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Ética A Nicomaco


Enviado por   •  12 de Septiembre de 2011  •  1.590 Palabras (7 Páginas)  •  1.333 Visitas

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ÉTICA A NICOMACO

El pensamiento ético de Aristóteles aparece, recogido en tres obras: Gran Ética, Ética a Eudemo y Ética a Nicomaco. En dichas obras considera a la acción no en cuanto es buena en sí misma, sino en cuanto que conduce a la felicidad o bien del hombre.

Aristóteles distingue el alma del ser humano dos partes fundamentales con sus correspondientes actividades o funciones: parte apetitiva y parte pensante: ``Ethos´´ y ``Dianoia´´

El hombre virtuoso es el mejor de todos que por si solo comprende todas las cosas, es también noble el que sabe oir a los buenos consejos: pero quien no comprende nada por si mismo, ni retiene en su mente las palabras de otro, es un hombre absolutamente inútil.

El bien propio del hombre es la actividad del alma en conformidad con la virtud. La felicidad se alcanza mediante la virtud y cierto aprendizaje o ejercicio que debe ser considerada como una cosa divina.

Existen dos clases de virtud, la dianoética y la ética. La dianoética tiene su origen principalmente en la enseñanza, por eso requiere experiencia y tiempo; la ética, en cambio, procese de la costumbre.

La virtud del hombre será también el hábito por el cual el hombre se vuelve bueno y, por el cual realiza bien su función propia. La virtud, por tanto, es un hábito voluntario y electivo, que consiste en un término medio respecto a nosotros, determinado por la razón y específicamente por aquella razón por la cual decidirá el hombre prudente.

La virtud es un término medio por todo aquello es trabajoso ser bueno y ello es así porque es trabajoso hallar el término medio en toda las cosas. Por ejemplo, si se trata de dar y recibir dinero, el término medio lo constituye la generosidad, siendo la prodigalidad (el derrochamiento) el exceso y la tacañería el defecto.

El hombre es dueño de si mismo por el contrario, actúa mediante elecciones y no impulsado por el hábito.

La opinión se distingue por ser verdadera o falsa, jamás por ser buena o mala, mientras que la elección se distingue justamente por lo último, es decir, por ser buena o mala. Gracias a nuestras elecciones de lo bueno y de lo malo, tenemos un carácter determinado (personalidad y temperamento) pero nunca por nuestras opiniones.

Cuando tomamos una decisión después de haber deliberado, nuestros deseos concuerdan con esta deliberación. En efecto, el bueno juzga bien las cosas y en todas se le muestra la verdad. Lo que más diferencia al hombre bueno es su capacidad de ver la verdad en todas las cosas. Al afirmar que las virtudes son voluntarias, somos en cierto modo responsable de nuestros hábitos y en consonancia con nuestra condición proponemos en un fin determinado.

La virtud del intelecto es la sabiduría, o el conocimiento de los fines de la vida; la virtud de la voluntad es el valor; la capacidad de actuar, y la virtud de las emociones es la templanza, o el autocontrol.

Hablemos ahora de la generosidad, el termino medio respecto de las riquezas. Es mas propio del hombre generoso dar a quienes se debe dar donde se debe. Por esta razón, el reconocimiento o gratitud se tributa al que da, no al que recibe.

La magnanimidad, tiene por objeto grandes cosas, el magnánimo es aquel que tiene grandes pretensiones y es acreedor de ellas.

La generosidad es un término relativo a dar y tomar riquezas. El generoso dará y gastara en lo que se debe y cuanto se debe, tanto en las cosas grandes como en las cosas pequeñas y lo hará siempre con agrado y, del mismo modo, tomara de donde debe y cuanto debe.

Hay común acuerdo en llamar justicia a la disposición que hace capaces a los hombres de practicar lo que es justo, obrar justamente y querer lo justo. Atribuimos el calificativo como justo a todo aquello que tiene una condición capaz de producir y conservar la felicidad y sus constitutivos para la comunidad publica.

Efectivamente, todos están de acuerdo en lo diferente a las distribuciones o repartos, que lo justo consiste en que deben ser realizados de acuerdo con los méritos. De esta manera lo justo es un termino medio entre una especie de ganancia y de perdida en los modos de trato (transaccionales) no voluntarios, un tener lo mismo tanto antes como después.

Del mismo modo, las cosas que no son justas por naturaleza, sino por acuerdo humano, no son las mismas en todos los lugares. Asi también no lo son los regímenes políticos, aunque solo uno es el mejor por naturaleza en todas partes.

El alma tiene dos partes: la racional y la irracional. La racional tiene dos partes: aquella con la que consideramos las cosas cuyos principios no pueden ser de otra manera, y aquella con la que contemplamos las cosas que tienen la posibilidad de ser otra manera. Llamamos a la primera la parte científica y a la segunda, la parte calculativa.

Aquellas disposiciones mediante las cuales el alma

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