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La Gran Depresión


Enviado por   •  10 de Abril de 2014  •  2.566 Palabras (11 Páginas)  •  402 Visitas

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En el periodo del Maximato, las grandes promesas de la revolución aún no encontraban cabida en el sistema. El reparto agrario, la justicia social, el bienestar de los trabajadores, seguían siendo parte del discurso de los gobiernos, pero no eran realidades consumadas. En parte, por razones políticas internas en el grupo en poder, pero también por el contexto internacional que México enfrentó. El aspecto económico es un ejemplo de esto: las relaciones de la inversión extranjera en ciertos sectores, la balanza comercial y las finanzas, tanto estatales como privadas, fueron determinantes para el desarrollo del país.

La Gran Depresión fue causada por una caída del mercado accionario en 1929 que implicó una huida de ahorros, lo que llevó a numerosos bancos a no poder afrontar las deudas y a la disminución de la capacidad financiera del sistema. Esto condujo a un choque negativo en la producción estadounidense que redujo su Producto Interno Burto (PIB) en un trienta por ciento y aumentó el desempleo en casi veinte por ciento.2 Sus magnitudes fueron mundiales pues el sistema internacional financiero se basaba, en gran medida, en préstamos de los bancos afectados. Las causas y desarrollo de esta crisis rebasan los límites de estudio de este trabajo y por ello no se abundará más en el tema.

La economía mexicana estaba ligada en ese momento a la estadounidense de varias maneras. Las exportaciones de materias, sobre todo de minerales, que constituían el sesenta por ciento del total, ocupaban un importante lugar en la balanza comercial. Además, los flujos de capitales provenientes de la nación vecina eran los más importan- tes para el país. La crisis tuvo un impacto sustancial en la minería, pues se redujo la pro- ducción y la cantidad de trabajadores a más de la mitad; sin embargo, los mineros solo representaban tres por ciento del total de obreros. Disminuyó la demanda norteame- ricana por materias primas y bienes manufacturados y el gobierno de Herbert Hoover impuso medidas restrictivas de comercio: altos aranceles y otras leyes proteccionistas, lo que afectó negativamente la balanza comercial. El impacto de la gran depresión para México fue muy grave. En cifras, entre 1929 y 1932, el PIB real cayó en un 17.6%; lo que representó una caída anual de 4.7% durante los tres años.3

Independientemente de la crisis, la situación de la economía mexicana no estaba en su mejor etapa. La producción iba en disminución desde la crisis interna de 1925, la Gran Depresión solo agravó el problema. Los términos mexicanos de intercambio se habían reducido cuatro por ciento en el periodo de 1926 a 1929, a pesar de la alta demanda externa de minerales.4 La agricultura tuvo cosechas malas en 1929 y en el sector financiero fue donde más se notó el impacto. Las consecuencias fueron el enca- recimiento de los préstamos y, debido a que el tipo de cambio del peso estaba fijo, los productos nacionales no se volvieron más baratos como era de esperarse, lo que generó una distorsión negativa.

El gobierno sufrió el impacto de la crisis en cuanto a recaudación. Los ingresos del go- bierno provenían, en gran medida, de impuestos a la producción interna y en segun- do lugar de impuestos a importaciones. El gasto se manejaba con políticas ortodoxas de presupuesto balanceado. Existía una cantidad de deuda considerable tanto interna como extranjera y la crisis obligó a refinanciarla. Además, al hacer recortes, el gobierno provocó también una disminución de la demanda interna y esto agravó la situación de las empresas.

Como tal el momento más grave de la crisis sucede en el interinato de Emilio Portes Gil en la presidencia, sin embargo, el verdadero impacto fue posterior y es a Pascual Ortiz Rubio a quien le corresponde manejar la situación. Su secretario de Hacienda, Luis Montes de Oca, decidió manejar la crisis a través de las medidas económicas orto- doxas del momento. Estas consistían en disminuir el gasto, no endeudarse y reducir la emisión de moneda. El resultado no fue el deseado, según Aurora Gómez-Galvarriato: “Las políticas fiscales y monetarias restrictivas no hacían más que aumentar los efectos recesivos que provocaba la caída en exportaciones y en los términos de intercambio”.5

Debido a que el gobierno mexicano se empeñaba en mantener el patrón oro, se provocaron huidas del metal ante la incertidumbre, lo que llevó a la creación del Plan Calles en 1931. Este constó en una reforma al sistema monetario que desmonetizó el oro para circulación interna, permitió su libre exportación y estableció el peso de plata como unidad del sistema monetario nacional. Además, dejó fluctuar al peso, dándole un respiro a la economía. El Banco de México se convirtió en el único emisor de billetes y definió las funciones del Banco Central como una institución de control económico por parte del Estado, dejando así de prestar funciones de banco privado. A pesar de ello, las políticas monetarias seguían siendo restrictivas, mismo que acentuó el impacto de la crisis.

Es importante mencionar la tangencia entre economía y política que el Plan Calles explicitó. El último caudillo de la revolución seguía siendo el actor unificador, el perso- naje que daba confianza, seguridad y el tomador de decisiones. Su llamada omnisapien- sia era aún incuestionable por muchos personajes y en este momento de crisis económi- ca, él infundió confianza a los inversionistas y empresarios. Testifica esto Alberto J. Pani (1950) acerca del Plan Calles:

La primera noticia que recibí de dicha Ley fue la de que había sido iniciada por el secreta- rio de Hacienda bautizándola con el nombre de “Plan Calles” —probablemente no solo con el propósito adulatorio, sino también político: el de matar, antes de que nacieran, las resistencias que pudieran oponérsele.6

Aunque en un inicio el Plan Calles falló en sus objetivos, tuvo un impacto negativo7 y recibió poco apoyo del sector industrial, estas leyes contribuyeron a la recuperación económica que el país viviría los años siguientes.

Seis meses después, como parte de la confrontación interna del Partido entre Calles y Ortiz Rubio, el Secretario Montes de Oca salía del gabinete junto con Áaron Sáenz, Secretario de Industria y Trabajo y Genaro Estrada, Secretario de Relaciones Exteriores, lo que representó una crisis política. Sierra atribuye estos cambios no solo a las tribula- ciones políticas, sino a un “cambio en las orientaciones económicas del gobierno”.8 En su lugar quedaría nuevamente Alberto J. Pani, quien redirigió las finanzas del gobierno. Esta reestructuración del gabinete transparentó el problema de gobernabilidad que ex- perimentaba Ortiz Rubio y vaticinaba el cambio en la presidencia.

Al llegar 1932, siendo Abelardo Rodríguez Presidente de la República y Pani

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