DEL ORIGEN DE LOS PUEBLOS DE LOS PRIMEROS POBLADORES
Camila MendesDocumentos de Investigación11 de Enero de 2016
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Colegio "De Jesús"[pic 1]
Misioneras Dominicas del Rosario
HISTORIA, GEOGRAFÍA Y ECONOMÍA – 1° AÑO - Profesora Nathaly Chueca Zevallos
LOS PRIMEROS POBLADORES Y EL SURGIMIENTO DEL ESTADO EN EL PERÚ
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PARTE PRIMERA
DEL ORIGEN DE LOS PUEBLOS
DE LOS PRIMEROS POBLADORES
Que trata de la manera cómo el hombre llegó al Perú, de las cosas que encontró y de cuáles eran las características de estos primitivos pobladores y, en fin, de lo que sucedió entre los años 2 000 a 10000 a.C.
En aquel tiempo, los secos desiertos de la costa eran escasos y, en cambio había más humedad y bosques con plantas y animales grandes. En la sierra, las nieves perpetuas bajan hasta muy cerca de los ríos que hoy forman callejones. Y así era en toda la tierra por aquellos años del viejo “pleistoceno”.[pic 3]
He aquí que por aquellos años llegaron a los Andes unos hombres rudos, salvajes; corrían detrás de los caballos y los ciervos, detrás de los mastodontes y los megaterios y quizá hasta detrás de unos tigres con colmillos grandes, como sables. Los ciervos eran veloces y tenían hermosos cuernos que parecían ramas; hoy, casi ya no existen y los caballos han desaparecido, pues los caballos domésticos que conocemos son de origen europeo, es decir, los trajeron los españoles con la conquista. En el “pleistoceno” los caballos eran salvajes y pequeños, todos se extinguieron, de la misma manera como se extinguieron esos gigantescos animales que llamamos “megaterios”, del tamaño de un elefante pero parecidos a los “perezosos” que todavía habitan en los bosques. Los mastodontes vivían en la sierra y sus restos han sido encontrados junto a los instrumentos de los hombres que comieron su carne, en cuevas, especialmente en una llamada Pikimachay, en Ayacucho. Desaparecieron también los “mastodontes”, parientes sudamericanos de los elefantes y, por supuesto, los tigres con diente de sable.
Pero los hombres que llegaron por vez primera a los Andes, conocieron todos estos animales y vivieron de su carne a lo largo de varios milenios. Por cierto, ellos no eran todavía muy hábiles cazadores y sus instrumentos eran rudimentarios; toscamente, cada quien tallaba las piedras que podía encontrar cerca de los ríos, para convertirlas en instrumentos útiles para preparar los alimentos o las pieles de los animales, o para cortar los árboles. No tenían instrumentos para cazar; así pues, los animales que comían eran muertos sin la ayuda de armas especiales, quizá muchos de ellos recogidos ya después de muertos y otros quizá desbarrancados o muertos a pedradas, rodeándolos. No, no era una fácil el obtener alimentos; por eso las raíces de los árboles, los insectos, las lagartijas, algunos gusanos, los ratones, todo sirvió para satisfacer al hambre.
Por los estudios de los etnógrafos, sabemos que en esta tarea vital participaban todos los miembros de la familia, aún los más niños. Pero aun así la tarea era muy difícil. Es que las bandas de los recolectores, no eran muy numerosas; en las más grandes no habían más de tres o cuatro varones adultos y con frecuencia había sólo uno y varias mujeres con sus hijos. Vivían en cuevas o en cualquier abrigo, protegidos del viento y la lluvia. No vivían todo el tiempo en el mismo sitio, de modo que se trasladaban de un lugar a otro, estableciendo campamentos temporales. Fue de ese modo como llegaron a los Andes desde el norte, buscando alimentos, haciendo campamentos, caminando, varios años. Dicen que originalmente vinieron del Asia, por el estrecho de Bering, muy al norte; parece que así fue.
Llegaron a los Andes hace más de 20 000 años, así dice la ciencia; llegaron en un estado inferior de desarrollo cultural, no tenían aún instrumentos especializados para cazar; pero estos “recolectores indiferenciados” no se quedaron aquí tal como vinieron, no. En una época determinada, unos 8 a 9 mil años después, es decir hacia el año 14 000 a.C., comenzaron a hacer “puntas de proyectil” o “de lanza” que sí servían para la caza, pero eso solo fue el preludio de un hecho más importante, que solo ocurrió algunos milenios más tarde…
DE LOS CAZADORES DE GUANACO
Que trata de los hombres que vivían de la caza y la recolección entre los años 10000 a 5000 a.C.; trata de sus costumbres y los lugares a donde ellos tenían residencia.[pic 4]
En unos pocos siglos el ambiente cambió en toda la tierra; los bosques se convirtieron en zonas casi desérticas, los animales murieron, extinguiéndose muchas especies. Desapareció la fauna de los gigantes “mastodontes” y “megaterios”, desaparecieron los caballos y los tigres “dientes de sable”, en cambio en el páramos y los prados una especie más bien “moderna” de auquénidos, el guanaco, crecía en número y reemplazaba a los animales extinguidos, junto al guanaco debía estar la vicuña, ambos descendientes del “paleo-lama”, extinto habitante de los Andes durante el pasado “pleistoceno”. Modernos cérvidos, que ahora llamamos “tarucas”, con otros venados más pequeños y roedores como la “vizcacha”, todos formaban un mundo nuevo que afectó notablemente a los hombres primitivos que poblaban el Ande.
No sabemos aún qué pasó; he ahí una laguna en el conocimiento que los arqueólogos deberán resolver; lo cierto es que junto a esta nueva fauna aparecieron también nuevas costumbres y hasta quizá nuevos hombres.[pic 5]
En efecto, en las cuevas y los campamentos abrigados, los cazadores fabricaban finos instrumentos de piedra, especialmente hechos para cazar animales, para ser lanzados como puntas de dardos que penetraban en el cuerpo de los animales y los herían y mataban. Hacer esas “puntas” no es fácil, requiere de una técnica especial y mucha experiencia; hay que saber dónde golpear cada piedra, con qué intensidad y en qué dirección; hay que saber escoger las piedras. No es un trabajo sencillo; requiere de muchos conocimientos. Pero ellos sabían hacerlo, a diferencia de sus predecesores. Los primeros cazadores que hacían estas puntas aparecieron hacia el año 10000 a.C., pero sabemos casi nada de lo que sucedió en los dos milenios anteriores; así pues, no sabemos si los que estaban aquí lo aprendieron de algún otro lugar, si son otros pobladores que quizá exterminaron a los precedentes. Esto aún no lo sabemos, ¡no sabemos!, pero algún día la ciencia lo sabrá.[pic 6]
Hay buenas indicaciones sobre unos cazadores que vinieron del norte, pasando por el estrecho de Panamá, pasando por Quito, algunos de ellos se establecieron en Junín, en Ayacucho y quién sabe en qué otros lugares, mientras otros continuaron su larga caminata hasta llegar al mismísimo extremo del continente, en la Patagonia. Ellos hacían unas “puntas” en forma de pescado, muy hermosas y quizá tenían sus antepasados en unos viejos cazadores de los llanos norteamericanos a los que se conoce con el nombre de “Clovis”, que vivieron entre los años 15000 y 8000 a.C., es decir en el lapso en el que se produce tan importante cambio en el Perú.
En fin, sea cual fuere su origen, ahí están los “cazadores superiores” coincidiendo con la iniciación del periodo “post glacial” que sucede al pleistoceno o “edad de los hielos”.
Es ésta una era de mejor vida para los hombres. Las familias reunidas aún en “bandas” de reducido número, dispusieron, al parecer, de más alimentos, no porque hubieran más animales para cazar y más plantas o insectos para recolectar, sino porque sus instrumentos eran mejores y facilitaban una más regular obtención de recursos. El hombre que puede cazar con dardos, no tiene que esperar que los animales mueran para consumirlos; además no tienen que aproximarse a ellos para matarlos, si sus dardos pueden ser arrojados con un propulsor.
Las pequeñas comunidades de recolectores-cazadores aumentaron así en número y tamaño y ocuparon casi todos los “pisos” ecológicos del territorio, en la costa, los valles y especialmente las “lomas”, sirvieron como asiento de los cazadores; en la sierra, habitaron las altiplanicies y también los valles.
Al igual que sus predecesores, no tenían una habitación estable y permanente, eran trashumantes. Su vida, no transcurría, por supuesto, en un trajinar azaroso, no. Ellos tenían un territorio conocido por el cual hacían un periódico recorrido en el curso del año; de esa manera tenían varios campamentos a los que llegaban en ciertas temporadas. Era una especie de circuito a lo largo de un territorio de caza y recolecta; en la estación lluviosa, cuando hay frutas y maduran los granos y los tubérculos y los animales encuentran pasto verde, se establecían en un campamento en las partes bajas, mientras que en la temporada de sequía el campamento más favorable debía ser el del páramo en donde vivían los guanacos y otros animales, aunque no hubiesen muchas plantas para comer; y entre el páramo y las zonas verdes, boscosas, hay otros lugares que en el curso del periplo debieron servir para campamentos.
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