Educación En El México Prehispánico

A lo largo del tiempo, la educación ha evolucionado. Sin duda muchos aspectos pertenecientes a la educación prehispánica han prevalecido desde aquellos tiempos. En Mesoamérica, surgieron varias civilizaciones que hasta ahora, han realzado el nombre de México alrededor del mundo. A pesar de coincidir en tradiciones, debido a la cercanía que había entre ellas, había constantes guerras.

Es fascinante conocer el legado arquitectónico que estas civilizaciones nos dejaron, pero es aún más sorprendente darnos cuenta de la organización que tenían para impartir educación, las ideologías hacia sus deidades y sobre todo los propósitos de enseñanza.

Para cada cultura del México prehispánico, el concepto de la educación tenía diferente significado, el cual también difiere en algunos aspectos con el concepto que tenemos hoy en día los mexicanos, y no sólo el de la educación, sino también el del trabajo, o una concepción diferente de lo que son los valores y actitudes en los jóvenes y en las mujeres.

En la cultura náhuatl, por ejemplo, el punto de partida del concepto de la educación eran el rostro y el corazón. El carácter moral de este concepto era para enseñar a los niños y jóvenes de esta cultura, el cómo vivir, cómo obedecer a las personas, cómo respetar a sus mayores. Los “rostros sabios y corazones firmes” se formaban, por una parte con una serie de prácticas exteriores principalmente para desarrollar en los estudiantes el sentido de la obligación y responsabilidad, aún en el cumplimiento de quehaceres que aparentemente podrían no tener importancia, “así se iba dando firmeza a la voluntad, o, como decían los nahuas “al corazón” de los educandos” (Portilla, 1958) Es importante destacar que la manera de pensar de las personas náhuatl era admirable, pues consideraban a los maestros como personas realmente respetables, porque un maestro formaba rostros y corazones.

En el México prehispánico, el hogar y las instituciones creadas con fines educativos se complementaban en la tarea de informar y de formar a las generaciones jóvenes, la familia, la comunidad y más adelante las instituciones educativas, respaldaban y cumplían la función de transmitir conocimientos en dos niveles: en el primero, prácticos para la vida diaria y oficios necesarios para la comunidad, además de labores de campo y domésticas; en el segundo nivel, se encuentra la transmisión de códigos de buena conducta, del buen comportamiento hacia el mundo, con los dioses, los mayores y consigo mismos, que incluye la enseñanza, la disciplina, el desarrollo de la voluntad y el esfuerzo para ser mejores, pero no en un sentido de competencia, sino en el de superación persona. La educación se amoldaba espontáneamente a las necesidades humanas y era considerada inviolable, porque respondía siempre al interés concreto y general de la colectividad. Los ideales tradicionales se transformaron en una

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