dominio y devastación todos los saberes.
Sus máximos representantes: Heidegger y Sartre.
El existencialismo implica que el individuo es libre y, por lo tanto es totalmente responsable de sus actos. En ello, la libertad deriva varias implicaciones como la responsabilidad, en donde el hombre es plenamente responsable del modo de ser que va adquiriendo a lo largo de su existencia. De alguna manera la libertad resulta incomoda, debido a que hay que saber que hacer con ella, por lo tanto será la causa de una gran angustia.
El existencialismo no cree en normas generales válidas para todos, no tiene un sentido de referencia ósea que el hombre bajo sus responsabilidades debe crear sus propias normas.
Tres formas de existencialismo y representantes.
El existencialismo, como movimiento filosófico y literario, pertenece a los siglos XIX y XX, pero se pueden encontrar elementos de existencialismo en el pensamiento (y vida) de Sócrates, en la Biblia y en la obra de muchos filósofos y escritores pre moderno.
1. Un existencialismo de corte pesimista cuyos máximos exponentes serían
Martin Heidegger (1889-1976), Karl Jaspers (1883-1969) y Jean-Paul Sartre (1905-1980).
2. Un existencialismo optimista y teológico, que estaría representado por L. Lavelle (1951), Gabriel Marcel (1973) y Renato Le Senne (1954).
3. Un existencialismo no orientado a ninguna de las dos posturas, que sería el mantenido por Abbagnano, M. Merleau-Ponty, E. Pací y el último Sartre.
Los temas fundamentales del existencialismo.
Las fuentes de las que brota la temática existencialista se encuentran en Kierkegaard, Nietzsche y el vitalismo así como la fenomenología de Edmund Husserl.
1. Definición de la existencia como modo de ser propio del hombre en clara deuda con el pensamiento de Kierkegaard, para los existencialistas lo que propiamente existe es el hombre, no las cosas, que toman su ser en él o a través de él.
El hombre no tiene una esencia que le determine a ser o a comportarse de una manera concreta, sino que él mismo es su propio hacerse, su propio existir.
Existir es sinónimo de hombre. Esto significa que el hombre es libertad y conciencia. Libertad porque el hombre es un modo de ser que nunca es dado de antemano, ni tampoco es puesto por algo o alguien. Conciencia porque la existencia es lo que nunca es objeto, sino aquello a partir de lo cual me refiero a lo otro que no soy yo y con lo que me relaciono, además de conmigo mismo (autoconciencia).
2. Individualismo y particularismo
Lo primario es lo singular y concreto, la existencia humana, pero no en su generalidad, sino en la particularidad de "esta" existencia humana o "aquella otra".
3. Las cosas no existen, "son".
Es desde la existencia humana desde donde se establece el valor y sentido de todo lo real. El objeto al que se dirige la conciencia no existe. Es un "ser-en-sí" (Sartre), caracterizado por la plenitud de coincidencia, la impenetrabilidad y opacidad. Su ausencia de relación rehúye la temporalidad y entra en tensión con la conciencia, "ser para-sí". Ésta desea ser, a la vez, en-sí y para-sí, lo cual equivaldría a ser Dios, algo imposible de realizar (ateísmo).
4. Utilización de la fenomenología como método los existencialistas parten del análisis husserliano de la conciencia, a la que conciben como pura intencionalidad. Toda conciencia es siempre un dirigirse hacia algo; es conciencia de, y por eso se proyecta hacia fuera, hacia el objeto o "ser-en-sí".
La conciencia es "un poder de ser lo que no se es y de no ser lo que se es", una intencionalidad que introduce la nada dentro de ella: cuando conoce al objeto, se diferencia y separa de él (enajenación). Si se intenta conocer a sí misma (autoconciencia) debe convertirse en lo que no es (objeto), creando la nada, siendo nada.
5. Existir es estar en el mundo
El ser del hombre es un ser-en-el-mundo. Pero "mundo" no es un lugar, ni designa la naturaleza. No estamos "pasivamente" en el mundo, sino de manera activa y creadora. La existencia humana consiste en un continuo "quehacer" que tiene que vérselas con "las cosas”, aquello que está a la mano”; en seres, . Mundo es instrumento para que y en el que la conciencia se realiza, el conjunto de relaciones de "las cosas" entre sí y con el hombre.
6. Posibilidad y elección
El hombre es posibilidad abierta, libertad de hacerse esto y lo otro. Elección.
Ahora bien, en la medida en que el hombre está arrojado al mundo, ha de contar con aquello que le es "dado", las circunstancias (tratadas ampliamente por Ortega y Gasset) que limitan sus posibilidades y su libertad. La autenticidad consiste en no renunciar a la libertad bajo ninguna circunstancia: no dejarse caer entre las cosas como una más de ellas (facilidad). El hombre no debe eludir su responsabilidad de obrar libremente, de lo contrario obrará de mala fe y llevará una existencia inauténtica.
La angustia, la nausea, la vergüenza.
La angustia nace de un futuro indefinido, de la falta de esencia, de un horizonte cuajado de posibilidades al que el hombre debe enfrentarse sin ninguna garantía, asumiendo plenamente su libertad de "construirse a sí mismo a cada instante". La náusea de Sartre surge de la falta de propósito y finalidad del mundo y de los hombres. Todo está de más, tejiendo el mismo entramado de lo absurdo del mundo. Ningún teleologismo puede salvarnos porque la idea de finalidad es en sí misma producto de la mala fe: un autoengaño.
La vergüenza es el sentimiento mediante el cual constatamos que existen otros para-sí distintos al nuestro. En su presencia me convierto en un objeto (en-sí), y quedo cosificado y privado de mi libertad. El otro puede pensarme como quiera, anulando mi libertad de ser.
El existencialismo, a través del análisis fenomenológico de la conciencia, abruma al hombre con una pesada carga de responsabilidad, pero también le muestra un camino individualmente creativo de hacerse a sí mismo, a pesar de lo dado o de toda circunstancia.
Existencialismo y literatura
Algunos filósofos existencialistas hallaron en la literatura el camino idóneo para transmitir su pensamiento, y el existencialismo ha sido un movimiento tan vital y amplio en literatura como en filosofía.
El novelista ruso del siglo XIX Fiódor Dostoievski es quizá el mayor representante de la literatura existencialista: Memorias del subsuelo (1864), Los hermanos Karamazov (1879-1880).
En el siglo XX las novelas del escritor judío checo Franz Kafka, como El proceso (1925), El castillo (1926) y América (1927), presentan hombres aislados
...