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El Español En America


Enviado por   •  12 de Febrero de 2015  •  2.483 Palabras (10 Páginas)  •  339 Visitas

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EL ESPAÑOL EN AMÉRICA

INTRODUCCIÓN

Es habitual entre filólogos denominar «español de América» o «español atlántico» a la lengua española que, por razones históricas, geográficas y culturales, se asentó en los territorios americanos de las colonias para diferenciarla, por las causas antes aludidas, del español de la metrópoli antaño, del español peninsular en la actualidad, sobre todo a partir de su independencia de España y de su proclamación como Estados soberanos. La coiné que representa en el momento presente la lengua española como sistema puede ser estudiada y analizada tanto desde la perspectiva diastática como desde la perspectiva diatópica en ambos mundos, sin que por ello encontremos sistemas de comunicación diferentes. Se trata del mismo sistema de comunicación, en especial, en la manifestación escrita del lenguaje. Ninguna lengua viva y usada por los hombres permanece inalterada a través de los siglos, ni siquiera de los años. Esencial es al lenguaje para vivir el cambiar; el cambiar es constitutivo de su funcionamiento, como instrumento que es a la vez de comunicación social y de expresión individual»'.

EL ESPAÑOL EN AMÉRICA

La lengua española en América es lengua oficial en dieciocho repúblicas independientes (México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador, Costa Rica, Cuba, República Dominicana, Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina, Uruguay y Paraguay), en Puerto Rico, Estado asociado a Estados Unidos, y, asimismo, la lengua española es vehículo de comunicación entre la minoría de origen hispano en Estados Unidos. Podemos afirmar que la pujanza del español como sistema de comunicación se halla en el continente americano si atendemos principalmente a su realidad demográfica. En la actualidad, son más de trescientos millones de personas las que se sirven del español en América para cifrar y descifrar el mundo que les ha tocado vivir, para soñar, reír y llorar en el día a día; para amar y morir entre quienes les han visto nacer y crecer. En definitiva, el peso del español en el mundo se ha trasladado del país que lo acunó España a los diferentes paí- ses americanos que lo eligieron como idioma nacional definitivamente unido al grito de independencia2. La lengua española, en su vasta geografía actual, presenta diversos tonos, diferentes acentos, unos más acentuados que otros cierto es, pero todos los hablantes de español no importa su origen, absolutamente todos, cantamos la misma canción. En el mundo de habla hispana las nacionalidades, con sus peculiaridades culturales, sociales e históricas, ofrecen plurales hábitos lingüísticos entre sí, variedad de tonos y de acentos, pero siempre desde la misma melodía. En la sinfonía de lo hispánico tienen cabida múltiples notas. Somos capaces de reconocernos y de comprendernos allá donde nos encontremos. La lengua, y su realidad dialectal, se está equilibrando y regulando: el fenómeno de la urbanización, es decir, el corrimiento migratorio del siglo xx sobre todo a partir de su segunda mitad hacia las ciudades de un lado y de otro, el enorme influjo de los poderosos medios de comunicación: prensa, radio y televisión, tamizan matices y expanden usos y modas, tanto sociales, culturales como lingüísticos, a los cuatro vientos. Conviene, sin embargo, precisar que siempre permanecerán en la pluralidad de nacionalidades que conformamos el mundo hispánico, usos, modismos, neologismos, etc., singulares y peculiares como elementos inherentes y característicos de la forma de ser de nuestros pueblos.

EL ESPAÑOL EN AMÉRICA

El español de América no responde a una uniformidad idiomática, al igual que el español de España, sino que entre los diversos usuarios del idioma podemos reconocer sus diversidades, en primeros lugares nacionales y posteriormente diatópicas y diastráticas. No por ello podemos hablar de una coiné en su conjunto distinta de la que pueda presentar el español peninsular, ya que en la Península coexisten, entre otras, claramente diferenciadas dos subnormas: la castellana y la andaluza.

El número de hablantes de español, por países, es el siguiente: Argentina: 31.030.000; Bolivia: 6.611.000; Colombia: 28.231.000; Costa Rica: 2.569.000; Cuba: 10.246.000; Chile: 12.431.000; Ecuador: 9.577.000; El Salvador: 5.403.000; Guatemala: 6.917.000; Honduras: 4.514.000; México: 79.563.000; Nicaragua: 3.385.000; Panamá: 2.227.254; Paraguay: 3.531.000; Puerto Rico: 3.300.000; Perú: 20.207.000; República Dominicana: 6.560.000; Uruguay: 3.035.000; Estados Unidos: 19.500.000; Venezuela: 19.500.000.

En la actualidad, y desde el registro estándar, asimilado a la norma de cultura, la lengua que fluye de la pluma de los Cortázar, García Márquez, Vargas Llosa, Miguel Ángel Asturias, Neruda, Borges, Octavio Paz, etc., salvo en el lé- xico, tratamientos pronominales, no presenta graves disfunciones respecto de la que fluye de la pluma de los Cela, Delibes, Alberti, García Lorca, Blas de Otero, A. Zamora, F. Umbral, etc. El sistema lingüístico del español sirve de cauce de expresión y de comunicación, es plenamente válido para comunicarse, desde la norma culta, tanto a españoles como a hispanoamericanos sin esfuerzo alguno. La expresión español de América agrupa matices muy diversos: no es igual el habla cubana que la argentina, ni la de un mejicano a la de un chileno... Pero, aunque no exista uniformidad lingüística en Hispanoamérica (debido, sobre todo, al sustrato indígena que los españoles encontraron: quechua, náhuatl, guaraní...), la impresión de comunidad general no está injustificada: sus variedades lingüísticas (aquellas que se separan de la norma culta) tanto desde la perspectiva diastrática (variables socioculturales) cono desde la perspectiva diatópica (variantes geográficas y dialectales) son menos discordantes entre sí que los dialectalismos peninsulares, y poseen, por motivos obvios, menor arraigo histórico en Hispanoamérica. ' Al hablar del español en América estamos hablando de una lengua de comunicación como ya se ha señalado que aglutina a veinte naciones independientes. «La lengua española sigue siendo el sistema lingüístico de comunicación común a veinte naciones, no obstante las particulares diferencias léxicas, fonéticas y, en menor grado, morfosintácticas que esmaltan el uso en unas y otras. Diferencias que se producen entre todos esos países, sin permitirnos establecer dos grandes modalidades bien contrastadas española y americana, por cuanto que, además, existe mayor afinidad entre algunas modalidades americanas y españolas que entre

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