ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Indigenas Que Habitan Nuestro Pais


Enviado por   •  28 de Mayo de 2015  •  4.579 Palabras (19 Páginas)  •  269 Visitas

Página 1 de 19

Selk'nam

la isla de Tierra del Fuego estaba ocupada por diferentes pueblos: los alacaluf, los yámana o qawéskar, los haush y los selk’nam. Fueron los yámana quienes denominaron a estos últimos con el nombre que luego le adjudicaron los europeos: ona.

Los ona representan la descendencia actual de los más antiguos pobladores de América: fueron cazadores expertos que dominaron las técnicas para vivir en un medioambiente extremadamente frío, con largos y rigurosos inviernos, pero rico en especies naturales.

El contacto de los selk’nam con los hombres blancos fue catastrófico desde el punto de vista humano y material. En la mentalidad de la época, los pobladores originarios eran considerados atrasados y primitivos. Por esta razón los estancieros estaban preocupados por preservar a sus ovejas de estos cazadores. En consecuencia, se instrumentaron variadas formas de exterminio que, en el lapso de pocos años, diezmaron a la población. Para comienzos de 1920, de los 3500 a 4000 selk’nam que, se calcula, vivían en la isla antes de la colonización, sobrevivieron apenas 280.

Además de las consecuencias muy graves que puede tener en una comunidad la masacre repentina de su población adulta –ya que su cultura no puede seguir pasando de padres a hijos–, el reemplazo de sus creencias por la fe cristiana y las prohibiciones para hablar en su lengua, la imposición de costumbres foráneas y el violento racismo y menosprecio hacia lo indígena en general contribuyeron a que se los considerara extinguidos.

Los descendientes de los selk’nam están organizándose para recuperar sus tradiciones y su oralidad en lengua propia. En Tierra del Fuego, la Reserva Tolhuin es un reconocimiento a la persistencia del pueblo selk’nam en la actualidad.

Aónikenk

los pueblos denominados tehuelches se caracterizaron por un gran conocimiento de su medioambiente en el variado paisaje de la región pampeana y la Patagonia. Eran cazadores consumados de las especies autóctonas de la zona, como el guanaco, y sus movimientos en el espacio obedecían en parte a los ciclos de trashumancia de estos animales y a los ciclos de maduración de plantas silvestres –cuyas semillas, raíces y tallos consumían de las más variadas maneras.

Estos pueblos estuvieron sometidos a fuerzas que modificarían su hábitat, sus estilos de vida y sus relaciones con otras poblaciones. Los tehuelches tenían una gran movilidad territorial, incrementada con la aparición de las caballadas como bien de prestigio, cambio y movilidad geográfica. Los contactos e intercambios con los mapuches fueron, progresivamente, intensos y activos, hasta sellarse en las alianzas guerreras que establecieron frente al enemigo común que pretendía ocupar sus territorios.

Ya avanzado el siglo XIX, la expedición militar conocida como La Conquista del Desierto tuvo un efecto calamitoso para la vida de estas poblaciones y para la vigencia de su cultura.

La derrota militar y cultural de los tehuelches los confinó a espacios territoriales cada vez más pequeños y, como los restantes pueblos originarios, los obligó a silenciar su lengua y a ocultar, en muchos casos, sus antepasados indígenas. En la actualidad este proceso se está revirtiendo.

Mapuche

compleja y articulada, que se expresa también en sus formas de liderazgo y prestigio social. Recordemos: antes de resistir la colonización española, pelearon contra el avance de los conquistadores incas. En consecuencia, su organización social debió orientarse también hacia la guerra y las actividades bélicas; y la capacidad organizativa para la defensa y la habilidad de sus estrategas definieron nuevos tipos de liderazgo. Sin embargo, las campañas de exterminio –que culminaron con la dirigida por el presidente Gral. Julio Argentino Roca (entre 1879 y 1884)–, fueron un duro golpe para este pueblo. Al genocidio, que incluyó “el regalo” de los niños y las mujeres a las familias porteñas, le sucedió el intento de destrucción cultural, con el amordazamiento de la lengua original, de sus creencias religiosas y con la supresión de la memoria social.

Sin embargo, el pueblo no solo reinstaló el valor fundamental de la lengua propia como canal de preservación y enriquecimiento cultural, sino que desarrolló un sistema de escritura, en proceso de consolidación y acuerdo entre sus especialistas. Además, en consonancia con su concepción del mundo y de la persona, sus productos culturales contemporáneos contienen un fragmento relevante de esta cosmogonía. Por ejemplo, las guardas de los ponchos no son solo decorativas: cuentan historias poderosas a través de una estética singular. Pero, también, el hecho de haberse forjado un espacio público –como lo es el de la radio o la televisión– hace posible que el mapuche adquiera una voz vigorosa y representativa, no solo para los reclamos de su pueblo, sino también para los de otros pueblos originarios.

Atacama

tempranamente pautas organizativas especialmente adaptadas para desafiar los rigores del clima y las particularidades medioambientales de la región. Los recursos propios provenientes del pastoreo (hilados, tejidos y carnes) y la explotación de los yacimientos de sal constituyeron tradicionalmente el bien de intercambio con otras localidades y pueblos.

Antes de la ocupación colonial, las caravanas o viajes de intercambio precedidos de rituales propiciatorios se realizaban uniendo la puna con la quebrada de Humahuaca y a través de la Cordillera hacia el oeste y el norte. Esa tradición continúa actualmente, pero debió sortear –y aún lo hace– los impedimentos impuestos por la organización de las fronteras nacionales a partir del momento de formación de los Estados como tales.

Atacama (la Baja occidental y la Alta oriental) era parte de Bolivia hasta la derrota de este país en manos de Chile por la Guerra del Pacífico, conflicto que involucró a Perú, Chile y Bolivia entre 1879 y 1883. En 1899 quedaron definidos los límites internacionales, según los cuales casi toda la puna de Atacama quedaba bajo la jurisdicción de Chile, en tanto que una porción de Atacama la Alta se circunscribía a la jurisdicción argentina. Esta última fue organizada como Territorio Nacional de Los Andes desde 1900 hasta 1943. En esa fecha parte de Susques y las zonas de Rinconada y de Cochinoca, pegadas a la Cordillera, formaron parte de la jurisdicción de la provincia de Jujuy; Catamarca incorporó a Antofagasta de la Sierra; y Salta, a San Antonio de los Cobres.

Estas divisiones administrativas obstaculizan de diversas maneras las actividades y organización del pueblo atacameño. En el plano internacional, las tradicionales caravanas tropiezan

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (30.2 Kb)  
Leer 18 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com