La Escolastica En Europa Y Su Influencia En America Latina

encontraba muerto en vida, su economía era ya claramente inferior a la británica, su ejército ya no estaba al nivel de las potencias europeas y era incapaz de contener la invasión napoleónica, además de que su política monárquica, aun y contando con cierta ‘modernización’ que había implementado la dinastía de los Borbones, resultaba ser anacrónica ante las revolucionarias formas burguesas que Francia, Inglaterra y los Estados Unidos estaban desarrollando. En fin, que España y su organización imperial resultaban obsoletas y vulnerables ante el empuje de las potencias noroccidentales, las cuales se mostraban interesadas en sacar provecho de su debilidad económica, a sabiendas de que ya no podría mantener una hegemonía exclusiva sobre sus colonias americanas, por lo que éstas podrían ser incorporadas a su área de influencia mercantil.

En tales circunstancias la invasión francesa a España propició una coyuntura que hacía factible, tanto la actualización del sistema político hispano, como la posibilidad para las colonias de separarse de su metrópoli. Y así fue que la Constitución de Cádiz en 1812 estipuló leyes de corte liberal en las cuales se revela la secuencia del atraso hispano para con las potencias burguesas. Entonces: la Constitución española remeda a la francesa y luego la mexicana la retoma. Dándose un problema cardinal en el ejercicio de copiar modelos más desarrollados, que se irán imponiendo en el mundo sin que sean un producto emergido de las características propias de la sociedad que lo retoma, sino elementos ajenos a su idiosincrasia que se vuelven preponderantes debido al predominio internacional que ejercen las modernas potencias europeas.

Así pues, en la misma Constitución de Cádiz se observa el desfasamiento y la inadaptabilidad que se da entre el original y la calca; además de obrar con atraso, presentándose un problema entre lo formal y lo factible.

Aunque la Constitución española era de avanzadas tendencias liberales, dentro de las formas de gobierno estaba atrasada, pues ya se había experimentado la imposibilidad de gobernar bajo una tan completa división de poderes. Esta deficiencia se traducía en críticas continuas a la falta de un cuerpo intermedio, moderador entre el trono y la cámara popular, propia para disminuir los arranques impetuosos de la cámara electiva y mitigar las intervenciones ilegítimas del poder ejecutivo.[1]

Siendo notable el hecho de que en la amalgama que se establece a fortiori entre una forma y otra se insertan agregados disímiles para con el modelo original, significando un problema de desfasamiento, copia mal hecha e inadaptabilidad. Es el caso específico de un agregado que se presenta como retrógrado: la vigencia de la religión católica que desentona con el espíritu laico de las constituciones burguesas, las que intentaban reducir el poder del alto clero en asuntos político-economicos. Pero dada la relevancia de la jerarquía católica en las sociedades hispano parlantes, la disminución de su poderío no fue un asunto que se pudiera resolver de manera expedita.

Entonces, el problema de fondo que aquí se enuncia consiste en la imposibilidad de transformar una sociedad por decreto, máxime si lo que se hace es calcar modelos más desarrollados, pero que le son ajenos, aceptando con ello la necesidad de emular a países que encabezan el desarrollo mundial, sin que ya se pueda presentar procedimientos alternativos, con los cuales se estuviera en condiciones de contraponerse y competir con igualdad de fuerzas, sino que los pueblos hispanos han quedado rezagados y dependientes de las potencias septentrionales.

Tras

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