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El Municipio En Las Constituciones Mexicanas

aidafavela265 de Febrero de 2014

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EL MUNICIPIO EN LAS LEGISLACIONES MEXICANAS S XIX

INTRODUCCIÓN

Este trabajo surge de la inquietud por comprobar los elementos de veracidad que sostienen las ideas largamente asimiladas a través de la educación pública en nuestro país y de las yo he sido recipiendaria.

Desde mi formación profesional en la carrera de Ciencia Política ha sabido que la Historia que se escribe, la que se plasma en libros de texto y se transmite a los educandos desde la educación elemental hasta la que es producida en los centros de investigación, corresponde, de una manera general, a la visión de quienes conforman las fracciones vencedoras en determinados periodos históricos.

Por el discurso histórico manejado, pareciera que México ha vivido desde el triunfo del grupo liberal encabezado por Juárez y hasta fines del siglo XX sin tropiezos en un periodo dominado por las ideas de los liberales que durante el siglo XIX vencieron por las armas a los conservadores, que preferían vernos sometidos a un poder extranjero antes que aceptar perder los privilegios de que habían gozado las dos mas importantes corporaciones sociales: la Iglesia Católica y el Ejército.

Un acercamiento más cuidadoso a los documentos históricos, nos muestra que en los procesos históricos los sujetos que los hacen, los grupos a los que pertenecen no son grupos monolíticos y petrificados, sino que existen vasos comunicantes entre ellos y que por lo mismo las ideas que unos y otros sostienen no se separan como el blanco y el negro, sino que para distinguirlas tenemos que conocer los matices grises que las iluminan.

Creo, con Don Jesús Reyes Heroles que el siglo XIX mexicano, no es un siglo de anarquía, sino el de una sociedad fluctuante, en busca de su definición como nación.

No se puede comprender ese siglo de nuestra historia, si no se conocen sus matices, nos dice Reyes Heroles. El llamado grupo liberal no era homogéneo, como no lo eran los conservadores. Entre los primeros existen los igualitarios, como Otero y Zarco y los ilustrados o antiigualitarios como Mora quien por lo mismo podía acercarse y hasta coincidir con el máximo representante del pensamiento conservador: Lucas Alamán, cuyo grupo se fraccionaba entre el apoyo al clero y al Ejército o el intento por controlar al Presidente militar que buscaba consolidar los privilegios de su corporación sobre las demás. El programa conservador promovió la monarquía constitucional y posteriormente apoyó el proyecto de una república centralista, para después promover de nuevo la monarquía de Maximiliano. Sostuvo los privilegios de la Iglesia y de la oligarquía terrateniente, financiera y comercial, frente a los intereses de los medianos propietarios agrícolas, comerciales e industriales, que eran, de acuerdo al proyecto liberal, la única base sólida de una constitución democrática.

De cualquier manera el siglo XIX mexicano está marcado por “las luchas, triunfos y derrotas que mantienen al país fluctuante por un largo periodo entre dos órdenes: el colonial que no se liquida con la Independencia y el que podríamos llamar secularizante, moderno, laico, democrático-liberal, que no nace con ella. Por supuesto que las ideas que por convicción u obedeciendo a intereses de grupos, sectores o clases se manejan, son las que dan la clave de este periodo. Sólo una consideración superficial puede caracterizar a esta época como simple anarquía. Más superficiales son las explicaciones de ellas, que se conforman con encontrar las causas de los trastornos en caudillos, aspirantismo, dominio de los trepadores, para usar vocablos de frecuente empleo en ese entonces. Pobre de un pueblo que tuviera que explicar cincuenta años de su historia con las existencia de meras pasiones y ambiciones personales. La sociedad fluctuante fue consecuencia del choque de intereses colectivos, de ideas, de principios políticos. Se explica más por “las cosas” que por las personas” JRH Tomo II p XII

Esta cita de Don Jesús Reyes Heroles recupera la importancia de los conflictos vividos durante el siglo XIX mexicano. Nos aleja de la tentación de simplificar las interpretaciones y nos obliga a estudiarlas de una manera más profunda y con una visión más analítica.

Esta visión ‘complejizante’ se corresponde con la constante sugerencia del maestro Chirinos de que la historia no es algo que debamos ‘aprender que debemos’ sino dialogar con ella, preguntarnos si lo que nos han contado es verdad y en qué medida.

De manera que entremos en materia.

ORIGEN Y DEFINICIÓN DEL MUNICIPIO

Quisiera partir del origen histórico del municipio y de cómo llegó a tierras mexicanas para ver después de su vigencia en el periodo colonial, cómo fue recuperado por los dos principales grupos que, en el siglo XIX mexicano, tuvieron proyectos encontrados de conformación jurídica, política y social: los liberales y los conservadores.

¿Es el municipio una escuela de democracia? Afirma Eduardo López Sosa que así es, ya que como en ningún otro espacio se observa la participación de todos los integrantes del cuerpo colegiado y de la asamblea deliberante al momento del estudio y la solución de los problemas. (López Sosa. Derecho Municipal Mexicano. p 7)

Iniciemos por el principio. Definamos que es el municipio y cuál es su origen.

La palabra municipio derivada del latín municipium (singular) y este de munus que significa cargo u oficio o función u obligación de hacer algo; y de capio, capere que quiere tomar, adoptar. (L.S. p 7, Pérez de los Reyes p. 283) es decir, ‘tomar la obligación de hacer algo’.

El municipio significa lazo de vecindad y participación en los derechos y cargos comunes” (Mario Colín, en López Sosa p 9) Tiene su origen en la necesidad que tienen vecinos o familias de llevar en común algunos servicios, para lo cual se unen y organizan. Tales necesidades son conservar los caminos, enterrar a sus muertos, construir un templo, establecer escuelas, etc.

En la actualidad el municipio es la entidad política-jurídica integrada por una población, asentada en un espacio físico, que tiene unidad de gobierno y que se rige por sus propios fines; que sirve de base a la división política y administrativa de las entidades federativas, las cuales le otorgan su categoría política, su personalidad jurídica y le reconocen su órgano de gobierno llamado ayuntamiento. (López Sosa p11). Como ente jurídico el municipio es una creación del Estado, que le reconoce vida jurídica a un centro de población sin la cual no adquiere categoría municipal.

El ayuntamiento es el órgano colegiado, deliberante que asume la representación del municipio y está integrado por el presidente municipal, los síndicos, -con tareas jurídicas como la representación en los juicios locales y federales- y los regidores, --que atienden comisiones específicas por ramo-. Es entonces la reunión de los ediles (todos los miembros de una corporación municipal) lo que constituye el ayuntamiento y tanto el presidente municipal, como los síndicos y regidores son electos popularmente.

El municipio surgió en Roma y el derecho municipal escrito data del siglo VI a. C. Sus elementos integrantes eran: territorio, pueblo –que se manifestaba en una asamblea-; un poder organizador, curia, cuerpo deliberante integrado por los magistrados y una legislación propia. Sus características eran: el culto especial a sus dioses , una personalidad propia, la organización derivada de la Lex Julia Municipalis; su propio consejo, curia, comicios y magistrados.

Los romanos llevaron el municipio a la Península ibérica desde el siglo III a C donde permaneció durante la Edad Media, modificándose con el derecho visigótico y árabe, pueblos visigodos crearon el cabildos abiertos y cerrados, mientras que los árabes nos heredaron términos de la vida municipal, tales como alcalde, alguacil, alférez y alhóndiga. Fue durante la reconquista que el municipio se fortaleció y sostuvo las libertades de los mismos municipios españoles frente al poder de los señores feudales. Las comunas formaron ligas formalizadas en un acta que era firmada por el señor feudal o el rey en donde se fijaban obligaciones y derechos y a estos los llamaron fueros y al municipio que lo recibía comuna aforada.

En ese tiempo los hombres libres de una población se reunieron en el concillium o asamblea judicial y eligieron jueces y alcaldes, quienes por un año ejercían las funciones judiciales. Existían dos tipos de cabildos: el abierto , que era la asamblea de toda la comunidad, aunque sólo tenían voz y voto quienes contaban con fuero y el cabildo secular o ayuntamiento, en donde participaban sólo los funcionarios electos.

A partir de principios nacidos de la práctica comercial, los municipios lograron derechos tales como la igualdad de todos ante la ley, la inviolabilidad del domicilio, colaboración de los habitantes en tareas públicas, elegir a los funcionarios y volverlos responsables y que los magistrados electos por cabildo abierto administraran justicia.

Entre 1115 y 1237 los municipios se constituyeron en baluarte del pueblo español que se mostró deseoso de reconquistar sus ciudades del dominio musulmán. Como efecto de la reconquista muchos señores obtuvieron en feudo los territorios recuperados, por lo cual ahora los pueblos tenían que defenderse de este nuevo poder. Los reyes se apoyaron en los mismos pueblos, reconociendo sus derechos, a través de los fueros, para contrarrestar y debilitar el poderío de los señores feudales. Sin embargo los municipios estaban

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