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Comercio En La época Colonial - Panamá


Enviado por   •  1 de Octubre de 2013  •  1.197 Palabras (5 Páginas)  •  946 Visitas

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Comercio en la Época Colonial de Panamá

La Feria de Portobelo fue el escenario donde tenía lugar el grueso de los intercambios comerciales anuales entre España y sus territorios del Virreinato del Perú durante más de siglo y medio entre 1606 y 1739 celebrada en la ciudad de Portobello en la actual Panamá. Por aquí pasó la plata procedente de las colonias durante el período de máximo esplendor del Imperio español.

Portobelo era el punto de encuentro de expediciones comerciales provenientes de ambos extremos de los territorios de la corona.

Los galeones eran fletados en la metrópoli con partidas de manufacturas europeas pertenecientes en su mayor parte a mercaderes españoles y que habían de ser vendidas en las colonias. Por motivos de seguridad, estas embarcaciones navegaban armadas, en grupo y escoltadas por buques de guerra.

En Lima la Compañía del Mar del Sur cargaba las mercancías y embarcaba a los comerciantes para trasladarlos a la ciudad de Panamá, con el fin de coincidir con la llegada de la flota procedente de la península. Una vez arribados al istmo, se descargaban los barcos y la mercancía era transportada con mulas a lo largo de la estrecha franja de tierra hasta llegar a su destino en las costas caribeñas.

La principal mercancía era la plata traída de las minas de la América española y, en menor medida, artículos como cochinilla, añil, cuero o cacao. Un alto porcentaje de esta plata había sido recaudada en calidad de impuestos para la Hacienda Real, ya fuera como la parte que le correspondía por ley del total de la extracción de las minas, o como tributos de los súbditos del rey. Por su parte, los mercaderes que acudían a la feria tenían a su cargo los capitales reunidos para la ocasión por los hombres de negocios de las colonias para comprar productos de la metropolí y venderlos después en el mercado americano.

Una vez atracados los galeones, sus bodegas eran vaciadas en la playa y empezaba el comercio con las mercancías. Los oficiales reales eran los encargados de supervisar el volumen y el valor de las mercancías, así de como registrar todos los intercambios con el fin de evitar los fraudes fiscales. No obstante, la confusión reinante y la escasez de efectivos impedían que cumplieran adecuadamente su labor. Además, el peligro de ataques de corsarios o piratas obligaba a que las negociaciones se acelerasen para que la feria no se prolongara excesivamente, lo cual hacía todavía más fácil burlar la vigilancia de los oficiales reales.

Inicialmente a partir de 1544, el intercambio de mercancías se hizo en Nombre de Dios. Sin embargo, desde 1597, esa actividad se concentró en Portobelo, lo que la convirtió en una de las más importantes poblaciones de la América Hispana, constituyéndose en punto obligado para el intercambio de mercadería entre la España y sus colonias, cuyas transacciones superaban los millones de pesos.

Aprovechando la posición geográfica de la población y las condiciones naturales del puerto, durante el reinado de Felipe III, se resolvió estimular las actividades comerciales mediante la realización anual de ferias, en donde se comercializaba de todo género de productos. En todas las calles, plazas y a orillas del mar, se levantaban tiendas de campañas para el almacenaje provisional de la mercadería. Así mismo, existía una Junta conformada por un Almirante Jefe de la Flota de Galeones, un representante del Rey, uno del Consejo de Estado, además del Gobernador y Capitán General de Castilla de Oro, el Presidente de la Real Audiencia, el Jefe de la Plaza de Portobelo y varios representantes de los comerciantes, se trasladaban a Portobelo con el fin de fijar los precios a los artículos, vigilar el cumplimiento

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