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Langue: La historiografía mexicanista y la hacienda colonial. Balances y reconsideraciones


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2015  •  Resúmenes  •  2.564 Palabras (11 Páginas)  •  590 Visitas

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LANGUE  → “La historiografía mexicanista y la hacienda colonial. Balances y reconsideraciones.”

        Hace una reinterpretación historiográfica sobre la hacienda mexicana abarcando estudios recientes (1998) y propone un nuevo enfoque teniendo en cuenta su relación con otros ramos de la economía y de la sociedad colonial, particularmente de la minería.

- Debate sobre el carácter feudal (visión más antigua) o capitalista/moderno de la encomienda → discusión sobre la “autarquía” y sobre las relaciones sociales al interior de la hacienda → La diversidad de posturas sólo nos permite afirmar que la hacienda NO es una; su diversidad y su dualidad es incluso parte integrante de su definición, por eso se destaca la necesidad del regreso a los estudios regionales.

- Langue afirma que hay que proponer una visión de la hacienda en su globalidad, sostiene que hay que retomar fenómenos olvidados como son lo social y lo jurídico, ya que para él NO se puede disociar lo económico de lo social, como tampoco se puede considerar a los distintos ramos que conforman la economía colonial independientemente unos de otros. Así, el funcionamiento de las grandes haciendas de campo en las zonas mineras (Zacatecas, Guanajuato) sólo tiene sentido si se lo relaciona con un conjunto de actividades que van de la minería al comercio, y su se observa también la integración vertical (tipo holding) realizada por los grandes mineros en sus inversiones. Gracias al control que llegan a ejercer sobre la economía y la sociedad locales, se convierten incluso en los soportes más eficientes de la política de la corona, con un gran sincretismo y convergencia de intereses. Esto no sucede tanto al nivel de los individuos sino de las grandes familias (recodemos que estamos en una sociedad de antiguo régimen, estamental, en la cual la memoria de la estirpe tiene relevancia) y de determinados estratos sociales.

Las tendencias del siglo XVIII. Haciendas y mercados: los nuevos retos → en el siglo XVIII se van conformando los  espacios económicos gracias a las actividades comerciales y a la formación de mercados regionales (cita a Assadourian). Van Young dice que fue la era de las paradojas, sobre todo en la segunda mitad, porque se combinaba el gran auge de las economías mercantiles y prosperidad comercial, con pobres y vagabundos que recorren el campo e invaden las ciudades, motivando la intervención del Estado español.

        Tanto la especialización de las haciendas en algunos productos de alto valor (añil, cochinilla, azúcar) como la estrecha vinculación entre la gran propiedad y la minería, convirtieron a muchas haciendas novohispanas en verdaderos complejos económico y sociales, con características específicas para el XVIII. Langue habla de “complejos productivos integrados”, que significa la asociación en manos de los mismos propietarios, hacendados y grandes mineros a la vez (y a veces banqueros de la plata) de haciendas de campo que abastecen, junto a los centros urbanos vecinos, a las minas y a las grandes haciendas de beneficio de plata, también proveen transporte. → La ubicación en la corriente de intercambios regionales es lo que determina el éxito de las haciendas. → Para el XVIII hay verdaderos empresarios que son precisamente los grandes hacendados-mineros-ennoblecidos.

Haciendas y mercados locales (minas y centros urbanos) → Langue afirma la complementariedad entre los distintos ramos de la economía colonial: agricultura y minas, en una suerte de integración vertical protagonizada por los grandes mineros hacendados. Es sobre todo en el norte de Nueva España donde las grandes haciendas desempeñan un papel fundamental en el abastecimiento de los mercados locales. Al mismo tiempo, las grandes y lucrativas haciendas jesuitas destinan casi la totalidad de su producción (maíz, trigo, azúcar, lana, pulque, ganado) a la comercialización. En el sur, los curacas siguen mediando entre la producción en el marco de la comunidad y la comercialización, asimismo reciben la presión de las grandes haciendas → Langue habla de “Méxicos agrarios”.

        No se puede analizar las pautas de conductas y las prácticas efectivas de los grandes hacendados norteños, a la vez mineros y comerciantes, empresarios modernos y “racionales”, sin tener en cuenta la herencia hispánica que los lleva a tener comportamientos de tipo “tradicional”: “inversiones sociales” o suntuarias, ejercicio de justicia al interior de sus haciendas, la búsqueda de títulos nobiliarios.

- Analiza el caso de las haciendas de monocultivo (pulque, azúcar), más ligadas a las fluctuaciones del mercado, mantenían tierras incultas para responder a esas fluctuaciones. En la mayoría de los casos no tienen características de autosuficiencia (como sí la tienen las norteñas). Ejemplo de haciendas de Morelos (sur) que producen azúcar y deben comprar el maíz para la subsistencia de los trabajadores.

Mano de obra y tenencia de la tierra → continúa existiendo el trabajo compulsivo durante el XVIII: repartimientos, “gañanes” y “naborios”, como condenados y otros reos empleados por la fuerza (a falta de mano de obra) van a poblar tanto las minas como las grandes haciendas de campo. Sin embargo, en las siguientes décadas (+1730) el trabajo asalariado libre, tan desarrollado en el norte, cobra mayor vigencia. Los sueldos se pagaban en dinero, productos de la tierra o manufacturados. Eran menores a los de la minería, pero podían significar hasta el 70% de los costos de producción de una hacienda.

        - Norte (hacendados-mineros) →asalariados libres, mayormente mestizos. ¿Qué dice Langue sobre el “peonaje por deudas”? La mayoría de los estudios considera que surgió por la necesidad de controlar la escasa fuerza de trabajo libre, pero Langue muestra que esto varió en las diferentes regiones. En las minas y haciendas mineras del norte se dio en un sentido inverso, el dueño le debía salarios al peón. Tampoco era importante en esta región la “Tienda de raya”. Producción vinculada a los ciclos de la economía minera.

        - Centro -sur → aunque se presionaba sobre ellas, no siempre se destruyeron las comunidades. Dice Langue que hay que tener en cuenta la participación indígena en la producción comercial y matizar el predominio que le atribuye la historiografía tradicional a la hacienda, además, en muchos casos tuvieron una relación de mutua dependencia, incluso fluida, por ejemplo, para conseguir mano de obra en diferentes períodos estacionales. Hubo resistencias y formas de adaptación a los mercados en expansión que a veces se traducía en desacato o violencia contra la conscripción de trabajadores, la venta a precios inflados de artículos de primera necesidad y la invasión de sus tierras. Por ejemplo en Oaxaca, las presiones ejercidas en el XVIII sobre las tierras, eran resultado tanto del aumento de la población como de la expansión de las haciendas que producían para los mercados urbanos.

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