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IV Jornadas De Estudio Y Reflexión Sobre El Movimiento Estudiantil Argentino Y Latinoamericano

luysx15 de Septiembre de 2013

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IV Jornadas de Estudio y Reflexión sobre el Movimiento Estudiantil Argentino y

Latinoamericano

Ponencia para la Mesa 3: "El movimiento estudiantil del Proceso a la actualidad (1976-2012)"

Título: Historia reciente del movimiento estudiantil de la UBA (1982-2011)

Autor: Yann Cristal

Pertenencia institucional: Facultad de Filosofía y Letras - UBA

Historia reciente del movimiento estudiantil de la UBA (1982-2011)

Los estudiantes son la parte más sensible de la intelectualidad, llamada precisamente así

porque refleja del modo más conciente, decidido y certero el desarrollo de los intereses de clase y

del agrupamiento político de la sociedad en su conjunto. Los estudiantes no serían lo que son si su

división en grupos políticos no se hallara en consonancia con la división en grupos políticos de la

sociedad en su conjunto; “consonancia” no en el sentido de la plena proporcionalidad de los

grupos estudiantiles y los grupos sociales en cuanto a fuerza y al número, sino en el sentido de que

entre los estudiantes tienen que darse necesaria e inevitablemente, los mismos grupos que existen

en la sociedad.

V. I. Lenin. “Las tareas de la juventud revolucionaria”. 1903

¡Qué vivan los estudiantes, jardín de nuestra alegría!

Violeta Parra, “Me gustan los estudiantes”

Están por cumplirse treinta años de las primeras elecciones de Centros de Estudiantes en la

UBA tras la proscripción de la Dictadura. Treinta años en los que el estudiantado universitario

protagonizó luchas muy importantes, desde las de comienzos de los ’80 y las de los ’90 contra la

aprobación de la Ley de Educación Superior, hasta la lucha por la democratización del cogobierno

en 2006 y el Estudiantazo de 2010. La existencia de un período tan prolongado del movimiento

estudiantil de la UBA con funcionamiento legal de sus organizaciones es ya una singularidad en la

historia argentina, pero no se conocen hasta el momento estudios integrales que lo aborden como un

todo coherente: el rol de los estudiantes en la historia reciente de nuestro país parece estar

subestimado o por lo menos poco analizado aún. Por lo tanto, intentaremos mostrar que el

movimiento estudiantil incidió significativamente en el devenir general de la sociedad y la lucha de

clases en la Ciudad de Buenos Aires y la Argentina desde la “vuelta de la democracia”.

2

Al mismo tiempo, nos guía un problema práctico. Por distintos motivos, cada nueva generación

de estudiantes universitarios desconoce buena parte de la historia de las que la antecedieron. No

sólo la historia de la Reforma del ‘18 y otros momentos fundamentales, sino en particular su

historia reciente, que penetra de manera directa en su presente y condiciona su futuro. Por eso, este

trabajo también busca contribuir a que el movimiento estudiantil reponga su historia.

Como primera aproximación a las últimas tres décadas del movimiento estudiantil de la UBA,

realizaremos una periodización señalando sus distintas etapas, sus principales características y los

giros de cada momento al siguiente, en estrecho vínculo con las tendencias de la realidad nacional,

latinoamericana y mundial.

1

1982-1986. De la universidad del Proceso a la universidad alfonsinista

En 1982, el movimiento estudiantil volvió a hacer su aparición pública en la escena política. La

dictadura genocida había impuesto en la universidad una política elitista y retrógrada.

2

En el marco

de un nuevo auge de luchas populares abierto en nuestro país, los estudiantes fueron imponiendo

conquistas importantes. Por ejemplo, la eliminación de los aranceles que tuvo en la “quema de

chequeras” (con las que se cobraba el arancel) su expresión más gráfica. También se rompieron

restricciones al ingreso, incrementándose fuertemente la matrícula

3

, y se lograron conquistas

1

Tomamos como base para este artículo la definición que adoptaría una parte de la tradición marxista (siguiendo a

Lenin) del estudiantado como capa social. Un desarrollo de esta definición en su integración a la realidad argentina lo

encontramos en Laufer, Rodolfo, “Los estudiantes universitarios de la Argentina. Un análisis desde el materialismo

dialéctico” (inédito):

“Definimos a los estudiantes universitarios en la Argentina como una capa social, caracterizada por estar transitando

sus estudios en una institución universitaria con el objetivo de convertirse en profesionales, técnicos o intelectuales, y

su condición predominante de no integrada aún a la producción.

En cuanto a su origen de clase y condición social, proviene de todas las clases de la sociedad argentina;

históricamente ha tenido un peso significativo de la pequeñoburguesía; a la vez, tras la masficación de la matrícula en

las últimas décadas, se incrementó la extracción asalariada dentro de la capa estudiantil.

Su destino social como profesionales, técnicos e intelectuales es un elemento que hace chocar a los estudiantes

universitarios con las clases dominantes, producto de que el destino social que estas pretenden imponerle no responde

a los intereses de las mayorías populares, limita su desarrollo científico, profesional e intelectual y se encuentra con

deficientes condiciones de inserción laboral. (…)

Inmersos en una sociedad argentina caracterizada por la lucha de la clase obrera y los sectores populares contra las

clases dominantes, lucha que se expresa en distintos proyectos universitarios, los estudiantes universitarios en su

mayoría son perjudicados por las políticas de las clases dominantes hacia la Universidad, que limitan su acceso y

permanencia, que impiden la democracia en las decisiones, que imprimen una práctica de enseñanza-aprendizaje

autoritaria, que limitan los contenidos en función de sus intereses, etc.

Por todo lo anterior, pero en particular por el último punto, los estudiantes universitarios de la Argentina en su gran

mayoría tienen una contradicción objetiva y chocan con las clases dominantes y así son objetivamente parte de la

lucha liberadora de la clase obrera y el pueblo. Parte importante, dada su masividad, concentración, grado de

organización, historia de lucha y destino social”.

2

Sólo para ver un aspecto, los ingresantes a la UBA pasaron de cuarenta mil en 1974 a doce mil en 1981 y la cantidad

de estudiantes en la UBA bajó de 159.776 en 1975 a 106.981 en 1983. (Buchbinder, Pablo, Historia de las

Universidades Argentinas. Sudamericana, Buenos Aires, 2005, p. 210). Desde ya, los miles de estudiantes asesinados,

detenidos-desaparecidos y presos, fueron un elemento nodal de esta política.

3

“En 1984, ya los alumnos de las universidades superaban el medio millón, acercándose a la cifra de 1975. En 1985

sumaban 664.000 y en 1986, 700.000”, Buchbinder, Op. Cit., p. 215

3

políticas y democráticas.

4

Al calor de esas luchas, el movimiento estudiantil recuperó sus Centros

de Estudiantes. En 1982, se realizaron elecciones en Psicología, Ciencias Exactas e Ingeniería. Y

finalmente en 1983, en todas las Facultades de la UBA. Franja Morada, brazo estudiantil de la

gobernante UCR, se imponía en 8 de los 13 Centros. A fines de ese año, conquistaba la conducción

de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), que realizaba su primer Congreso del

período.

5

La hegemonía de Franja Morada es inseparable del peso que en aquel momento tenía la figura

de Raúl Alfonsín en amplios sectores de capas medias, en particular de la Capital Federal donde

obtendría más del 64% de los votos en la elección presidencial. Como reconoce un dirigente de la

época “nos presentábamos ante el estudiantado como la Franja Morada, brazo universitario del

Partido Radical, lo cual nos aseguraba atraer a más gente”

6

. En la capa estudiantil, como en varios

sectores de la sociedad pero quizá con más fuerza, predominaba una sensación de optimismo por la

“apertura democrática”. Al mismo tiempo, la Franja Morada de comienzos de los ´80 se presentaba

como el “ala izquierda” de la UCR.

7

El año 1986 marcó el cierre del proceso de “normalización” de la UBA.

8

Un año antes se había

instaurado el Ciclo Básico Común. Si bien propagandizado como un “ingreso libre”, ya en el primer

año mostraba su carácter de filtro: en Medicina, por ejemplo, sólo lo superaban el 29% de los

ingresantes.

9

Al mismo tiempo, la implantación de dos materias obligatorias, “Introducción al

Pensamiento Científico” e “Introducción al Conocimiento de la Sociedad y el Estado”, presentadas

como novedosas por aportar elementos generales

...

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