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El Origen Del Hombre Americano


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2012  •  2.348 Palabras (10 Páginas)  •  859 Visitas

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EL ORIGEN DEL HOMBRE AMERICANO: LA TEORÍA POLIGENÉTICA

En los últimos años se ha ido desarrollando en el ámbito científico, la teoría de que el hombre americano haya tenido múltiples orígenes.

La hipótesis inicial, o sea la idea de que grupos de Homines Sapientes atravesaron la pradera de Beringia (el actual estrecho de Bering), hace aproximadamente 14 milenios, no ha sido puesta a un lado, sino que debe ser complementada por otras tesis. Hasta hace pocos años, aunque por puro nacionalismo, muchos estudiosos estadounidenses indicaban el sitio de Clovis en nuevo México como el lugar donde tuvo origen la cultura madre de toda América (hace 13.2 milenios).

Sin embargo en los últimos años, posterior a sorprendentes descubrimientos efectuados en Sur América (Pedra Furada, Brasil, Monte Verde, Chile y la Caverna de Pedra Pintada, en Brasil), sólo por citar algunos, se llegó a la conclusión de que el Homo Sapiens, llegó primero a Sur América y sólo después de varios milenios, a Norte América.

La segunda teoría, llamada la teoría africana, está soportada en los hallazgos de Pedra Furada, en el Piauí (Brasil), estudiado por la arqueóloga Niede Guidon. Fueron hallados huesos humanos que datan de hace 12000 años, que prueban la presencia del hombre en el Brasil actual, contemporáneamente a la cultura Clovis de Norte América. Además algunos restos de hogueras (datadas con el método de carbón 14 y de la luminiscencia), han probado que el sitio fue habitado hace 60 milenios. ¿Quiénes eran los antiguos habitantes del Piauí, y de dónde venían? Según Niede Guidon eran Sapiens arcaicos, no más de algunos miles, cuyo origen era África septentrional, desde donde casualmente habrían llegado sobre embarcaciones rústicas, a las costas del Nuevo Mundo.

Estas consideraciones fueron soportadas por los investigadores Walter Neves y Danilo Bernardo (del departamento de genética y Biología Evolutiva, de la Universidad de Sao Paulo, Brasil), que han identificado, en los cráneos encontrados en el Piauí el tipo humano Sapiens arcaico (presente en África desde hace 130 milenios)

La tercera teoría, que indica el origen del hombre americano en la Melanesia y Polinesia, está soportada por pruebas antropológicas, etnográficas y lingüísticas.

Las primeras se basan en la notable similitud entre varios grupos de indígenas americanos actuales y el tipo humano melanesiano y polinesiano. Para dar un ejemplo se pueden citar los Tunebo de Colombia, que según eminentes estudiosos tienen extraordinarias semejanzas con nativos de la Nueva Guinea, o los Sirionó de Bolivia, que tienen características morfológicas melanesianas. Existen algunas pruebas morfológicas indirectas, como las famosas cabezas Olmecas, de México, o las estatuas de San Agustín en Colombia Meridional, que presentan marcadas características negroides, y por lo tanto melanesianas (o africanas).

Existen además algunas pruebas etnográficas. Respecto a esto el eminente estudioso Erland Nordenskiold ha individuado numerosos instrumentos, usos y costumbres propios de varias culturas autóctonas americanas, extrañamente similares a otros, típicos de etnias de Nueva Guinea, Melanesia y Polinesia, Por ejemplo: cerbatanas, mazos, arcos, flechas, lanzas, tirachinas, puentes de liana, remos, balsas, chozas, cerámicas, morteros, hamacas, mosquiteros, peines, procedimientos textiles, ponchos, estuches fálicos, ornamentos nasales, placas pectorales, sistemas arcaicos de numeración como el quipu, tambores de madera y de cuero, máscaras de madera, tatuajes, uso de piedras de jade incrustadas en los dientes, deformaciones del cráneo y de las rodillas por medio de extrañas vendas y finalmente el uso de conchas como medio de intercambio.

El etnólogo y lingüista francés Paul Rivet (1876- 1958), ha probado además, con profundos estudios filológicos, que los idiomas americanos tienen analogías extraordinarias con los de los indonesianos, melanesianos y polinesianos. Rivet ha estudiado el grupo lingüístico Hoka que comprende la ya extinta lengua Shasta de Oregón, la Chantal del istmo de Tehuantepec, la Subtiaba de Nicaragua y la Yurumangui de Colombia. Comparando la Hoka con las lenguas malesio-polinesianas, Rivet ha encontrado más de 280 semejanzas en los vocablos y en las formas gramaticales.

Resulta muy difícil, una vez admitida la veracidad de tales pruebas, identificar cómo los pueblos melanesianos y polinesianos llegaron a América, cuáles rutas siguieron, y sobre todo dónde y cuándo desembarcaron.

Varios estudiosos han propuesto que, a diferencia de la teoría africana, las migraciones de los pueblos oceánicos se hayan desarrollado en repetidas oportunidades y no ocasionalmente. Los polinesianos de hecho, fueron siempre excelentes navegadores y no parecería extraño admitir que hayan navegado de una isla a otra, probablemente saliendo de Nueva Guinea. Por el estudio de las lenguas indígenas americanas, analizando aquellas que muestran más analogías con las melanesianas, se llega a la conclusión que existieron numerosos desembarcos en muchos lugares: Oregón, México, Colombia meridional, Ecuador. Probablemente estos desembarcos cubrieron un rango temporal que va desde el 12000 hasta el 1000 a.C.

La cuarta teoría que intenta explicar el poblamiento de las Américas, está basada en el hecho de que algunos grupos de Sapiens Australoides, llegaron a América desde Australia hace 6 milenios.

Las pruebas filológicas de esta antigua emigración remontan al 1907, cuando el estudioso italiano Trombetti señaló que los idiomas de la Tierra del Fuego, pertenecientes al grupo lingüístico Chon, propios de las etnias Patagónicas y Onas tenían sorprendentes afinidades con las lenguas australianas. Trombetto halló 93 afinidades de vocablos y reglas gramaticales.

Existen algunas pruebas etnográficas que relacionan a los Australoides arcaicos con los indígenas americanos, por ejemplo con la cultura Fueguina, de la Tierra del Fuego, similar a la de los aborígenes australianos. Ambos pueblos ignoraban la cerámica y la hamaca, y usaban boomerang y cobijas de cuero para cubrirse del frio.

Es difícil determinar la ruta oceánica que fue emprendida por estos antiguos habitantes Australoides para llegar al cono sur del continente americano. De hecho, a diferencia de los Melanesianos y Polinesianos, los antiguos australianos no fueron nunca expertos navegantes y esto complica las cosas.

Si analizamos las corrientes oceánicas del Pacífico, nos damos cuenta que, mientras en el hemisferio norte tienen una circulación en el sentido de las manecillas del reloj, en el hemisferio sur sucede todo lo contrario. Esto explica el que los Melanesianos y los Polinesianos,

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