Antecedentes Agricolas En El Perú
Homero185 de Agosto de 2014
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Antecedentes de la Actividad Agraria en el Perú
1. Agricultura Prehispánica e Incaica:
El hombre antiguo tuvo la necesidad de transformar el paisaje andino con el propósito de hacerlo más eficiente, esto a través de la realización de grandes obras de infraestructura agrícola; todas ellas destinadas principalmente al uso de sistemas hidráulicos, ampliación de suelos de cultivo, observación geográfica para la predicción y planificación de los calendarios agrícolas, así como una serie de obras complementarias para el almacenaje de productos.
La agricultura andina empleó instrumentos de carácter sencillo debido a que los suelos de los Andes peruanos no son de gran dureza como en otros continentes, y éstos, con un adecuado manejo del agua, pueden ser fácilmente manejables. La principal herramienta fue la chakitaklla, arado pequeño que se trabajaba con el pie y con las manos en labores de siembra, cosecha de tubérculos, aporque y otras actividades.
La agricultura prehispánica se inicia en el periodo Arcaico, hace 5000 años; es el resultado de una recolección selectiva de vegetales en circuitos estacionales; valle-puna en la sierra; mar-loma-valle en la costa, y se reconoce por la siembra de pallares, lagenarias y frutales. En el 3000 a.C. se conocen ya el maíz y el algodón. En el periodo formativo (1800 a 500 a.C.), junto a las antiguas formas de vida, se comienza a desarrollar la agricultura, desplazando a estas últimas según su importancia económica.
En los Andes centro-sur, la cultura Pukara es desplazada por la cultura Tiawuanaku (200 a 1000 d.C.) Con esta se intensifica el uso de camellones y se extiende el uso de terrazas agrícolas hasta los valles occidentales. En el periodo de los Estados Regionales Tardíos (110 al 1420 d.C.) el paisaje andino había sido intensamente transformado por la producción agraria. Se usan extensos y complejos sistemas de riego y fuentes diversas de agua.
A continuación, se explican algunos de los sistemas agrícolas más importantes en el periodo prehispánico, más adelante adoptados en el imperio incaico.
Sistemas agrícolas prehispánicos en la costa:
Agricultura en las chacras hundidas: Se realizaba donde las napas freáticas permiten zonas de humedad a poca profundidad de las superficies arenosas y salinas de los desiertos.
Agricultura en las lomas costeras: Las lomas son bosques de humedad, de carácter estacional, que florecen en los meses de invierno y se secan en el verano. En estas, las sociedades tardías usaron sistemas de captación de agua de las nieblas y de los ojos de agua.
Cultivo en Wachaques: Estos eran estanques en los cuales se cultivaba totora y junco. El agua en estos sistemas podía ser obtenida por canales secundarios que drenaban hacia ellos.
Sistemas agrícolas prehispánicos en la sierra:
Cultivo en andes o terrazas irrigadas: Se usaba en los Andes centrales desde la cultura Huarpa (200-600 d.C.) El cultivo en andenes tenía las siguientes características: incremento de la cantidad de suelo de cultivo; disminución del efecto de la heladas; control de la erosión de los suelos; control de la cantidad y calidad del agua en cada tipo de cultivo y andén; control de la calidad del suelo; necesidad de mantenimiento permanente; entre otras.
Cultivo en camellones o Waru Waru: Eran campos artificiales elevados rodeados por sistemas de canales utilizados para sembrar tubérculos.
Agricultura con sistemas qochas o estanques: Se ubican en el altiplano del Titicaca y son depresiones naturales o artificiales, usadas como estanques con fines de regadío.
En el Tahuantinsuyo, el desarrollo de la agricultura estaba encaminado y bendecido por un importante conjunto de conocimientos agrícolas que fueron trabajados en la época pre hispánica. No obstante, los avances tecnológicos a nivel agrícola no hubieran sido posibles sin la eficiente mano de obra que se encontraba a disposición del Inca.
En este contexto, la importancia de la agricultura llevó a los incas a buscar fertilizantes para sus cultivos. Los abonos que comúnmente se utilizaron reflejaban el adecuado uso de los recursos naturales renovables. Un primer abono consistía en enterrar junto con los granos, pequeños peces como sardinas o anchovetas. Otro tipo de abono era el guano; un tercer recurso renovable provenía del mantillo de hojas caídas de los algarrobos y guarangos.
Los incas concentraron mucha atención y preocupación en temas referentes a la mejora de las condiciones del suelo para la agricultura. Una vez más, el variado clima y la accidentada geografía en la que habitaban, fueron determinantes en la búsqueda de soluciones creativas para hacer frente al problema.
Entre las medidas más conocidas se encuentra la construcción de andenes (usados ya por los pre hispánicos), que durante el gobierno incaico fueron explotados al máximo. Aunque esto demandaba movilizar una gran cantidad de fuerza laboral, el estado inca no presentaba inconvenientes para lograrlo con relativa facilidad.
El uso de camellones también fue recurrente, así como la utilización de sistemas inteligentes de riego (desarrollados también desde la época pre hispánica) como los canales y qochas. Finalmente, el principal producto que cultivaron fue la papa; también, otros tubérculos como la oca, la mashua y el olluco. El maíz era considerado un recurso místico, utilizado con frecuencia para ceremonias religiosas; además, concedía prestigio y era cultivado con fines burocráticos, militares, así como para la ejecución de rituales. Cabe resaltar, además, que la hoja de coca era cultivada también y destacaba por sus cualidades estimulantes; asimismo fue apreciada como objeto de adoración y considerada una planta divina.
2. Agricultura en la Colonia: La transformación inevitable
La agricultura era la principal actividad de las antiguas sociedades andinas. No obstante, la instauración de la Colonia, y el nuevo sistema económico aplicado, produjo la inevitable transformación de esta actividad, cuya importancia fue desplazada por la minería. Después de la muerte de Wayna Capac, se derrumbó la población indígena (fue reducida a la mitad), hecho al que se le suma la distribución de tierras por parte de los conquistadores; esto finalmente apoya el retroceso de la agricultura.
Para asegurar la autosufiencia colonial y lejos de apreciar los logros andinos en las técnicas agrícolas, los españoles establecieron el tributo, que sería pagado con productos occidentales. Es así que la actividad agrícola cambia, de ser una actividad de autosuficiencia pasa a ser una de sostenimiento para la economía colonial.
Paralelamente a esto, mediante la agricultura colonial se introdujeron nuevos productos, lo que generó una clara división en dos grandes grupos: los cereales y las plantaciones. Dentro de los cereales se cultivaron el trigo y el maíz, el centeno y la cebada. Por otro lado, en rubro de plantaciones se encontraba la hacienda azucarera. Con respecto a las técnicas utilizadas en este periodo, cabe resaltar que se siguieron utilizando los andenes y, adicionalmente, la colonia permitió la introducción de una tecnología hibrida, nuevas herramientas y métodos de explotación agraria.
Assadourian señala que el trigo y el maíz eran los cereales más cultivados para la comercialización, ya que el primero formaba parte de la dieta de los españoles y el segundo, de los indios y esclavos. Además, las plantaciones estuvieron dirigidas, básicamente, por la hacienda azucarera, la que mantenía actividades cerradas. Sin embargo, a fines del siglo XVII ocurren hechos que se relacionan negativamente con el cultivo de granos, como es el caso de la minería, que contribuye con el declive de la producción de estos últimos. Asimismo, en 1687 se dio la modificación del paisaje agrario debido a un terremoto y, por otro lado, se desencadena una terrible crisis en las haciendas trigueras, producida por la peste de “la roya”; este último suceso provocó que estas se transformaran en haciendas de plantaciones, rompiendo así el viejo equilibrio agrícola y desatando la crisis generalizada.
Asimismo, dentro de los mayores cultivos comerciales encontramos a los viñeros, los que se expandieron muy rápidamente debido a las condiciones naturales favorables de la tierra. El cultivo del olivo tuvo una expansión muy rápida, debido a que era un producto indispensable para un sector de la población colonial.
Dentro de los cultivos autóctonos se encuentra el ají, el cual tenía se producía a gran escala a su consumo masivo por parte de los indígenas. Igualmente, los tubérculos siguieron manteniendo la calidad tradicional como alimento primario y se cultivaron para la subsistencia y trueque. De igual forma, el tabaco y la yerba mate desarrollo un gran cultivo, debido a su cualidad mágica y medicinal.
Por último, se produjo el boom de la coca en los siglos XVI y XVII, periodo en el que su producción se multiplico hasta 50 veces con respecto que se cultivaba antes de 1532 según testigos de la época, siendo Cuzco la provincia cocalera por excelencia.
3. Agricultura en la República
Luego de la guerra, la agricultura se afectó en gran medida: no había facilidades para el financiamiento, la mano de obra era escasa y la única solución para resurgir la agricultura era a través de la obtención de créditos para el desarrollo de empresas. En los andes, especialmente en el valle de Chicama, existían grandes territorios de caña de azúcar. Un inmigrante alemán llamado Juan Gildemeister compró varias haciendas del valle de Chicama que, posteriormente, se convirtieron en el centro de las operaciones azucareras,
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