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La Región Chinanteca De Oaxaca. El Medio Geográfico Y Humano


Enviado por   •  23 de Marzo de 2015  •  6.794 Palabras (28 Páginas)  •  378 Visitas

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El medio geográfico y humano

Ana Paula de Teresa Ochoa* y Gilberto Hernández Cárdenas**

La región de la Chinantla

El término Chinantla se utiliza en un sentido amplio para designar la región donde se habla algún dialecto chinanteco. Sin embargo existen distintas versiones sobre la procedencia y etimología de este nombre. A fines de la era prehispánica, en el siglo XV d.C., la región se encontraba dominada por los aztecas; por ello este término se relaciona con el vocablo azteca (o glifo ideográfico) Chinamitl que significa “cercado de pueblos en redondo de la serranía” o “donde hay muchos setos o cercas de cañas”, que remiten a la imagen de un espacio rodeado por montañas. Y, en efecto, barreras naturales conformadas por altas montañas y caudalosos ríos separan al territorio chinanteco de Oaxaca de los grupos étnicos vecinos. La Chinantla ha sido así una zona geográficamente aislada, cuya historia coincide con el área de dispersión de la lengua chinanteca.

Esta región alberga cerca del 10.7% de la selva tropical húmeda que aún se conserva en el territorio mexicano. Se localiza en el norte del estado de Oaxaca e incluye parte de los distritos de Tuxtepec, Choapam, Ixtlán y Cuicatlán. Es una de las regiones más ricas en materia ecológica del oriente del país. Cuenta con una extensión aproximada de 459,367 hectáreas (has) en donde conviven selvas altas, medianas y bajas con bosques mesófilos de montaña. Por su extensión es considerada la tercera zona selvática del país, después de la Lacandona y los Chimalapas. Sin embargo, a nivel del poblamiento, la Chinantla destaca por ser la selva habitada más importante de México.

Las fronteras naturales de la Chinantla se marcan, hacia el oriente, por la llanura costera del Golfo de México. En el límite septentrional, una gran cadena montañosa separa al territorio chinanteco del de los cuicatecos. Esta cordillera corre del norte al este desde Tepeucila hacia Teutila. Al sur la frontera se define por el río Grande que rodea al territorio cuicateco. Cuando dicho río se dirige al este cambia de nombre por el de Santo Domingo y divide a los chinantecos de los mazatecos (Mapa 1).

Al norte la Chinantla limita con la región mazateca, al este con Tuxtepec y el estado de Veracruz, al sur-sureste con la región zapoteca del Istmo y con la cuicateca en lo alto de la Sierra de Juárez. Así, excepto en los tres casos en que la frontera es un río o una llanura, los chinantecos están separados de los grupos étnicos vecinos por barreras montañosas (Bevan, 1987: 20).

La economía de la región se basa en actividades agropecuarias y en el aprovechamiento de algunos recursos forestales. Los principales cultivos son el maíz para el autoconsumo, y en menor medida, café, chile, tabaco, hule y vainilla para el intercambio comercial. El cultivo de maíz se realiza principalmente bajo el sistema de roza, tumba y quema en las laderas de las zonas montañosas con pendientes moderadas y fuertes. Todas las actividades relacionadas con la producción se llevan a cabo manualmente con un muy bajo nivel de insumos, es decir: con una tecnología muy rudimentaria.

Después de un drástico colapso demográfico suscitado a partir de la Conquista, esta región reconstituyó su densidad demográfica. A lo largo de cuatro siglos la Chinantla ha podido recuperar el mismo nivel de poblamiento autóctono que tuvo a la hora del primer contacto con los españoles en el siglo XVI. Actualmente abarca 14 municipios y 258 localidades y su población total es de 25,006 habitantes, de los cuales el 79.6% son hablantes del idioma chinanteco (Mapa 2).

Las condiciones ambientales de la Chinantla permiten dividirla en tres zonas o subregiones definidas por sus características ecogeográficas: la Chinantla Baja, que se ubica en la cuenca del Papaloapan a menos de 400 mts. de altitud; la Chinantla Media, situada entre los 400 y los 1000 mts. de altura; y la Chinantla Alta, en la Sierra Juárez, que se localiza a partir de altitudes mayores a los 1000 mts.. La Chinantla Baja incluye los municipios de San Lucas Ojitlán, San José Chiltepec, Santa María Jacatepec, Ayotzintepec, San Juan Lalana y Santiago Jocotepec. Por su parte, la Chinantla Media abarca los municipios de San Juan Bautista Valle Nacional, San Felipe Usila, San Juan Bautista Tlacoatzintepec, San Pedro Sochiapam y San Juan Petlapa. Finalmente, San Pedro Yolox, Santiago Comaltepec y San Juan Quiotepec son los municipios que conforman la Chinantla Alta (Mapas 3 y 4 y Cuadro 1).

La selva tropical húmeda en México

En sus orígenes, las extensas selvas tropicales húmedas de México llegaron a abarcar 193,298.3 Km2, lo que representa el 11% del territorio nacional (Toledo et al, 1989: 295). A la fecha, éstas han desaparecido en su mayor parte quedando reducidas a sólo 9.4% (18,000.00 Km2) de su extensión original (Rzedowski, 1978: 160).

El área de distribución potencial de la selva tropical húmeda se concentra en la Planicie Costera del Golfo de México y abarca el sureste de San Luis Potosí, el extremo norte de Puebla, la mayor parte de Veracruz y Tabasco, y el norte de Chiapas y el de Oaxaca. También incluye el oriente chiapaneco y la vertiente del Pacífico de la Sierra Madre de Chiapas así como las porciones meridional y oriental de la península de Yucatán (Challenger, 1998: 297).

Las selvas húmedas se cuentan entre los ecosistemas de mayor productividad biológica y diversidad de especies del mundo. Son el centro de una lucha evolutiva en la que se ha desarrollado una compleja gama de defensas, especializaciones y adaptaciones entre predadores y presas, huéspedes y parásitos, competidores por los recursos y rivales por los apareamientos. Según algunos especialistas, este es el escenario en el que se han originado los experimentos más barrocos de la naturaleza (Robinson, 1993: 14-15).

La selva depende del clima aunque paralelamente también ayuda a regularlo. El volumen de precipitación pluvial determina de manera compleja la existencia de la selva húmeda. Las lluvias intensas que caen con regularidad más o menos constante, generan selvas altas y medianas prennifolias que se mantienen siempre verdes; en ellas no se produce un otoño marcado y los árboles no pierden sus hojas en un tiempo determinado. Los diversos climas provocan una diferencia biológica muy pronunciada entre la estación seca y la lluviosa.

La exuberancia de las selvas húmedas de México no radica tanto en la diversidad global de especies como en la diversidad de éstas por unidad de superficie (Mapas 5 y 6).

Su enorme riqueza biológica responde

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